Después de aquel pequeño trauma, Eli sale triste a la calle con su nueva mochila y su nuevo acompañante pegado a sus talones.
Los podridos no se fijan en los animales y esto era una gran ventaja para nuestra amiga, ahora después de conseguir un buen abastecimiento solo tenía que conseguir un hogar seguro donde pasar los días tranquila.
Decidió buscar un edificio alto, ya que había comprobado que los descerebrados no subían más de dos pisos y retroceder nuevamente sin rumbo.
-Uno de 8 pisos está bien no Kenny?.-dijo mientras miraba a su inocente colega, que me devolvió la respuesta con un movimiento de cola.
Eli se fijó a través de la oscuridad del portal que las escaleras del edificio parecían bloqueadas, pero tampoco con gran esmero, quizás una defensa contra zombis.
-Bueno parece que tenemos vecinos.-el perro se adentro delante de ella y olfateó el aire dando un pequeño ladrido, sin dudarlo se coló por el hueco de la barricada y empezó a ascender escaleras con la nariz pegada al suelo.
-Kenny...- susurro Eli un par de veces, subiendo con cautela detrás de su amigo, sin apenas darse cuenta ya se encontraban en el último piso, dos puertas la A y la B, en la puerta A parecía un piso abandonado, puerta rota, signos de estar completamente desalojado y apenas visible, sin embargo de la puerta B entornada casi del todo, reflejaba algo de luz,era de día por lo tanto las ventanas estaban abiertas, Eli empujó con cuidado y ordenó a Kenny k se quedara ahí fuera sentado al lado de la mochila.
Cargo su ballesta y entró.
El apartamento parecía recogió y tenía signos de que alguien lo ocupaba o lo había ocupado. Llegó a un gran comedor y allí encontró una pila de cosas, agua, comida, mantas, ropa,una mochila y varias cosas más, decidió recular sin hacer ruido y salir de allí, entonces un destello dorado le llamó la atención, allí en una mesita de centro, una botella de cerveza casi intacta permanecía allí cual tesoro de Indiana Jones.
Eli se relamió recordando el sabor fresco de una buena cerveza, mientras bajaba la guardia y la ballesta. Cómo hipnotizada se dirigió hacia la cerveza, extendió su brazo lentamente para cogerla y salir cagando leches de allí.
-No toques mi cerveza!!!-.
Eli dio un respingo y apuntó con la ballesta de donde provenía la voz, un chico con una sudadera le apuntaba con un rifle, tenía a Kenny con el morro atado y lo sujetaba con un cuerda, el animal tiraba con fuerza, pero estaba fatigado por no poder respirar bien.
-Suelta a mi perro hijo de puta, o haré una brocheta con tus huevos.- el chico río y soltó al perro el cual se libero de la atadura de su morro con sus patitas, en ese instante mordió el tobillo del chico el cual hizo soltar el arma y tener a Eli apuntándole en la cabeza en tan solo unos segundos.
-Tranquila colega, el arma no está cargada, coge al chucho o le meto una patada, siento ser grosero pero estás en mi casa y me ibas a quitar la única birra que tengo y eso amiga mía no mola.-
Eli bajo la ballesta y le ayudo a incorporarse, el chico parecía jóven, pero estaba bastante destartalado y lucia una barba desaliñada.
-Me llamo Aiden, si ya se un nombre raro no? Cosas de mi madre, una friki de los videojuegos y tú eres...-
Ella le miró desconfiada y dijo
-Me llamo Eli, y este es Kenny, solo buscamos un sitio para vivir por el momento, lo siento ya nos vamos.-
El chico se quitó la capucha y carraspeó.
-Te puedes... Os podéis quedar aquí, entre mis suministros y los tuyos tenemos para una temporada de tranquilidad, además lo de la cerveza se puede negociar.- Eli notó en su rostro por primera vez en mucho tiempo una sonrisa.
-Esta bien, pero cualquier movimiento en falso y te arrepentirás.-
Aquella noche miraron la manera de cerrar la puerta del todo, contaron los medicamentos y la comida, por fin Eli dejo de sentir ese sentimiento de soledad, ahora solo necesitaba descansar un poco
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Quedate conmigo
HororUna historia apocalíptica, en la que sufrirás por nuestros protagonistas, emoción, miedo, amor, tristeza. Déjate llevar por todo tipo de sentimientos, los zombis no siempre son el peligro.