Los sentimientos. cap 4

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Eli, Aiden y Kenny, llevaban una semana conviviendo y la manera de suministrarse era mejor de lo esperada.
La casa tenía un gran comedor, cocina,tres habitaciones y dos baños, Aiden estaba instalado en el comedor cuando nuestra chica llegó a la vivienda, pero al asegurar bien el portal y la casa, limpiaron todo lo mejor que pudieron y Eli se quedó con la habitación de matrimonio junto con Kenny, la cama era muy cómoda y grande, tenía un amplio ventanal y por supuesto el baño propio.
Aiden se acomodó en una de las habitaciones que parecía ocupaban los invitados, pues solo tenía una cama, un armario y una mesita de noche, no tenía signos de decoración personal, todo esto lo entendieron cuando abrieron la puerta con el nombre de Amanda con letras de madera azul cielo y mariposas, era una habitación para bebe, y lo más triste es que, era evidente que nunca llegó a estar allí, pues lo más terrible de la habitación eran los globos desinflados y una pancarta que yacía en el suelo, que decía "BIENVENIDA A CASA AMANDA" junto con algunos regalos y tarjetas aún por abrir.
Esta escena hizo llorar a Eli desconsoladamente y no volvió a entrar a esa habitación.
El reloj sumergible de Eli que funcionaba a la perfección, marcaba las 04:35 a.m., se levantó para tomar un poco de agua y al entrar en el comedor encontró a Aiden secándose las lágrimas rápidamente y disimulando simplemente que estaba ahí por desvelarse.
-Hola, perdona te he despertado?-, dijo sin mirar directamente a Eli.
-No tranquilo, tenía sed y vine a beber, te ocurre algo tío?.- Eli se sentó a su lado con la botella de agua entre manos.
-A mi? No no.. es solo que recordaba a mi familia nada más, no te preocupes "pelirroja"- dijo esto echándose a reír.
-Que tiene de gracioso? Encontré muchas cajas con ese color y muchas botellas de agua de 5 litros que tu no viste -dijo esto con algo de reproche- y decidí teñirme y cambiar un poco, igual mañana estoy muerta y no quiero dejarme cosas que me apetecen hacer. - soltó un bufido cuando acabó la frase, pero se giró para ver a Aiden y su rostro se había ensombrecido.
-No vuelvas a decir eso nunca vale?. -iba a interrumpir Eli, cuando este se levantó y empezó a decir, mientras irremediablemente lágrimas salían sin parar de sus ojos.
-No digas eso más, ni aun siendo de coña, llevo dos putos años muriéndome de asco solo, me cambiaba de casa solo por hacer algo, y no solo es eso, es que antes de esta mierda de apocalipsis tampoco es que mi vida fuera la ostia, llegas tú de la nada y solo con mirarme ya siento que soy alguien y siento cosas, no te conozco mucho pero en una sola y jodida semana, he sentido algo, es decir levantarme cada día para, hablar con alguien aunque sea de cosas estúpidas, mirar a alguien vivo que me dirige su mirada brillante para contestarme, joder no imaginas lo que valoro el simple echo de que estés aquí con ese perro que te sigue a todas partes y que tu voz suene, tu voz.. -hizo una pausa suspirando y mirando al suelo con los ojos enrojecidos, miro a Eli, ella estaba de pie con la boca abierta y sus ojos también brillaban.
-Tu voz es como escuchar por primera vez esa canción que te deja flipando, como cuando llegas cansado a casa y la cama te recibe cómoda y fresca, adoro oírte Eli, si tú te apagas yo... yo..no...- Aiden rompió a llorar silenciosamente, Eli se acercó a él y se puso de puntillas para darle un fuerte abrazo, este la rodeó con sus brazos y dejó que su pena por todo aquel caos mundial, saliera de su corazón para siempre, Eli simplemente se dejó llevar por el momento y disfruto de aquel abrazo que la hizo sentir bien, echaba de menos la sensación de abrazar a alguien que tenía sentimientos por ella, una sensación muy reconfortante y cálida.
Pasaron unos minutos así y Aiden dejo de llorar, pero ninguno de los dos cedía a dejar de abrazarse, solo se escuchaba la respiración de ambos, una tormenta lejana que se aproximaba y el lamento de los podridos paseando por la calle.
Una vez los dos se sintieron bien y relajados Eli se despegó un poco de el y con un susurro suave y voz temblorosa le dijo al oído:
- Yo también te quiero...-.

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