Corrieron tan rápido como les daba las piernas. Aiden recordaba que la parte de atrás de la gran urbanización habían garajes enormes, con suerte alguno tendría algún tipo de vehículo. A pesar de los malos recuerdos tendrían que entrar por la casa que conocían, aquella casa contenía terribles acontecimientos pero sabían cómo era y que por lo menos carecía de "inquilinos". Sin remedio pasaron por delante de la mole de perro, que arrebato la vida de Kenny, Eli se soltó del brazo de Aiden y se dirigió al cadáver. Lo miro con ira, apollo el pie en el cráneo del animal y tiro de la flecha que aún tenía clavada, luego de esto escupió al suelo y siguió al lado de su compañero.
-Mira Eli, esto tiene pinta de ser la puerta del garage. -la puerta era de metal y estaba entre cerrada y de su interior de podía notar olor a humedad y un toque de aceite para coches.
Aiden abrió con mucho cuidado, una oscuridad propia de la boca del lobo les recibía a ambos, saco la linterna de su mochila y apunto a la oscuridad, un coche todoterreno polvoriento, estaba en medio de aquel habitáculo, Aiden sonrió y cuando fue a dirigirse al coche, Eli le agarró de la camiseta deteniendo su paso, el se giro extrañado y Eli señaló con el dedo tembloroso y la mano todavía manchada de sangre, unas maletas en el techo del coche y algunas caídas en el suelo. El hizo gesto de no saber que pasaba, no lo entendía, entonces algo empezó a sacudir el coche desde dentro. Habían como tres podridos dentro del coche, golpeando las ventanas, gritando con desesperación. A cada movimiento que producían pedazos de carne se desprendían de ellos, el conductor que no dejaba de sacar el brazo por la venta, se había despellejado el brazo por completo.
Eli vómito, luego puso una mueca de horror y dijo:
-La niña... Se iban a dejar a la niña.. -mirando con horror a Aiden, este la abrazo y le susurró.
- Quizás no sea su familia, tal vez ella solo se escondía aquí, tranquila, ahora tienes que ayudarme a sacarlos de ahí y acabar con ellos, te necesito Eli. -dijo el mirándola a los ojos, se dio cuenta entonces del aspecto tan desagradable que tenían, salpicados por sangre seca, llenos de tierra y sin apenas aliento.
Eli asintió mirando su barriga, que aún no presentaba signos de embarazo y que algún día abultaria de manera descomunal.
A parte de la ballesta, solo tenía un hacha de mano, así que tendría que buscar algo mejor, a toda prisa miraron por el garaje, ya que a cada movimiento que realizaban los zombis se ponían más nerviosos.
El conductor, con el brazo prácticamente sin carne, empezaba a quebrar la ventana. Al ver esto Eli se puso en posición y apunto con su ballesta mientras Aiden buscaba desesperado, por fin dio con una palanca y atravesó el cráneo del desesperado zombi, haciendo brotar fluidos de varios colores por la cuenca del ojo. Quedaban dos, como uno estaba en el lado del copiloto y el otro detrás, Aiden le hizo un gesto a Eli para que se preparará, este abrió la puerta y lo que parecía que en su día una mujer, salió del coche cayendo el suelo, sin pensar Eli disparo.
-Vale solo queda el de atrás.- dijo Aiden en voz baja, abrió la puerta y se echó hacia atrás, como antes pero nada salió. Eli esperaba temblorosa, apuntando con la ballesta, pero solo unos gruñidos salían del coche.
Aiden la miro confuso y le hizo un gesto de que no se moviera. Enfoco con la linterna al interior del vehículo y una grotesca imagen quedaría para siempre en las pupilas de Aiden. Un bebé de unos 2 años, atado a la silla del coche, miraba con furia a Aiden sacudiendo sus bracitos putrefactos, le faltaba una de las piernas, uno de los anteriores le abría arrancado, mientras estaba vivo.
Todo aquello se agolpó en la imaginación de Aiden y cayó al suelo prácticamente en shock. Eli al verlo caer se acercó al coche y vio la misma terrible imagen, solo un suspiro salió de su boca y atravesó al pequeño con una flecha.
Tan pronto como su compañero se recupero, admirando la entereza de su novia, retiraron los cadáveres y limpiaron un poco el vehículo, cogieron todas las maletas sin revisar, ya habría tiempo para eso, y salieron de aquel lugar, con un coche de alto coste que no le costó arrancar.
Después de una hora conduciendo, las carreteras parecían más despejadas de vehículos abandonados y de podridos. Ninguno dijo nada en el viaje, después de unas horas y siendo de noche de nuevo un cartel les anunciaba el próximo pueblo.
Las colinas.
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Quedate conmigo
HorrorUna historia apocalíptica, en la que sufrirás por nuestros protagonistas, emoción, miedo, amor, tristeza. Déjate llevar por todo tipo de sentimientos, los zombis no siempre son el peligro.