Las colinas. cap 12

27 1 0
                                    

El pueblo parecía desierto, ni un solo zombi hizo acto de presencia, cosa que incomodaba bastante, parecía pequeño y humilde. Daba la sensación de que los hogareños hubieran desaparecido. Recorrieron el pueblo de punta a punta, solo les llamo la atención una fábrica enorme que estaba algo apartada de las casas. Estaban llegando al final del pueblo y allí fugaz, Eli vio la cara de alguien en la ventana de una casa.
-Para!!!. -grito a Aiden, que dio un frenazo brusco. Al hacer esto la sillita que aún iba sujeta detrás del coche, se soltó chocando contra el asiento del copiloto. Un hedor a sangre seca llegó a sensible nariz de Eli y salió, como no, para vomitar nuevamente.
Aiden salió del coche para sujetarla, cuando recobro el aliento, miro a la ventana donde vio la cara y le señalo.
-Allí he visto una persona, lo juro está allí. - se sentó en el suelo fatigada.
Aiden echo un vistazo, se acercó despacio a la casa, y puso su oreja en la puerta. Entonces su corazón se aceleró al oír unos pasos que iban despacio hacia la salida. Aiden fue al lado de Eli, cojio su ballesta y espero apuntando a la puerta.
La puerta se abrió con lentitud, y una mano temblorosa asomó pidiendo paz. -Sal!!. -grito Aiden
Una anciana de unos 70 años se dejó ver, para llevar tanto tiempo sola no tenía mal aspecto, lucia un vestido abrigado de flores y un chaleco rosa de lana, su pelo blanco estaba enrollado en un abultado moño. Los miro con unos ojos azules desteñidos y con una voz dulce y serena dijo:
-Hijo, baja tu arco, no voy a haceros daño, coge a la chica y pasar dentro, tendréis hambre y sed. -dicho esto se dio la vuelta sobre si misma y se adentro en la casa.
Un poco sorprendidos la siguieron, cerraron tras de si y llegaron al salón de la anciana, Eli de desplomó literalmente en el sofá, haciendo que este crugiera levemente, Aiden miro a la anciana con cara de disculpa, pero ella estaba riendo.
-Siento haberte asustado hija, verás hace mucho que nadie pisa este pueblo, todos marcharon con los muertos andantes, pensé que si me quedaba, podría sobrevivir, después de todo no me queda mucho, aunque eso decimos los ancianos no?. - dijo esto riendo estrepitosamente.
- De que era la fábrica que hemos visto en mitad del pueblo?. -preguto Aiden.
El rostro de la anciana se ensombrecido, pero sin perder su sonrisa dijo:
- Oh!! Esa fábrica la construyeron hace muchos años, es un matadero hijo, allí llevaban a las pobres criaturas para ser ejecutadas, despedazadas y finalmente envasadas para la venta de los supermercados, no hace mucho que dejó de soltar aquel horrendo olor...- la anciana se levantó costosamente del sofá y se dirigió a la cocina. Apareció con pan y mermelada y lo dejo sobre la mesa.
- Comed sin miedo, es todo echo por mí misma, aún conservo el huerto, algunas gallinas y un par de cabras.-
A Eli le llegó el dulce olor de la mermelada y su estómago rugió sonoramente, embarazada y un par de días sin comer, se lanzó sin mirar a nadie. La anciana río gustosamente y Aiden se puso rojo.
- Disculpe señora, llevamos dos días sin comer y bueno... Ella está... Esta embarazada. - Aiden miro a Eli que empezó a comer sin apenas masticar.
La anciana volvió a reír y dijo:
- Tranquilo muchacho, tengo se sobra, comer cuanto gustéis, la cena será mucho mejor, a esta futura mamá le gustará un buen estofado supongo?. -a Eli pareció brillarle los ojos al oír la palabra estofado, imagino un espeso caldo, con pollo o conejo, patatas, zanahoria, guisantes... Su barriga replicó, luego pensó que algo que deseaba comer, era una de las comidas que más había odiado siempre.
Eli dormía en el sofá con la boca llena de mermelada y daba pequeños ronquidos, mientras Aiden comentaba con la anciana sus infortunios.
Esta miro su viejo reloj y dijo a Aiden:
-Joven son las 5, voy a dar mi vuelta de siempre, si no mis piernas no resistirían tan bien, cuida de la casa y de la chica, no te preocupes será breve, si tiene más hambre cuando despierte hay magdalenas de ayer en la despensa. - dicho esto cogio su garrote y sin dar tiempo a reaccionar a Aiden salió por la puerta.
Eli dormía profundamente, su chico la miraba, contemplando lo guapa que era, paro la mirada en su barriga y parecía algo más hinchada de lo normal, como cuando tienes gases, pero no dejaba de ser un embarazo, una sonrisa apareció en su demacrado rostro, varias cosas le pasaron por la cabeza, incluso bajo aquella tranquilidad, hacer el amor sería maravilloso, pero no sabía cuándo volvería la anciana, de este modo se levantó a dar una vuelta por la casa y a echar un vistazo por las ventanas. Un espesa niebla cubría las calles, se empezó a impacientar por la anciana, cuando una silueta emergía de la niebla, era la anciana con su balanceo, que se dirigía a la casa, pero una parte de su falda estaba llena de sangre. Aiden dio un respingo y salió a toda velocidad a recibirla.
- Tranquilo hijo, un muerto salió a mi paso y le di un buen garrotazo, no te preocupes estoy bien. - dijo esto alzando la falda, dejando ver que no había ningún mordisco.
-Vamos muchacho, que os preparo la cena. -
Con la boca abierta por la sorpresa Aiden echo un ligero vistazo hacia atrás y entró en la casa, asegurando bien la puerta.

Quedate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora