No mires cap.5

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Hace más de tres meses que Eli y Aiden convivían sin problemas, hacían muy buen equipo junto con Kenny.
Al llegar el invierno, decidieron trasladarse a una casa de campo, donde se sentían más seguros con el cercado y tenían una buena chimenea donde aplacar el frío.
Desde el día del abrazo Aiden no sintió ni pena ni vacío, es más se había enamorado completamente de Eli y cada día que pasaba la quería más, sentía que era la chica más bonita y perfecta que había conocido nunca, cada momento que pasaba a su lado la veía increíble,pero de momento no diría nada prefirió reservar esos sentimientos.
-Aiden!!- dijo Eli sacándolo de sus ensoñaciones.
-Vienes a por provisiones o te quedas a vigilar la casa?.- Aiden decidió quedarse pues aún no se fiaba de dejar aquel lugar a merced de cualquiera, ya que era una casa muy buena.
-Me quedó Eli, ten cuidado no te alejes mucho, además está lloviendo, hay menos visibilidad.- dijo apesadumbrado de no poder acompañar a su chica.
-Vale mamá!!!.- dijo con tono burlón.
Eli salió de la casa bien abrigada con su fiel amigo a sus tobillos como siempre, estaban recorriendo todas las casas cercanas a la suya, que eran bastantes y parecían intactas, pues solo de dos casas habían sacado provisiones para mucho tiempo, tanto que con solo una casa más podrían pasar el invierno entero.
Llegó a la verja de la casa, estaba abierta, así que entró fácilmente.
Cuando estuvo delante de la casa Kenny reacciono como nunca lo había echo hasta ahora, agachó la cabeza y los pelos de su lomo se erizaron, se puso en posición de alerta y empezó a gruñir.
Eli observó la casa y tenía un aspecto mohoso y oscurecido, estuvo a punto de irse por la reacción de Kenny, pero pensó que quizás olió a algún animal, así que entró con mucha cautela.
La casa parecía tener cientos de años cosa que no le cuadro a Eli, miro la primera habitación y estaba todo cubierto de moho, los muebles  también, una cosa realmente extraña, entonces Kenny se puso en una posición de ataque enseñando los colmillos y gruñía profundamente, Eli lo cogio en brazos para calmarlo y que la estancia quedará en silencio, pero unos crujidos provenían de algún lugar del piso de arriba de la casa.
Al escuchar esto Eli se escondió debajo de la cama de la primera habitación que tenía una, también cubierta de moho, junto con Kenny aguardo en silencio escuchando lo que parecían ser pasos de unas piernas muy pesadas, podía adivinar en parte de la casa estaba por los estridentes crujidos del suelo.
A Eli le faltaba el aire y estaba muy asustada, se abrazo fuertemente al animal y espero, entonces lo vio, era como si uno de esos podridos hubiera mutado, estaba hinchado y abotargado, su cuerpo se había vuelto de color morado y todas sus venas se marcaban, emitia unos gorgoteos que hicieron que Eli sintiera náuseas, el ser inmundo se volteó a la habitación en la que estaba escondida y empezó a andar.
A cada paso que daba una sustancia viscosa caía de alguna parte de su cuerpo y gruñía al mismo tiempo que parecía que fuera a vomitar.
Los ojos de Eli se volvieron como platos cuando observó que donde caía el líquido de este ser inmundo roía como si nada el trozo de suelo, como si del propio ácido se tratara, estando a dos pasos de Eli, unas voces se escucharon en el exterior, el corazón de la muchacha latía descontroladamente.
La primera voz dijo:
-Vamos a desvalijar todas las putas casas que veamos y si vemos alguna zorra, esta vez no se me escapa, la tendré para mí cuando quiera. -una segunda voz dijo:
-Joder tío puedes dejar de pensar con la polla? Necesitamos cobijarnos de este puto frío y comer.-
El espécimen salió hacia las voces como alma que lleva al diablo, se oyeron gritos, disparos, gruñidos, más disparos y finalmente todo quedó en silencio. Después de más de una hora Eli salió muy despacio, estaba entumecida por llevar tanto rato en la misma posición, no soltó a Kenny, muy despacio y procurando no hacer ruido se dirigió a la salida tan rápido como sus piernas frías y dormidas le permitieron, nunca se borraría de sus retinas las horrorosa visión que tuvo al abandonar aquella terrible y mugrienta casa.

Quedate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora