Viernes (III)

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— No entendí nada de lo que dijo el profesor...

— ¿Prestaste atención?

— No.

— Allí está la razón.

Ryoken no tuvo un argumento en contra de esa lógica.

El de cabellos blancos caminaba, con ayuda de Yusei, en dirección al casino que tenía la universidad, estaban cansados y estresados por la clase anterior.

Realmente parecía que el profesor Daitokuji quería matarlos, o eso decía Yusei, porque Ryoken realmente no estaba muy interesado en lo que decía su profesor de matemática física avanzada.

Estaba preocupado por Yusaku.

Zarc le pidió esa mañana una foto de su chico; al final aceptó que le entró la curiosidad por saber qué tanto de eso era cierto “¿Realmente existe una madre así de loca y estricta? ¿Es en serio que un par de padres olviden la existencia de su hijo por su sobrino? ¿De verdad hay alguien con peor inestabilidad emocional que Ryoken y aún así se mantiene “cuerdo”?” Zarc estaba bastante escéptico a esas preguntas, pero su instinto de futuro periodista, y la preocupación de que su amigo se vuelva a intentar matar, lo obligó a ir a Den City y comprobar lo que Ryoken ya le explico una vez.

Y además se suponía que lo llamaría para informarle cómo estaba su chico hace dos horas. Lo iba a matar cuando volviera.

— Llevas frunciendo el ceño desde que comenzó el día ¿Que te pasa?

— Nada… más allá de que aún no he podido ver a mi psicólogo.

— No debes dejar de verlo.

— Lo se, Yusei —Ryoken vio al resto de sus amigos sentados en una mesa cercana—, pero símplemente no he podido verlo. Salió de la ciudad para ver a sus padres que están muriendo o algo así.

— ¿Quienes se están muriendo?

— Los padres del psicólogo de Ryoken.

— ¿Vas a un psicólogo? —Un chico de tez morena, cabello negro y flequillo rosa se acercó a ayudarlos.

— Si, desde los siete, Yuma.

— ¿Y porque vas?

— ¿Quien porque va a donde?

Cuando llegaron a la mesa, donde una pelirroja de notorio busto los esperaba junto a un chico con cabello naranja en silla de ruedas, Ryoken se sentó al lado del chico, Yusei entre él y la fémina, mientras que Yuma lo hizo al otro lado del de cabellos anaranjados.

— Ryoken al psicólogo.

— Porque está más loco que los que aseguran entender Evangelion.

— Mejor descripción jamás dicha, V —Ryoken alabó la descripción de su amigo mientras sacaba una lata de café y un sándwich de su bolso.

— ¿Así de loco estas?

— Si, si lo está —La pelirroja opinó mientras comía una ensalada— Pero también va por la vez en que intentó matarse.

— … ¿Como?

— Verás, mi adorado Yuma, el imbécil “no homo” de mi amigo Ryoken, aprovechando su nulo conocimiento en natación, se intentó ahogar en su piscina cuando teníamos siete años. Ahora ¿podrías darme un poco de jugo? Gracias.

El chico, que se le veía bastante sorprendido, cumplió el pedido de su novio, acercandole la caja con jugo; Ryoken sólo lo observó furioso mientras pensaba cómo vengarse en ese minuto, Yusei y su novia, Aki, se dedicaron a observarlos en silencio.

— ¿Alguno ha sabido algo de Zarc?

— Yo no sé nada de él, desde que lo despedimos ayer —Contestó Yusei mientras tomaba un poco de gaseosa.

— Apuesto 500 yenes a que está ligandose a alguna chica en Den City —Agregó V a la pregunta de su amigo— Eso de “castigo” suena más más una excusa para irse a coquetearle a las chicas de allá.

— ¿No estaba de novio con una enfermera?

— Estaba, tiempo pasado. Ahora creo está con un estudiante de música, Aki.

— Arqueología —Ahora Yuma fue el que opinó, ignorando la cara de confusión de sus compañeros—. Lo vi hace unos días cerca de mi Facultad besándose con un estudiante de intercambio con Egipto.

— Ahora va tras extranjeros… el maldito rompió un récord.

Todos asintieron ante ese comentario, cuando comenzó a sonar una canción que todos identificaron como el opening de algún anime.

— Demonios... —Ryoken busco en su bolso hasta dar con el aparato, todos los demás revisaron sus celulares y por descarte solo quedo el suyo— Vaya… Hablando del Rey de Roma.

— ¿Es Zarc?

— Sí —Aceptó la llamada y puso el altavoz— Al fin te dignas a aparecer imbécil.

— Ya sabemos de tu amorío con uno de los chicos de intercambio.

— ¿Ya estás ligandote a las chicas de Den City? Tengo dinero en juego con una afirmación.

— ¿O estarás tras el noviecito de Ryoken? —Aki sonrió ante el intento de asesinato del mencionado a su persona, el intento fue lanzarle la lata vacía del café.

— Vamos, Zarc, responde ¿Te estás ligando a unas chicas lindas o al chico que puede hacer que Ryoken nos vuelva a intentar matar? Hay dinero en juego.

— …

— Maldito imbécil, como sea lo segundo ahora si te-

— Primero: está ligandose a un chico de mi preparatoria, también se saltó unas clases. Segundo: Jamás te sería infiel, Revolver. Tercero: ¿Como es eso de “nos vuelva a intentar matar”?

… ese no se Zarc. Ese no era su amigo mujeriego y cínico.

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