Capítulo 3 - La ballena varada.

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Capítulo 3 – La ballena varada.

Nos llevamos más de dos horas en la carretera hasta llegar a la playa de Nova Mar Bella (Sant Martí), con nuestro equipo y las diez personas que habían pagado para el curso intensivo que le daríamos ese día.

Así que imaginaros mi enfado cuando nos encontramos con que no podíamos hacer Skitesurf porque una estúpida ballena se había quedado atascada en la playa.

Había miles de periodistas por allí, y varias personas que parecían ser de protección civil.

El viento de aquel día era perfecto para aprender ese deporte que tanto me gustaba, pero aquel animal iba a estropearlo todo.

- Podemos ir a Mar Bella – comenzó Xavier, intentando encontrar una solución, pues de lo contrario tendríamos que devolver el dinero a aquellos turistas, cosa que, por supuesto nos acarrearía problemas, pues ya habíamos gastado ese dinero en gasolina y en reponer algo del equipo que se había roto.

- Voy a enterarme de lo que pasa – decía Álex – caminando hacia la playa.

- Voy contigo – acepté, alcanzándole, observando cómo la gente que estaba alrededor del animal se alejaba un poco ante la llegada de lo que parecía ser un veterinario.

- ¿Cuándo llegará el equipo de rescate? – preguntó, el veterinario, que resultaba ser mujer, con su cabello castaño al viento, agachándose junto al morro del animal, inspeccionándolo - ¡Dile a Leo que yo lo he solicitado!

- Ya se lo he dicho – aclaraba la mujer que había a su lado, mucho más menuda que su jefa, con el cabello teñido de rosa chicle – dice que tardará al menos media hora más.

- ¡Maldita sea! – espetaba, al darse cuenta de que la pobre ballena no aguantaría mucho más – reúne a los de protección civil, diles que mantengan su piel mojada.

- ¿y cómo van a hacer eso? – se quejaba la del pelo rosa.

- Llenando cubos de agua y derramándola sobre ella – explicaba la primera – luce cansada, será mejor que nos demos prisa. Y saca a toda esta gente de aquí, lo que menos necesita esta pobre ahora es público.

No había nada que hacer, así que acepté el consejo de Xavier, y nos marchamos a la playa de al lado a dar el curso.

***

Cuando me levanté el sábado, a eso de las ocho de la tarde, de una larga siesta, estaba aún agotado, no sólo por el palizón que nos dimos en el curso del día anterior, no, si no porque Esther y su hermana me llamaron para hacer un trío, y no pude resistirme. Me tuvieron hasta las cuatro de la mañana dándole al tema, sin apenas parar a descansar. Y ya estaba reventado del trabajo.

Me preparé para salir a la reunión, tenía que ir arreglado, pues justo después me iría directamente para la discoteca con mis amigos. Así que, me puse un pantalón negro y una blusa blanca, me engominé el cabello, y me recorté la barba. Estaba echo todo un pincel.

La reunión no se alargó tanto como esperaba, pues Xavier había sido precavido, justo como le pedí el día anterior, y había hecho una larga lista de los nuevos materiales a reponer, incluso los había encargado por internet, no era lo ideal, pero al cuerno, una cosa menos. Así que... al final pude unirme a la cena con mis colegas.

Cuando llegamos la discoteca, el aforo estaba a full, y por supuesto, nuestros pases eran vips así que no tuvimos que esperar cola, pasamos directamente a la acción. La City Hall estaba espléndida esa noche, y la música súper rompedora.

- Voy a pedir una copa antes de subir al reservado – expliqué a mi colega Julio, haciendo que él me sonriese divertido, pues sabía que aquello era algo que solía hacer a menudo, para tantear el terreno.

Me encaminé hacia la barra de diseño, y me abrí paso entre un grupo de chicas que estaban de espaldas, haciendo que la que estaba más cercana a mí tropezara y cayese sobre mí. La sujeté de la cintura, en acto reflejo, provocando que la joven se tersase y del susto derramase su copa entera sobre mi camisa blanca. Imaginaos mi cara.

- ¿pero qué coño...? – comencé, molesto, mientras la chica se daba la vuelta, mirando horrorizada hacia mi camisa - ¡joder tía, ten más cuidado!

- ¿Pero de qué vas, tío? – preguntó su amiga, cogiendo la mano de la morena, para apartarla de mí – Nuria no lo ha hecho con mala intención.

- Lo siento... - comenzó aquella estúpida y patosa mujer, provocando que dejase de secar mi camisa con las servilletas de la barra y mirase hacia ella, percatándome por primera vez de sus ojos.

Seamos sinceros, aquella tipa no era ni por asomo alguien apetecible para un seductor como yo. No me habría fijado en ella ni con unas cuantas copas de más. No era en absoluto mi tipo. Pero sus ojos... no puedo describiros que tenían exactamente, pero me cautivaron por unos segundos, y sentí como si ya los hubiese visto antes, como si acabase de encontrar a alguien que llevase esperando toda mi vida. Vale, hasta a mí mismo me suena como una gilipollez, pero es lo que sentí.

¿Quién me iba a mí a decir que esa torpe y yo compartiríamos algo más que miradas, y que me terminaría pillando por alguién tan distinto a mí?

- Pasa de este imbécil – le aconsejó su amiga, tirando de ella en la dirección opuesta a mí.

Dejemos de lado el incidente y volvamos al lío. Me pedí la copa y eché una ojeada a la carnaza que había. No estaba mal, había mucho material que llevarme a la cama.

- Pero ¿qué coño te ha pasado, tío? – se quejaba Julio, sin evitar reírse en toda mi jeta.

- Una torpe – contesté, sin ganas, para luego sentarme en los sofás del reservado, con la copa en mano, eligiendo a mis nuevas víctimas.

***

La noche fue intensa, pero no pasó nada fuera de lo común después de eso. Fue una noche más, de fiesta con mis amigos, y me tiré a cinco tías, así que cómo os podréis imaginar, acabé muerto.


Continuará...

Después de Ella | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora