Capítulo 20 - Leucemia.

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Capítulo 20 – Leucemia.

Negué con la cabeza, tan pronto como me percaté de que aquella enfermedad de mierda iba a volver a quitarme aquello que más amaba.

- ¿Cuánto le queda? – pregunté con la voz quebrada por el dolor, haciendo que mi padre negase con la cabeza, al mismo tiempo que Lucas se daba cuenta de que yo no lo sabía, que la había fastidiado, pues su hermana nunca me lo había contado.

- Ya está bien – aseguró Lucas, parecía arrepentido de haber hablado más de la cuenta, sin saber sobre lo que ocurría entre nosotros – ha vencido a la enfermedad, casi se la lleva, pero al final... resistió.

- ¿está curada? – insistí, un poco más aliviado, pero no del todo, no podía dejar de pensar en lo mal que ella lo había pasado, mientras yo estaba divirtiéndome con unas y con otras.

- Quería volver aquí, por eso aguantó tanto – aceptaba, con lágrimas en los ojos, al recordar todas las cosas atroces que había tenido que superar junto a ella.

***

Seguía igual de preciosa que siempre, y yo sólo tenía ojos para ella.

Con el paso de las semanas su estado físico cambió, y se volvió más fuerte, el color volvió su rostro, y ya no lucía tan delgada.

No supe mucho más sobre su enfermedad, no quería saberlo, me mataba no haber estado ahí para ella.

Apenas hablábamos demasiado, y aquello me mataba, tenerla tan cerca y a la vez tan lejos.

Aquella noche, justo después de la cena, cuando todos estaban durmiendo, entré en su habitación, a hurtadillas, justo como solía hacer cada noche antes de irme a dormir. Pero aquella noche, ella estaba despierta.

La miré un momento, tragando saliva al verla de aquella manera.

Llevaba un albornoz que acababa de ponerse, el cabello mojado y más corto que de costumbre, casi parecía un chico, y en sus manos unas bragas que acababa de coger del cajón.

Se tocó el cabello, aterrada de que pudiese descubrir su secreto.

- No me mires – espetó, aterrada, haciéndome caminar hacia ella con más rapidez. Me detuve frente a ella y admiré con calma el nudo torpe que había hecho con el cinturón del albornoz. Tiré de un lado de este, haciendo que el nudo se deshiciese y la tela se abriese de par en par. Ella me miró, aterrada, al mismo tiempo que sentía mis dedos sobre su cintura, acariciando su desnudez – no hagas esto, Hugo.

- Déjame verte desnuda – imploré, haciendo que su respiración y la mía comenzasen a crecer.

- Un buen hermano sólo mira, no toca – aceptó, sacando mi mano del interior de su albornoz, para luego dejarlo caer al suelo, quedando totalmente desnuda frente a mí.

- Yo nunca he sido un buen hermano – bromeé, para luego volver a acariciar su piel, bajándola hasta el lateral de su muslo, haciéndola estremecer. Levanté la mano libre y la coloqué sobre su cintura, justo encima de su trasero, haciendo que ella se agarrase de mi blusa, obligándose a ladear la cabeza para que no la viese gemir, pero fue en vano, porque pude sentirla.

- ¿no vas a cumplir tu promesa? – preguntó con la boca sobre mi oreja

- ¿y si no quiero hacerlo? – comencé, haciendo que ella se separase un poco para mirarme - ¿y si te digo que me muero por besarte y follarte duro? – su reacción no fue para nada la que esperaba. Me cruzó la cara tan pronto como le dije aquellas palabras, mirándome dolida.

- Yo no soy una de tus putas – me espetó, dolida, haciendo que la mirase molesto, por la forma tan cruel en la que me alejaba de ella. Necesitaba tocarla un poco más, escuchar sus gemidos un poco más, sólo un poco.

- ¿ya no te acuerdas de lo que pasó entre nosotros antes de irte? ¿no te acuerdas de tu promesa? Me contarías todo cuando volvieses.

- No pensaba volver – reconoció. - Creí que moriría lejos de ti, como hizo tu madre. Pero me consiguieron un donante de médula, y al final pude salvarme.

- ¿vas a contarme cómo...?

- Mario tenía Leucemia, y me lo pegó con una de las agujas que compartíamos mientras nos drogábamos. Y sin querer, también se lo pegó a Óscar, nuestro bebé.

- ¿estabas enferma cuando te conocí?

- Ya me había resignado a morir. Pero entonces me enamoré de ti, e hiciste que quisiese quedarme a tu lado, no quería dejarte, por eso cuando encontré un donante me aferré a esa posibilidad con uñas y dientes. Quería volver aquí, contigo.

- ¿por qué mi padre estaba enfadado contigo?

- Porque rompí la promesa que le hice, me enamoré de su hijo.

Continuará...

Después de Ella | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora