Capítulo 1 - Antes.

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Capítulo 1 – Antes.

Antes de ella la vida era fácil, no tenía que fingir que no sentía nada cuando lo sentía todo, no tenía la necesidad de abrazar a alguien para que se quedase dormido, no tenía hermanos, aunque siempre quise uno, no tenía que cuidar de nadie más que no fuese yo mismo, me daba igual hacer daño a otros, y la relación con mi padre era de todo menos normal.

Era un cabrón con todo el que se me pusiese por delante. No respetaba nada ni a nadie, era un chulo de mierda, un rebelde sin causa y a veces sentía que luchaba sólo a contra corriente, sin rumbo fijo.

Lo único que hacía que valiese la pena era mi trabajo, era monitor de experiencias al aire libre: excursiones a caballo, en barco, a pie, buceo deportivo, escalada, rafting, paracaidismo, surf, montañismo, snowboard, motocross, parapente, ciclismo de montaña, y barranquismo entre otros.

Me daba la vida, sentir la adrenalina recorriendo mi cuerpo, recordándome que aún estaba vivo.

A causa de mi trabajo, tenía un cuerpo bien marcado, estaba fuerte y atlético, porque aquellos deportes así lo requerían, y en cierta forma, también me valía para ser un chico popular entre las mujeres.

Era un tío atractivo, y me ocupaba de que aquello siguiese siendo así. No sólo iba al gimnasio a mantener mi cuerpo, también era un tipo coqueto de los que se arreglan bien, y se preparan cuando tienen una cita. Pero no me malinterpretéis, tener citas es una cosa, y ser un tío que busca chicas son cosas distintas. Yo no era el típico tío que se enamora y tiene novia, no, antes de ella, yo tan sólo era un capullo, que sólo quería algo rápido, sexo y nada más. No se me daban bien las relaciones, quizás por el hecho de que mi madre se fue cuando yo sólo era un niño, y nunca quise volver a sufrir un abandono de aquella envergadura, así que no volví a abrirme con nadie, ni siquiera con mi padre, y ese era el principal problema de que apenas nos hablásemos.

En cuanto a mi aspecto físico, creo que debería describirme a mí mismo, no podéis haceros una idea de lo inmensamente sexy o atractivo que era sólo con imaginar que era un tipo atlético. Porque seamos sinceros, ¿cuántos tíos hay hoy en día que se cuidan en la alimentación y en el gimnasio, y luego a la hora de la verdad, son más feos que pegarle a un padre, o son tíos tan vacíos que no valen una puñetera peseta?

Bien, pues yo era el tío más sexy del planeta, era incluso más apetecible que el puto David Beckam. Y tenía demasiada seguridad en mí mismo, sí, era un creído de mierda. Pero seamos sinceros, tenía razones para creérmelo, era el puto amo.

Para poneros un ejemplo, para que podáis imaginarme mejor, tenía cierto aire al tío este que se hizo tan famoso por hacer la película de cincuenta sombras de Grey, tanto, que a veces me paraban por la calle y me pedían que me sacase una foto con ellos.

Tenía el pelo castaño, pero más tirando a claro que al moreno, pues cuando era niño era un rubiales rompecorazones, que ahora seguía siendo, aunque mi cabello se hubiese oscurecido un poco. Las facciones de mi rostro, eran simplemente perfectas, tenías las cejas muy pobladas, pero bien cuidadas, me las depilaba yo mismo para que todo estuviese perfecto, la separación justa entre los ojos azules; pero no los típicos ojos azules turquesa o topacio que todo el mundo adora; no, los míos eran azul eléctrico (oscuros). Mi nariz era respingona pero no en exceso, labios rosados, pero no demasiado anchos, y por supuesto, mi perfecta y recortada barba, lo que me hacía ver increíblemente resistible.

Era de hombros anchos, como ya podréis imaginar, y el abdomen estaba cubierto por abdominales bien marcados, pero no en exceso. No era de esos típicos tíos que se inflan a proteínas y se ponen como Vin Diesel a velocidad luz. Me cuidaba, pero no quería verme demasiado exagerado. Sólo cuidaba la alimentación y lo reforzaba con el gimnasio, ya que mi propio trabajo me ayudaba también a mantenerme en forma.

Mis manos era una de las partes de mi cuerpo que más me gustaba. No sé si sois de los que os fijáis en eso, pero para mí las manos de las personas eran muy importantes. Con ellas, podía descubrir muchas cosas sobre la personalidad de las personas. Por eso las mías eran anchas, con las uñas cortas, y siempre muy suaves e hidratadas.

En cuanto a la parte de abajo, no os voy a hablar sobre mi pene, aunque estéis deseando leer sobre ello. No voy a alardear sobre ello, aunque sí os aceptaré que toda la que me probaba quería repetir.

Os hablaré sobre mi trasero, lo tenía respingón, y las carnes bien prietas. Mi culo era otra de las partes de mi cuerpo que también adoraba de mí. Uno de mis puntos fuertes.

En cuanto a mi personalidad, creo que ya habréis deducido, que no era bueno en las relaciones personales con los demás. Tenía un carácter serio y tosco con las personas que no conocía, pero mis amigos sabían que era un juerguista empedernido al que le encantaba la fiesta, la música y las copas. Era un buen compañero de discotecas, y me consideraba un buen amigo con los que me demostraban que podía serlo.

Era una persona muy superficial eligiendo a las tías a las que quería llevarme a la cama. Sólo me importaba que estuviese buena, me daba igual si estaba poli operada o si no tenía tema de conversación alguno, pues sólo las quería para una cosa, para saciar mi sed de sexo.

Sí, lo admito, para mí el sexo era una de las necesidades que tenía el cuerpo humano, una necesidad primaria que había que saciar, y me daba igual los sentimientos, tan sólo quería follar, y todo lo demás me la traía al pairo. Aun así, intentaba dejarlo claro antes de hacerles daño, no quería nada, sólo era sexo casual. Pero, aunque lo avises, las mujeres siempre piensan que pueden hacerte cambiar de idea, que una de ellas será especial, y que cambiaré por ellas. Para mí, no era nada más que una sarta de gilipolleces. ¿cómo iba un tío a cambiar por una mujer? Oh tío, cuan equivocado estaba.

Al principio, intentaba convencerme a mí mismo, que sólo cuidaba de ella, que la protegía y que la quería porque éramos hermanos, porque estábamos obligados a ser familia, nada más. Pero con el tiempo comprendí, que para mí ella nunca sería sólo una hermana, aunque nunca intentase nada más.

Después de conocerla a ella mi vida cambió por completo, después de sentir esa conexión especial, como si nos hubiésemos conocido antes, o cómo ella solía decir, habíamos sido hermanos separados al nacer, hermanos gestados en vientres diferentes, pero conectados de una forma inimaginable.

Espero que os haya gustado el primer capítulo, me llevé bastante para perfeccionarlo, pero aún le queda un poco, de todas formas, ya quería compartirlo con ustedes. Si tienen algo que añadir o comentar por favor comenten.

¿qué les pareció el primer capítulo narrado por Hugo?  Y sobre todo ¿qué les pareció el gran Hugo?

Espero comenten, me den muchas visitas y muchas estrellas :D xoxo

Después de Ella | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora