Capítulo 2 - Superficial.

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Capítulo 2 – Superficial.

Trabajaba en el ordenador, como cada mañana, encerrado en el estudio de casa, preparando las próximas excursiones del mes siguiente. Ya teníamos reservado más de la mitad de los diez eventos que nos quedaban para el resto del mes.

Mi equipo y yo no teníamos oficina, solíamos guardar el material en mi garaje, por lo que hacíamos todas las gestiones para conseguir clientes por internet o por teléfono.

Agarré la botella de agua y me refresqué la garganta, para luego darme cuenta de que se habían llenado los cuatro primeros eventos. Sonreí al darme cuenta de ello. Si eso seguía así nos íbamos a hacer ricos.

El estudio era algo pequeño, formado por una mesa escritorio, donde tenía colocado el ordenador portátil, un ventanal al lado izquierdo, con unas cortinas en tono marino, y una pequeña vitrina dónde se encontraban un sinfín de cosas, entre ellas recuerdos sobre mamá, libros sobre autos, y muchas maquetas de estos.

La puerta del estudio se abrió, tras dos pequeños golpes en ella, haciendo que dejase de prestar atención al ordenador y mirase hacia mi viejo, que parecía abochornado de estar allí. Él y yo no solíamos hablar demasiado, a pesar de vivir en la misma casa. Podría haberme comprado una para mí, pero no me parecía apropiado dejarle yo también, después de haber perdido a mamá, así que tan sólo me quede allí, aunque no hablásemos demasiado.

- Siento molestarte – comenzaba – sólo quería recordarte que no hicieses planes para la semana que viene, Rosaly vendrá a cenar, y quería presentártela.

Torcí un poco el gesto, dejando claro que no me apetecía demasiado la idea. Pero asentí, sin decir nada al respecto, haciendo que él moviese la cabeza de arriba abajo, para luego dejar la habitación, dejándome absorto en mis pensamientos.

Rosaly era la nueva novia de papá.

En los últimos años, había tenido como cinco, pero todas eran demasiado jóvenes para él, y se terminaban cansando de estar con un tío tan mayor y aburrido. No había conocido a ninguna de las anteriores, así que un par de días antes, cuando me pidió que lo acompañase en aquella cena, me sorprendí bastante. Estuve tentado de negarme, pues estar en la misma habitación que mi padre, tanto tiempo, sería incómodo. Pero, tenía que hacerlo.

Volví a mirar hacia nuestra página web, para luego darme cuenta de que tenía algunos mensajes privados en la ventana del Facebook.

El primero era de mi andaluz favorito, mi mano derecha, mi hermano (al menos era como uno para mí), Julio. Los demás no os lo voy a contar, porque la verdad, sólo eran un par de tías desesperadas porque me las llevase a la cama, y sinceramente, odio a las tías que se rebajan en exceso por conseguir a un tío.

Julio.

"¡Mamona!
Llevas toda la semana desaparecido, deja ya de tanto trabajar y queda con tus amigos de una vez.
¿Te tiraste ya a la rubia de las tetas grandes?"

Hugo (yo).

"Que va, Tatiana aún no ha caído. Pero caerá, he quedado con ella esta noche.
¿Este sábado nos vemos no?"

Julio.

"Eres un puto máquina, tío.

Es cierto. Yo ya pensé que te habías olvidado tío"

Hugo.

"Que va, el único problema es que voy a tener que cenar por mi cuenta, tengo una reunión a las nueve con mi equipo, y seguramente cuando terminemos nos vayamos a cenar por ahí"

Julio.

"¿Conociste ya a la piba de tu viejo? ¿Es un nuevo bellezón de nuestra edad?

Huego.

"Aún no, tengo la cena el viernes de la semana que viene. Pero creo que esta vez ésta es más de su edad"


***


Me pasé el resto del día en el garaje, comprobando que el material para las clases de Kitesurf del día siguiente estuviesen en perfecto estado. Y luego me preparé para mi encuentro con la chica de pechos grandes.

Siempre solía fijarme en tías de ese estilo, era mi prototipo. Mujeres con tetas grandes, culo bien marchado, cabellos largos, cara bien maquillada, delgadas y enseñando más de lo que debían.

El polvo con la rubia fue bueno, pero no lo suficiente como para ser llamada de nuevo. Sólo era una más de mi larga lista, una más de aquellas con las que no repetía. En realidad, era raro en mí que repitiese dos veces con la misma, solía pensar que las mujeres se emocionaban demasiado si volvías a llamarla.

Continuará...

Después de Ella | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora