Capítulo 13 - Desesperado.

62 5 0
                                    


Capítulo 13 – Desesperado.

Pensé que todo estaría bien con ella después de ese día, pero no, las cosas se fueron a la mierda esa noche.

Justo después de poner todos los regalos en el árbol, me fui de fiesta con mis amigos, y me lo pasé del carajo, tengo que admitir que bebí más de la cuenta, y que las cinco tías a las que me tiré esa noche, no pudieron hacerme borrar de mi mente la imagen de su cuerpo desnudo frente a mí, y el deseo que sentía cada vez que la recordaba gimiendo en aquel baño.

Así que, esa noche, a las tres de la mañana, la cagué del todo con ella.

Subía las escaleras hacia el piso de arriba. Era su última noche aquí, ella y su madre se marcharían al día siguiente, papá las llevaría al tren, pues su hermano se había llevado el coche, mi único deseo era despedirme como era debido.

El alcohol y el deseo nublaban mi mente, es lo único que puedo decir en mi favor.

Entré en su habitación, observándola a ella sobre la cama, con un corto camisón, dándose placer a sí misma.

Su mano salió de su intimidad tan pronto como se percató de mi presencia en la penumbra de aquella habitación. Dio un salto de la cama, y caminó hacia mí, molesta de que hubiese entrado sin avisar, y algo abochornada también.

Acorté las distancias entre nosotros, y antes de que hubiese llegado a mí ya la había alcanzado, para luego empotrarla contra la pared que había más cerca de nosotros, haciendo que ella me mirase, asustada, intentando averiguar qué era lo que estaba pasando por mi mente.

- ¿Qué es lo que...? – se atrevió a preguntar ella, pero tan pronto como sintió el deseo de mis ojos sobre sus labios, lo comprendió todo. Y yo estaba aterrado de romper la promesa que le había hecho, era lo único en lo que podía pensar, en esa estúpida promesa – Hugo – suplicó, con el corazón a mil por hora, bajando levemente su mirada hacia mis labios, haciéndome comprender que ella también ansiaba besarme.

Me miró, aterrada, mientras el deseo por hacerla mía invadía mi mente, alejándome de la razón, de lo que no debía hacer con ella, pues era algo así como una hermana.

- Deberías irte – me susurró, sin apenas atreverse a levantar la mirada de mis labios – esto no es correcto – proseguía, humedeciéndose los labios, con pausa, aterrada de aquella situación – no se siente como algo correcto entre hermanos.

- Yo no pretendía... - comencé, separándome un poco de ella, haciendo que ella respirase un poco más aliviada - ... no quiero que pienses que yo...

- Yo no soy como esas mujeres a las que te tiras cada noche – afirmó, algo más agitada de lo que debía, levantando la vista para mirar hacia mis ojos – no soy tu tipo en lo absoluto – proseguía, y era cierto. Ella no era mi tipo, no debería si quiera pasarme por la cabeza nada más que protegerla como si fuese mi hermana, pero no era eso lo que pasaba por mi mente en aquel momento.

- Ey – la llamé, acercándome a ella un poco más, agarrándola de la barbilla para que volviese a prestarme atención, pues había vuelto a bajar la cabeza, fijándose en un punto cualquiera de la habitación – no pretendía asustarte, sólo quería desearte buenas noches – mentí

- Lo que has visto... - comenzó, abochornada, sin saber cómo decirme lo que ella estaba haciendo.

- ¿piensas en alguien cuando te tocas? – pregunté, sin apenas darme cuenta de ello, haciendo que ella volviese a sentirse incómoda con mis palabras.

- Si – aceptó, para luego apartarme un poco más de ella, levantando su mano para hacerlo – pero no quiero que nuestra relación sea incómoda, así que...

- Tengo una pregunta más – le dije, admirando como ella asentía, para que la hiciese - ¿te gusta follar duro?

- Hugo – me regañó – ese no es un tema que deba discutirse entre hermanos.

Continuará...

Después de Ella | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora