Capítulo 24. Admitiendo sentimientos.
La observé marcharse, más y más, junto a su amiga, y me estaba matando no hacer nada, así que lo hice. Me acerqué hacia ellas, la agarré de la mano y tiré de ella hacia el exterior de la discoteca, ante su atónita amiga, y ella que intentaba soltarse de mí.
- ¿Se puede saber qué es lo que haces? – preguntaba, sin dar crédito a lo que le estaba haciendo, tan pronto como llegamos al aparcamiento, donde había un par de chicas saliendo de un auto – Deja de comportarte como un ...
- Soy un capullo – acepté, dejándola sin argumentos – un cabrón, un hijo de puta, un chulo de mierda y un egoísta – insistí – sabes que me dan igual los sentimientos de los demás, y nunca repito con la misma chica – alegué, mientras ella reía sin ganas, como si no pudiese creer tal descaro – pero no sé, que cojones me pasa, porque contigo no quiero ser nada de eso, contigo quiero repetir una y otra vez, y no quiero ser tu hermano, en lo absoluto.
Su cara era un poema, no se esperaba ni por asomo que dijese todo aquello. ¡Por Dios! Ni yo mismo me lo esperaba, ¿cómo había podido decirle eso a ella?
- Te quiero – admití, como si no pudiese detenerme en aquel momento, como si quisiese decirle todo lo que había guardado en mi corazón durante todos aquellos en los que pensé que ella nunca volvería – y me está matando fingir ser sólo tu hermano.
- Vale – respondió, como si tal cosa. Vale. ¿Vale? ¿Qué coño significaba eso? Acortó las distancias entre ambos antes de continuar - ¿qué quieres ser?
Aquella era la maldita prueba de fuego, sabía perfectamente que era lo que ella quería escuchar, y sabía exactamente qué era lo que yo quería contestar, sólo me sorprendía a mí mismo que fuese la misma cosa.
- Tu novio – contesté, por primera vez convencido de ello. ¡Joder! No podía creérmelo aún habiendo salido por mis propios labios. Era la primera vez en toda mi vida que quería estar con alguien, que quería ser el novio de alguien, que no quería sólo acostarme con ella. Y fue en ese justo instante en el que me di cuenta de que era lo que sentía por ella, era justo lo mismo que más me aterraba: me había enamorado de ella.
- ¿Qué? – Preguntó, sin poder creer lo que acababa de escuchar. Sonreí, con calma, y me mordí el labio inferior, mientras acortaba las distancias entre ambos y cogía sus manos, dejándola aún más sorprendida. – pensé que dijiste que necesitabas tiempo.
Asentí ante su afirmación, pues era cierto, esa misma semana, justo después de acostarnos... me había agobiado un poco, pero en aquel momento estaba confiado y seguro de lo que sentía.
- Eso fue antes, cuando me aterraba todo esto – me quejé, pero al notar como ella se preocupaba proseguí explicándole aquello – cuando no sabía lo que sentía por ti. Pero acabo de darme cuenta justo ahora, Nuria – Ella no dijo nada, sólo esperó, paciente, y yo sólo pude sonreír ante aquello, justo antes de hablar – Estoy enamorado de ti.
- ¿Es un truco? – preguntó, dubitativa, como si su cerebro se negase a creer aquello. Reí, divertido, mientras negaba con la cabeza, en señal de que no era tal.
- No es un truco – recalqué.
- Hugo... - comenzó, lucía tremendamente aterrada, y eso me tranquilizó, saber que ella estaba tan aterrada de aquello como lo estaba yo - ... no quiero volver a estropearlo, nuestros padres no lo entenderán y ...
- No tenemos por qué hacerlo oficial aún – la calmé, enganchando un par de mechones de su cabello tras su oreja – sólo quiero que me des una oportunidad, pero podemos ir despacio.
- Si acepto... – comenzó, algo temerosa con todo aquello – tienes que prometerme que seré la única chica en tu cama.
Me reí ante aquella proposición, pero asentí en seguida. Parecía que ella tenía tanto miedo como yo, de perderme.
- Eres la única mujer a la que he amado – reconocí, pero sabía que eso no era lo único que ella quería escuchar – y a partir de hoy, también serás la única en mi cama.
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Después de Ella | TERMINADA
Romance"Después de ella nada volvió a ser igual, dejé de ser un capullo, dejé de lado a todas aquellas top-models con las que me acostaba, volví a hablar con mi padre, y me di cuenta de que me había enamorado de ella, a pesar de saber que no podría tenerla...