[027]

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Leo.

—No es tan difícil, sólo tienes que ver la forma debajo de la figura y compararla con la del agujero de la caja —Explicó Jennie orgullosa de expresar tan bien su punto, pero desgraciadamente la persona a la que se lo había planteado tenía tres años—. O mejor sigue golpeando el agujero del triángulo con la figura del círculo. Aunque deberías hacerme caso, nadie tiene más experiencia que yo metiendo cosas en agujeros.

—DongDong es muy terco, unnie —Bufó infantilmente la niña de cinco años tras ella, escalando su espalda lo mejor que pudo hasta poder sentarse sobre los hombros de ésta—. No te hará caso nunca.

—Si sigues llamándolo DongDong va a pensar que ese es su nombre, Yoonie —Rió brevemente, aplaudiendo con suavidad en cuanto el niño sentado entre sus piernas pudo por fin meter una de las piezas dentro de la cajita de plástico.

—Dongyul es muy aburrido, pero DongDong suena a cuando tocas la puerta del cuarto de la abuela y sales corriendo para hacerla molestar.

—¿Y eso por qué es divertido?

—Porque hacemos enojarla —Rió sonoramente, descansado sus brazos sobre la coronilla de Jennie como si de una mesa se tratara.

—La hacemos enojar —Corrigió con una sonrisa, posicionando sus manos tras Dongyul al ver a éste tambalearse hacia atrás.

—¿Tú también le haces bromas a la abuela, unnie? —Preguntó en un tono sorprendido, haciendo con su boca una perfecta O que con sólo imaginársela Jennie no pudo aguantar las carcajadas.

—No, se dice "la hacemos enojar".

—No te pongas como Rosie unnie —Refunfuñó—. Siempre quiere hacerse la inteligente.

—No es hacerse, lo es, más inteligente que tú y yo juntas.

—Habla por ti —Bufó haciéndose la ofendida, pero en cuanto la morena alzó sus manos para hacerle cosquillas se descompuso en gigantes y agudas carcajadas.

—¿Se están divirtiendo? —La dulce voz de Chaeyoung llamó la atención del trío que para sus ojos estaba compuesto de puros bebés, el cual la vio con los ojos destellando en alegría mientras se acercaba para sentarse en el suelo junto a la mayor de ellos.

—¡Mucho! ¡Unnie y yo nos divertimos más aquí que con todos esos aburridos adultos que hablan puras bobadas! —Exclamó la niña sobre los hombros de Jennie, lastimando ligeramente los pechos de ésta al balancear sus piececitos al demostrar su felicidad, por lo que la coreana tuvo que sostener sus talones para evitar que siguiera dándole patadas.

—¿Dos días y ya te llama unnie? —Sonrió Chaeyoung, alzando su malteada frente a los labios de Jennie para que ésta tomara de ella a través de la pajilla—. ¿No que los niños no te agradaban?

—Yoonie y DongDong no son unos niños cualquiera, ¿a que sí?

De acuerdo con las palabras de Jennie la niña soltó un fuerte grito, al cual no se tardó en unir su hermano menor, quien no sabía el porqué de hacerlo, simplemente repetía lo que su hermana hacía.

—Perdón por tardar tanto —Suspiró la neozelandesa, mirando con algo de culpa en sus ojos a Jennie, quien formó una sonrisa despreocupada al instante.

—No te tienes que preocupar por mí, tú tienes que estar con tu familia en la cena, no conmigo.

—Ellos quieren que te unas.

—Lo dudo mucho.

—¿Por qué?

—Me odian —Suspiró con cansancio, bajando la mirada para posar toda su atención sobre la coronilla del bebé que seguía luchando por meter la ficha del cuadrado por la entrada del óvalo.

Under the blooming roses - ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora