Ciego y sordo.
—¿Qué debería ponerme?
—Lo que tú quieras, sólo procura que tenga algo morado o parecido.
—¿Puedo usar mi ropa?
—¿Por qué no?
—La otra vez me dijiste que no podía vestirme como yo lo hago.
—Porque no estaría contigo —Sonrió con calidez, abrazando por la espalda a la neozelandesa aunque ésta no fuera capaz de despegar la mirada de su armario en busca de algo que ponerse—. Ahora no te dejaré sola así que no tengo que preocuparme de que alguien se te acerque.
—Entonces, ¿puedo ir en mi pijama de gatitos? —Bromeó sin demasiada gracia, en realidad estaba muriendo de nervios, y fue básicamente eso lo que hizo a Jennie soltar una carcajada sobre su oído.
—Es una fiesta, no una pijamada.
—¿Sería inapropiado ir en vestido?
—Hmm... no lo creo, pero tal vez sea más cómodo ir en pantalones.
—Pero quiero usar un vestido —Murmuró al hacer un puchero, ganándose con ello un beso en la mejilla de parte de Jennie antes de que ésta la soltara.
—Está bien, pero procura ir acorde a...
—Los colores, lo sé.
—Voy a darme una ducha, espero estés lista para cuando vuelva...
—Lo estaré.
Bajando las escaleras del apartamento Jennie soltó un suspiro antes de meterse al baño y posteriormente a la ducha.
Ya lo tenía todo planeado, había llegado a un acuerdo con Yoongi y Hyojong para que ninguna persona peligrosa en exceso asistiera ese día, y en cambio invitaron a ir a la mayoría de los novatos y algunos amigos cercanos y confiables.
No debía de estar nerviosa, pero lo estaba.
Chaeyoung le preocupaba infinidades, ella no pertenecía a ese lugar y lo único que quería era que se alejara, sabía que tenía curiosidad, por lo que decidió planear todo para pintar aquel refugio como un club cualquiera y acabar con sus ganas de ir, así que simplemente organizó una fiesta.
También tenía planeado confesarles a sus amigos que Chaeyoung era su novia, y esa era una de las razones más fuertes por las que quería morir.
Eran básicamente toda la familia que tenía, era lo mismo que presentarle una pareja a sus padres, y que aquellos dos lo fueran no era nada tranquilizante.
—¿Jennie? —Al escuchar la voz de Chaeyoung fuera del baño la morena cerró un poco la llave del agua, dándole a entender de esta manera a la otra que la estaba escuchando—. Hice un poco de café, ¿quieres?
—Por favor —Sonrió levemente para luego de escuchar los pasos de su novia alejándose terminar de cerrar la llave y salir de la ducha, secando su cuerpo con una de sus toallas para después vestirse con la ropa que ya había dejado allí, lo que eran unos simples pantalones de cuero, una camiseta blanca y zapatos deportivos grises con bastante altura agregada.
Al salir lo primero que vio frente a sus ojos fue una taza de humeante café puro sobre la mesita de su sala, no dudó en tomarlo entre sus manos y darle un largo sorbo, sonriendo al sentir aquel delicioso sabor cubrir su paladar.
Chaeyoung no llevaba ni cuatro días viviendo con ella y ya sabía cómo le gustaba cada cosa en su hogar.
Sonriendo al ubicar a la neozelandesa parada frente al gran ventanal que daba a la nocturna ciudad de Seúl caminó hacia ella, dejando un beso en uno de sus desnudos hombros antes de analizar su vestimenta.
ESTÁS LEYENDO
Under the blooming roses - Chaennie
Fiksi PenggemarEl mundo de Chaeyoung se derrumba cuando descubre que la persona en la que más confía en el mundo resulta haberle mentido por mucho tiempo, dejándola en un estado de suspensión muy confuso. Pero justo cuando más lo necesita llega una persona a su vi...