Under the blooming roses - Chaennie

[057]

Los fantasmas de Scrooge.

—Amor... ¿podrías acostarte ya? Estoy muriendo de sueño y sabes que no descanso bien si no puedo abrazarte.

—Sí... ya voy...

Los pies de Chaeyoung se movían impacientes alrededor de toda su habitación mientras sus manos marcaban una y otra vez el número de Jennie, sin obtener respuesta alguna del otro lado en ninguno de sus intentos.

—Chaeyoung, vas a despertar a tu madre si sigues caminando así.

Soltando un agotado suspiro la neozelandesa se dejó caer en la cama, sentándose en el borde de ésta mientras le escribía a la morena una vez más, implorándole que contestara sus llamadas.

—¿Sigues llamando a Kim? ¿Cuándo te rendirás, ah?

—No puedo dejar de pensar en ella... ¿no te parecía asustada?

—Ni un poco.

—¿Y si necesitaba ayuda?

—Tienes una imaginación demasiado creativa, Chae.

—Es que piénsalo, Lisa. ¿Por qué otra razón volvería a buscarme?

—Para joder —Respondió con simpleza, incorporándose para sentarse tras la mayor, rodeando su cintura con sus brazos antes de comenzar a dejar besos en la piel de sus hombros—. Si vas a hacer que tu novia se mantenga despierta tan tarde al menos que sea por algo que ambas disfrutemos, ¿no crees?

No era capaz de concentrarse en nada.

Quería enfocarse en el teléfono en sus manos pero los labios de su novia jugando con su piel no se lo permitían, y no era por el hecho de que estuviese tocando cada uno de sus puntos sensibles, sino porque su mente no podía dejar de imaginar que, quien estaba tentándole de esa forma, era Jennie.

—Lisa... creo que esta noche deberías dormir en tu casa...

Sorprendida, la tailandesa se separó de la suave piel de la pelirroja, inclinándose por encima de su hombro para intentar ver la expresión de Chaeyoung, pero ella enseguida apartó su rostro del alcance de su visión.

—¿Por qué?

—No me siento bien... además, tus padres deben extrañarte.

—Eres consciente de que es la una de la madrugada, ¿no?

—Lisa... por favor.

—Es por Jennie, ¿cierto?

—En serio, Lisa. Ahora mismo no quiero tener esta discusión.

—Claro que no quieres —Masculló en voz baja, levantándose de la cama de golpe antes de tomar su ropa de salir y comenzar a cambiarse con ella—. Esa imbécil te engañó durante todo el tiempo que estuvieron juntas, literalmente cada una de las palabras que te dijo eran falsas, jugó con tu cabeza y tus sentimientos, pero claro que no quieres hablar de ello, porque no eres capaz de aceptar que esa malnacida nunca te amó.

—Te lo pido por favor, no conoces a Jennie, así que abstente de hablar de ella como si hubieras vivido toda su vida desde sus ojos.

—Venga... ahora yo soy la mala.

—¡¿Cuándo vas a entender que en la vida real no existen malos ni buenos, Lalisa?!

—¡Pues según yo sé todo lo que te hizo ella se considera malo en cualquier lugar!

—¡Tampoco es como si tú hubieses hecho algo mejor a lo que ella me hizo!

El tiempo dentro de la habitación se detuvo por completo durante unos segundos, tiempo en el que el par sólo fue capaz de sostenerse la mirada, ambos ojos ardiendo en dolor.