[022]

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Philip K. Dick.

Tú:
Hola.

Jisoo:
¿Hola?
¿Quién es?

Tú:
Kim Jennie.

Jisoo:
Oh, hola.
¿Cómo conseguiste mi número?

Tú:
Se lo pedí a Lalisa.

Jisoo:
Pensé que ustedes no hablaban.

Tú:
No lo hacemos, pero me preocupa Chaeyoung, y sé que está mal por algo que pasó con ella, quería saber su parte de la historia, pero me dijo que hablara contigo.

Jisoo:
¿Ah? ¿En serio?
Tampoco es como si ella me haya contado mucho sobre el tema.

Tú:
Estoy segura de que sabrás bastante más que yo.

Jisoo:
¿Y qué quieres saber?

Tú:
Quiero reunirme contigo para hablar, ¿crees que podamos?

Jisoo:
¿Cuándo?

Tú:
¿Estás libre hoy?

Jisoo:
¿Quieres que nos veamos hoy?

Tú:
Y ahora, en tu casa.

Jisoo:
Eres muy rústica ¿no?

Tú:
Prefiero que me digan dominante.

Jisoo:
Está bien, déjame limpiar un poco y te enviaré la dirección.

Tú:
Genial.

Una gran sonrisa llena de suficiencia se curveó en los labios de la castaña en cuanto guardó su teléfono en el interior de su bolsillo, jamás habría pensado que todo sería tan fácil como eso.

—Esa sonrisa no me da buena espina —Comentó Chaeyoung mirando con desconfianza a la mayor, deteniendo la película que estaban viendo para acomodarse de forma en que pudiera prestarle toda la atención posible a la otra—. ¿Qué plan malvado tienes pensado ahora?

—¿Por qué tiene que ser malvado? —Cuestionó en un tono de fingida indignación tan exagerado que la menor no pudo evitar reír.

—Porque esa es tu sonrisa malvada.

—¿Ahora tengo distintas sonrisas?

—Siempre las has tenido, Nini.

—Deja de llamarme así —Bufó haciendo ojos bizcos, dejando caer su cabeza contra la almohada entre fatigados quejidos.

—¿Por qué sólo él puede llamarte así? —Interrogó haciendo un puchero, acostándose boca abajo sobre el cuerpo de la otra para acariciar su cuello delicadamente con las yemas de sus dedos, sonriendo al notar cómo las comisuras de los labios de la mayor se habían elevado unos milímetros en respuesta a su tacto.

—Seokjin no puede llamarme así.

—Pero lo hace.

—¿Por qué no le preguntas todas las palizas que se ha ganado por eso? Ya hasta le tomé gusto a escuchar sus suplicas para que no deforme su preciado rostro.

—¿Tú me pegarías?

—Nah —Sonrió, levantando su cabeza un poco para mirar los brillantes ojos de Chaeyoung, quien sonrió más ampliamente al notar la cercanía de sus labios con los de ella—, al menos no en la cara.

Under the blooming roses - ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora