Pablito clavó un clavito.
Chaeyoung no se había equivocado.
Efectivamente el beso con Jennie había hecho que todos los pensamientos vinculados con Lisa desaparecieran.
Vinculados y no vinculados.
Pues era lo único que había en su cabeza.
Sus labios.
No podía siquiera describir lo que había sentido.
No eran cohetes ni mariposas, no era lo que decían en las películas.
Pero era extraordinario.
Sentía que algo en su cabeza se había reiniciado, borrando cada recuerdo que tenía con Lisa y dejando su conciencia limpia.
Tal vez en este contexto el dicho de un clavo saca otro clavo se adaptaría muy bien.
—Es miércoles, ¿trajiste tu uniforme de gimnasia? —Escuchó a su madre decir, algo impaciente por tener que manejar tan lento gracias a la cola que tenía que hacer para dejar a su hija frente al instituto.
—Sí, está en mi mochila.
—Si no aguantas no vayas a esforzarte de más, no puedo volver a salir del trabajo para recogerte si te desmayas.
—Lo sé.
En cuanto el auto alcanzó la entrada del instituto Chaeyoung se bajó de éste, formando una sonrisa cansada en cuanto vio a la castaña que esperaba por ella.
—No te ves bien —Comentó Jennie mientras se unía a su caminar, entrando junto a unos cuantos estudiantes a la institución.
—Mi mamá sigue enojada conmigo.
—¿Por lo del sábado?
—Sí...
—¿Y conmigo?
—No, quería que te diera las gracias de su parte por haberme cuidado.
—No le dijiste que fui yo quien te mantuvo fuera hasta tan tarde.
—No.
—Perdón por eso.
—No importa, está bien.
Cada una se cambió las zapatillas en sus casilleros de la entrada para después caminar hacia el ala izquierda del instituto, dirigiéndose directamente a los vestidores, encontrando estos completamente vacíos al entrar.
—¿No es muy temprano para cambiarnos? —Cuestionó Jennie, sacando de su casillero sus zapatos deportivos para guardar sus pantuflas al igual que Chaeyoung.
—No me gusta cambiarme cuando están todas mis compañeras.
—Pero si es lo más normal del mundo.
—Recuerda que yo me crié fuera de Corea.
—Oh, cierto.
Jennie comenzó a desvestirse con tranquilidad, riendo al notar la forma en que la menor desviaba su mirada desesperadamente.
Guardó su uniforme en la taquilla y se puso el de gimnasia, sentándose en el banco del medio para ponerse los zapatos que acababa de sacar.
—¿No te vas a vestir nunca? —Cuestionó con una sonrisa ladina al notar la situación de la pelirroja, quien miraba fijamente el uniforme dentro de su casillero sin tener el valor suficiente para sacarlo. Se estaba muriendo de nervios—. No tienes nada que yo no tenga.
Chaeyoung no podía hacer nada para evitar lo que estaba por pasar, por lo que saltó de lleno al abismo.
Se desvistió de una forma involuntaria increíblemente lenta, odiándose a sí misma por no poder hacerlo más rápido.
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Under the blooming roses - Chaennie
Fiksi PenggemarEl mundo de Chaeyoung se derrumba cuando descubre que la persona en la que más confía en el mundo resulta haberle mentido por mucho tiempo, dejándola en un estado de suspensión muy confuso. Pero justo cuando más lo necesita llega una persona a su vi...