°Chapter°: Trece

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∆Podía escuchar tan agudo la lluvia chocar contra el suelo. El olor a humedad. El frío incrementar sobre mi piel.

Tenía una sensación extraña. Flotante.
Mis párpados pesaban, y mi cuerpo no reaccionaba ante mis súplicas.
La superficie en donde me recostaba era helada, aunque sintiese un calor palpitante en un costado de mi frente. En un intento de querer saber dónde me hallaba alcance a palpar lo que parecía ser agua. Abrí mis ojos con dificultad, todo estaba borroso y una luz no me permitía enfocar bien.

Lo único que podía vislumbrar era agua sucia...y unos zapatos de cuero negros empapados por la lluvia, inertes; Muy cerca de mí.∆

Los fuertes golpes en la puerta lograron despertame de mal ánimo. ¿A quien demonios se le ocurría molestar un día domingo? Apoyé mis pies en el suelo pérdida en un punto invisible. Comenzaba a pensar seriamente en tomar pastillas para dormir, las constantes pesadillas no parecían querer irse.

— ¡Voy!

Me tomé el cabello en una enmarañada coleta, caminando a la vez hacía la puerta, hasta que llegué a esta y me centré en abrirla.

— Hola.

¿Qué hacía ella aquí?

— Mamá...

— Traje pastelitos — Sonrió, enseñando un plato envuelto en papel alusa que sostenía en sus manos.

— ¿Por qué viniste?

— No vas a recibir a tu madre que tuvo que viajar doce horas para verte. — Abrió uno de sus brazos logrando que aceptara su cálido abrazo.

Depositó un tierno beso en mi mejilla y entró sin preguntar. Hace años que no pasaba tiempo a solas con mamá, desde los ocho años, nunca comprendí bien el porqué ella me dejó a cargo de mi padre desde entonces. Con suerte iba a visitarme los fines de semana, y dejó de hacerlo una vez que llegué a mis diecisiete.

— Wah. Tu departamento es muy bonito — Chilló sorprendida dejando el plato de pasteles sobre la mesa de centro.

— Al parecer te acordaste de qué tienes una hija.

Conseguí captar su atención. Agachó la cabeza apenada jugando con sus dedos. Me crucé de brazos, solía ser muy débil ante mis sentimientos por culpa de ella. Mi padre fue el único que me ayudó con eso; Quizás era una de las muchas razones por la cual me costaba confiar fácilmente en las personas.

— Necesitaba verte — Levantó su vista — Sabes, aunque no te haya visto por un par de años sigues siendo mi hija.

— Par de años — Solté una risita sarcástica.

— Cariño, yo te amo, lo sabes.

— Claramente — Afloje mis brazos — Por esa misma razón me abandonaste cuando era pequeña.

— No te abandoné, cariño. Te dejé a cargo de tu padre.

— ¡Y luego! — Tragué saliva en un intento de quitar el nudo en mi garganta — Siquiera ibas a verme. Siempre dabas excusas.

— Lo hice por tú bien.

— Já. En qué mundo se abandonan a sus propios hijos por su bien. ¿En el tuyo? Tu mundo si que da asco.

— Cariño, no podía dejar que te lastimaran. Después del accidente yo realmente no pude seguir cuida...

— ¿Accidente? — Le quité la palabra de la boca.

Ella simplemente me observó fijo, como si hubiese cometido una equivocación. Suspiró desganada y volvió elevar el mentón.

— Bien. Me iré — Acomodó su bolso sobre su hombro con seguridad — Lamento haber venido sin avisar — Avanzó hasta la salida con tranquilidad — Sólo quería saber si estabas a salvo.

Con eso se fue dejándome con muchas dudas. Caminé a pasos apresurados al baño con ansiedad, para luego mojar mi rostro. Me sentía pérdida, faltaban piezas en este rompecabezas.

¿A qué accidente se refería? Necesitaba recordar, pero antes de mis ocho años, tenía mis recuerdos borrosos, desordenados.
Le di una corta vista a mi semblante en el espejo. Me veía devastada.

Mi vida parecía ser toda una mentira.

"Love On The Brain"  † Mark Lee & Tú † [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora