La lluvia disminuyó su intensidad. Ahora era una suave llovizna. Mark se recostó sobre su moto, mientras pasaba sus dedos por su cabello deshaciéndose del resto de agua que traía en el. Yo, por mí parte, sólo me dedicaba a mirar el final de la carretera, parecía nunca terminar. Mi cabello estaba empapado, tanto que caían pequeñas gotas de agua de este.— ¿Ahora en quién crees?
Ladee mi rostro hacía Mark. Había logrado recordar lo sucedido cuando tenía ocho años, pero aún mantenía demasiado preguntas en mi interior.
— Necesito saber más — Contesté, pérdida en el charco que se había formado en el pavimento.
— Te diré todo, si así lo quieres — Se enderezó para caminar hasta mi — Pero aquí no.
Mis ojos buscaron los suyos, ¿Acaso estaba en peligro? Quería saber la verdad pero, al mismo tiempo, me aterraba la idea de descubrir algo desconocido que no pudiese controlar.
(...)
El incómodo silencio en el ascensor me agobiaba. Regresamos a casa más rápido de lo que pensé.
No paraba de jugar con mis dedos, era notoria mi inquietud en cambió él, mantenía su postura indiferente. Me quedé viéndolo por unos largos segundos, como aquella vez en que me quedé atrapada en el ascensor junto con él. Inspeccione su fisonomía con la mirada, Mark era peculiarmente especial, en todo el sentido de la palabra. Especial.— ¿Tienes miedo? — Soltó. Al parecer notó la forma intensa en que lo observaba.
— Un poco — Agaché la cabeza.
— Está bien...— Aseveró, a la vez que mantenía la vista al frente. Volteó su rostro hacía mí, sin ningún tipo de expresión — Está bien sentir miedo.
Nos quedamos mirando fijamente por unos eternos instantes antes de que las puertas se abrieran. Mark se me adelantó, y salió primero. Aún insegura sobre lo que sucedería en aquel momento me quedé inerte, pensando. Por alguna razón saber todo no me inquietaba, lo que en realidad temía era la idea de sentir miedo hacia Mark. No quería. Realmente no quería.
— ¿Vendrás?
Mi atención se posó en él, ¿Por qué sentía algo dentro de mí que jamás sentí cuando él no existía en mi vida? Asentí, para luego seguirlo. Mark se detuvo frente a su puerta, mientras rozaba la manilla de esta con sus dedos, apartó la vista de ella, para posarlos en mí.
— Entra primero — Soltó con tono de obligación más que de una opción.
Bajo la vista al suelo para después subirla y verme fijamente, una vez más con aquel ojo ceniza que me intrigaba. Tenía que admitir que no conseguía acostumbrarme a que su ojo izquierdo cambiará de color de un momento a otro, pero por otra parte, me daba curiosidad.
— ¿Por qué? — Cuestioné. Aunque pareciera que me lo preguntaba a mi misma.
— Tu respuesta está tras ésta puerta.
Su profunda mirada continuaba sobre mi, analizado cada minúsculo movimiento que diese. Alcé los hombros tomando el máximo de aire que pudiese. No sabía a qué me enfrentaría. Observé a Mark una vez más, antes de tomar la manilla y girarla.
Un fuerte gritó salió de mi boca. Lo que veía me era inexplicable. El frío inundó mi rostro, bajé el mentón para ver mejor. Era un acantilado, oscuro, sin final. ¿Dónde estaban los cuadros? ¿Los pasillos? ¿El suelo? Nada en absoluto, sólo un acantilado.
— Salta.
Inmediatamente mis ojos se fueron a él. ¿Qué diablos quería que hiciera? ¿Acaso planeaba asesinarme?
— ¿Qué? Tienes que estar bromeando — Reí con nerviosismo.
Mark se puso a mi costado y estiró su mano frente mi. Sin quitar su expresión de seguridad. Estaba tan pleno. Ni una pisca de temor.
— ¿Confías en mí? — Soltó placible.
Tragué saliva, estaba a punto de cometer suicidio solo por confiar en el.
Necesito descubrir la verdad.
Sostuve su mano, mientras cerraba mis ojos a la espera del final. Escuché como Mark dió dos pasos firmes, en tanto el viento helado chocaba contra mi piel. Pero no caí, al contrario, mis pies estaban sobre algo sólido. Abrí mis párpados confundida. Era el departamento de Mark, estábamos en su departamento. ¿Cómo era eso posible? Si había un acantilado hace menos de diez segúndos atrás. Recorrí el sitio con la vista, absolutamente todo se encontraba donde pertenecía, nisiquiera se habían movido un centímetro.
— Mark...
No comprendía. Qué clase de chiste de mal gusto era ese.
— Es una de las muchas cosas que puedo hacer — Me vió fijo.
— ¿Cómo?
— Ciego a las personas — Se tocó la barbilla, incómodo — Puedo hacer que crean ver lo que yo quiero que vean. Juego con su mente y con su cordura.
Me perdí en un punto invisible, en tanto intentaba encontrar una explicación lógica para aquello. Si era así. Sí el realmente podía manipular lo que una persona ve.
— ¿Lo hiciste conmigo? — Mi atención se fue a su semblante, el cual permanecía imperturbable.
— Sí.
— ¿Cuándo?
Mark se recostó de brazos cruzados sobre la pared, manteniendo sus ojos en los míos.
— Hace unos segundos atrás. Hoy en la carretera — Lamió sus labios — Esa noche en tu habitación.
Los recuerdos llegaban a mí como balas. Entonces esa noche en la que alguien entró a mí departamento y Mark apareció en mi cuarto, nunca fue un sueño. Todo era una mentira. El auto que iba a chocar con nosotros en la carretera, el acantilado dentro de su apartamento. Seguía pasando cada escena por mí cabeza, hasta que llegué a una en específico. La primera fiesta en el Louvre. Esa vez Kelly pasó por mí lado sin verme. Fue también obra de él.
— En la fiesta — Apreté el final de mi blusa — Cuando fuimos al Louvre y tú querías sacarme de ahí. ¿También fuiste tú?
— Esa vez no fue a ti a quien cegué — Se alejó de la pared para ponerse frente a mí — Cegué a todo el resto, menos a ti.
— ¿Por qué?
Mark se tensó, era demasiado claro que mi pregunta no era del todo de su agrado.
— _______, hay algo que tienes que saber...
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"Love On The Brain" † Mark Lee & Tú † [TERMINADA]
ФанфикDicen que el destino decide tú camino: tú pasado, tú presente y tú futuro. Es tan poderoso que incluso decide a quien deberías amar. ¿Acaso él era mi destino? Entonces, porqué le temía tanto a la idea de que lo fuese, y a la vez...le temía a que dej...