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Los hilos rojos del albino no tardaron en enrollarse en el voluptuoso cuerpo de la azabache como si se tratase de unas ramas llenas de espigas. La contraria ni se inmutó, le había dejado oprimirla para que se acercara lo suficiente y así atacarle.
No tenía ni que utilizar a su contenedor de metal, ese chico no era contrincante a la hora de la verdad.
Así que sólo se iba a divertir un poco antes de zanjarlo este asunto tan patético.
Estiró con fuerza de sus cuerdas y la acercó automáticamente a él. La agarró del cuello y se puso detrás de ella, con otra aguja colocada en su estómago. Iba a amenzarla para que se dejase llevar por propia voluntad, y así él se lavaba las manos para no tener que hacerle mayor daño.
Pero cuando fue a pegarla contra su cuerpo para poder dejarla inconsciente, sus hilos rojos de repente se sintieron ligeros. Demasiado, a su parecer. Como si hubiesen estado sujetando una mera pluma de un cuervo que repentinamente, se encontraba riéndose en su cara.
No había nadie entre ellos.
— Aquí, Ja'fi.
Sus párpados se abrieron con asombro al notar a la chica encima de él, con sus manos puestas en cada uno de sus costados de la cabeza.
Sintió al mismo instante, la alarma por el tacto de la muerte a punto de aparecer en su vida.
Alexia recreó una cruel mueca en sus labios.
— No me llaman serpiente sólo por mis ojos— No lo pudo ver, pero la sonrisa que la joven esbozó fue espeluznante—. Soy escurridiza, amor.
El de pecas sabía que en ese momento, podía partirle el cuello sin más. Doblar un poco sus extremidades y decirle adiós a cada momento que había vivido.
Pero no lo hizo.
En cambio, enrolló sus piernas alrededor de su torso para oprimirlo duramente. Sin dificultad, elevó el cuerpo del hombre y lo estampó contra el suelo.
Ante el gruñido del de cabello blanco la reptil se posicionó sobre la espalda de él al sujetarle por el cuello y obligarle a tenerlo boca abajo, comiendo la hierba que había en la superficie. Con una mano sujetó su cabeza para mantenerlo así, y con la otra deslizaba el brazo de Ja'far cada vez más hacia arriba.
— Te lo voy a romper.
No fue ni una advertencia, ni un aviso para dejarle una segunda opción... Era más bien, una garantía de que iba a suceder como dictaba.
Y en ese entonces, el crujido de su hueso dislocándose resonó en el solitario jardín.
Con una pequeña risita la pelinegra se levantó de un salto al presenciar una de sus cuchillas dirigiéndose directamente hacia ella; El de Sindria las había ocultado por debajo de la tierra para poder sorprenderla, pero falló.
Después de tanta experiencia en combate, no había casi nada que la pillase desprevenida; Como bien había dicho, era escurridiza. Hábil.
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Serpiente dorada [Magi, the laberynth of magic]
FanfictionSegunda temporada de «La misteriosa conquistadora de laberintos».