...
— Dime, Ja'far...
El nombrado observó desconfiado a la joven, la pelinegra que se encontraba sentada al final de la cama. Una de sus piernas, algo descubierta, reposaba grácilmente encima de la otra. Alexia lo miraba de manera incesante, pero él, por desgracia, se anonadó de una clara diferencia que distaba de las anteriores veces.
Ninguna sonrisa, ni astuta, acompañaba su rostro.
— ¿Qué te ha parecido el recorrido? ¿Tus ideas se han aclarado?
El albino caviló cada momento y escena que presenció en el pueblo, junto a ella. Definitivamente, había imágenes en su mente que le provocaban escalofríos. Aquella misma noche tuvo pesadillas, pero se abstuvo de comentárselo a la dorada. Era consciente de la mente sádica que ella poseía, y si por asomo llegaba a sus oídos, lo único que conseguiría sería más martirio.
Alexia siempre se encargaba de jugar contigo, y desde que él estaba a su merced, no había parado ni un solo segundo. Quería asegurarse de que desorientaba las ideas y creencias de Ja'far.
Y lo había conseguido.
— ¿Y bien? — Volvió a repetir, con una ceja alzada. Estaba deseosa de saber la respuesta.
— Entiendo tu punto de vista, Alexia— La chica, en un silencio peligroso, aguardó a que el contrario, quien se encontraba algo dudoso, siguiera—. Lo que me has hecho ver me ha abierto los ojos, y sé perfectamente que Sinbad está obrando mal.
Ligeramente interesada en el rumbo de la conversación, la de cabello largo ladeó la cabeza. El ex asesino, quien estaba parado frente a ella, todavía atado, lo tomó como una vía para seguir explicándose.
Debía aprovechar que estaban solos para poder lucrarse de ello.
— Pero... Jamás lo traicionaré o le daré la espalda.
Definitivamente, la muchacha se esperaba semejante respuesta. Pese a que su interior albergaba, por muy ínfimo que fuera, un resquicio de esperanza.
La mirada de Alexia cambió repentinamente, dejando a Ja'far en estado de alerta máxima. Sus ojos dorados brillaban, y a la misma vez, se mostraban más oscuros que nunca. Su expresión era de completa seriedad, un mal signo.
Cuando la serpiente se encontraba con tan faceta de severidad, nada podía salir bien.
Era como una desdicha.
— Bueno, ha sido un placer conocerte.
El pecoso tensó los músculos. Había trabajado como asesino, y les había quitado la vida a muchas personas. Por ello, se le hacía familiar el aura que ella estaba emanando.
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Serpiente dorada [Magi, the laberynth of magic]
FanfictionSegunda temporada de «La misteriosa conquistadora de laberintos».