Encadenado A La Oscuridad

3-A

- ¡Eres un imbécil! - volvió a darle otro latigazo a mi ya maltratada espalda.

Carlos, nada más llegar, me llevo a la sala de tortura, me amarró y empezó a darme puñetazos, luego continuó con patadas y cuando se cansó, se sentó para fumar y me utilizó como cenicero para apagar sus cigarros en mí y por último, me puso de espalda y comenzó a darme latigazos, con este ya van diez.

- ¿¡CÓMO PUEDES SER TAN IMBÉCIL!? - otro latigazo cayó en mi espalda y justo después otro y otro, hasta que se canso y se marcho.

Quede ahí, con mi espalda chorreando sangre, sin fuerza, sin gritar, sin llorar, ya no podía hacerlo, no tenía fuerza para ello.

Un rato después, vino mi hermano y me sonrió.

- Papá me ha dicho que has sido un mal niño - Sonrió cínicamente - me ha pedido, que te de una lección.

- Por favor, no - Supliqué.

- Me excita verte así - muerde su labio mientras me observa de arriba abajo - mira como me has puesto - dijo tocándose el miembro.

Seguidamente se lo sacó y me obligó a ponerme a cuatro patas.

- Por favor Edwin - las palabras no podían ni salir de mi boca - no lo hagas - rogué.

- Tranquilo, te va a gustar - aseguró y colocó su miembro en la entrada de mi cavidad anal.

 Metió su polla de golpe y me arqueé intentando alejarme gritando, pero no pude, él me agarró fuertemente de la cadera.

- Shhhhh - susurró sin moverse ni dejar que me mueva.

- Esto no me gusta, para por favor - susurré yo, pero él hizo caso omiso a mis palabras.

Empezó a darme una embestida tras otras sin piedad yo rogaba en gritos que parase, lloraba y suplicaba, pero hasta que no termino de saciarse, no se fue.
Quedé ahí, llorando, deseando morir,deseando que esto acabase de una vez, para dejar de ser una torpeza para mi familia.