El Sumiso ~ 46

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Narra Lali:

Mis padres han saludado a Eugenia y parecen muy felices de que por fin haya encontrado a uno de mis hermanos biológicos. Mi relación con Eugenia, por el momento, no es muy buena. Pero aún así, nos saludamos educadamente, también saludo a Rufina cariñosamente y la dedico una sonrisa amable.

Sinceramente, la nena no tiene la culpa. Los nenes nunca tienen la culpa de lo que sus padres pueden hacer con otras personas.

Somos Ana y yo las que ayudamos a mamá a terminar de preparar la cena. Ensaladas italianas de primero, que son las que más me gustan, junto con otros entrantes: hojaldres, panecillos... Y carne asada especial de segundo.

La carne asada... Recuerdo que ese fue el plato con el que me conquistó mi mamá cuando era pequeña. Mis primeras Navidades con mi familia adoptiva, consistieron en regalos, abrazos, mimos... ¡Y carne asada! Apenas había probado ese tipo de manjares en mi vida anterior. Un trozo de pan ya significaba la comida de un día entero para mí. Por eso, la primera vez que probé la carne asada, pasó a ser uno de mis platos favoritos. Desde entonces, mi mamá la prepara por Navidad, y también en la mayor parte de los actos importantes que celebramos en familia.

— Has tardado, pero es muy lindo — me dice Ana terminando de preparar una de las ensaladas.

Si ella supiera...

— Nunca tuve mal gusto.

— Yo no dije que tuvieras mal gusto. Pero no has traído ni siquiera a amigos varones a casa., Nico ha sido la excepción. Cuando mamá me contó que tenías novio, pensé que estaba delirando.

Frunzo el ceño:

— No trates esto como si fuera una broma. Porque de verdad, no lo es.

— Ay Lali... No te pongas así. Solo dije que es un chico muy guapo, realmente, al menos yo me esperaba otra cosa. Pero bueno, es así y así está bien.

Suspiro. Mi hermana siempre me ha tratado como una tonta con el tema de los chicos. Incluso cuando llegué a casa embarazada de Santino pensaba que había sido por inseminación artificial. Pero no...

— ¿Estás molesta por qué tengo un novio más lindo que el tuyo?

Ana niega con la cabeza y me sonríe:

— No Lali. Estoy feliz de que estés con Peter. Y más feliz todavía de que hayas encontrado a una persona estupenda, que además quiera a tu hijo.

— Sí, con Santi se lleva muy bien — miro para atrás. La cocina de la casa de mis padres conecta con la sala de estar, justo dónde están todos nuestros invitados esperando a comer.

Allí Peter está tirado en el suelo, con un auto de color verde. Santino está a su lado, con un autito de color rojo, están haciendo carreras por la alfombra. Un poco más retirada, está Rufina con una de sus muñecas, haciendo de la chica que da la salida en las carreras.

Sonrío profundamente. Adoro que Peter y Santi se lleven tan bien.

— ¿Habéis pensado en casamiento? — mi hermana Ana me pregunta. Creo que lo está diciendo en serio.

— ¿Casamiento?

Ella asiente con la cabeza.

— ¡Oh no! ¡Ana! ¿Cómo voy a pensar en casamiento si apenas llevamos unos meses conociéndonos?

Ana se encoge de hombros:

— Estabilidad para vos, para él... Para Santino sobretodo.

— Hay muchas parejas que no se casan y aún así tienen estabilidad — me defiendo.

— Pero sería lindo que hubiera casamiento. No tiene nada de malo una boda. Si se quieren, ¿por qué tienen que temer?

— Ana — me intento poner lo más seria que puedo —. Ahora mismo no da que haya casamiento. Tal vez dentro de unos meses... O incluso de un año... ¡Vos ni siquiera te casaste y yo nunca hablé de que lo hicieras!

Mamá irrumpe en la cocina con los guantes para sacar la carne asada del horno:

— ¿De qué estaban hablando?

— De casamiento, mamá... — respondo.

— ¿Querés casarte, Lali? — mamá me pregunta con una sonrisa de ilusión. Quiere boda, pero de momento no va a haber boda.

— Puede que más adelante — respondo.

— Bueno, espero que después sea un "sí quiero". Tengo ganas de ser la madrina de casamiento de una de mis hijas. O incluso de Patricio. Aunque vuestro hermano de momento se ha tomado las cosas del amor poco en serio.

Ana y yo nos reímos. Mamá tiene toda la razón.

— Bueno, vamos a llamar a la gente para que nos ayude a servir la mesa...

Y no hace falta ni que de un grito, porque papá y Patricio ya están allí para ayudarnos. Por detrás aparecen unos ojos verdes hermosos:

— ¿Puedo ayudar yo también? — pregunta Peter de una forma tan tierna que hace que me derrita.

— Claro mi amor — dice mi vieja dándole uno de los platos con ensalada —. Muchas gracias, cielo. Sos maravilloso, me encanta que Lali haya encontrado a alguien como vos.

— Muchas gracias...

— Majo. Llamame Majo — le dice mi mamá rápidamente —. Nada de señora, no me gusta que mi familia me llame señora.

Peter me mira sonriendo y yo le devuelvo la sonrisa.

-...-

Narra Lali:

La cena transcurre tranquilamente, con una charla cómoda y alegre. Le hacen un examen de la historia de su vida a Peter, y él responde a todo con mucha sinceridad.

Es tan transparente...

También la preguntan a Eugenia. Y entonces, cuando ella habla, puedo ver que Nico no para de mirarla:

¿Significa que mi amigo, mi mejor amigo... Mi amigo del alma de toda la vida, se ha enamorado?

Dios, tengo que enterarme de esto.

Terminamos con el postre: la riquísima torta de chocolate de Ana. Cada día está mejor. Soy la encargada de ayudar a lavar con agua toda la vajilla antes de meterlos en el lavaplatos. Peter y Nico me acompañan a la cocina mientras mis padres, mis hermanos y Santino se quedan con Eugenia y Rufina.

— Nico, quiero hacerte una pregunta.

— Decime.

Creo que Nico ha respondido demasiado rápido. No tiene ni idea de que el próximo examen se lo voy a hacer a él.

— ¿Te gusta Eugenia? — soy directa.

Peter se tapa la boca y mira a Nico. Creo que no quiere reírse.

— ¿Eugenia? ¿A mí?

— Sí, a vos. ¡Dale! No has dejado de mirarla en toda la cena.

— ¿Y eso que tiene que ver? Solo la estaba mirando, nada más... A ver si mirar ahora va a ser un pecado y no voy a poder hacerlo.

— Yo no dije que no lo hicieras, solo te pregunte que si te gusta Eugenia porque no paraste de mirarla en toda la noche.

— Es linda — dice él, sin terminar de responder a mi pregunta.

— Te pregunta que si te gusta, no que si es linda — añade Peter divertido.

— Bueno, es linda. Me cae bien, podría gustarme. Pero, ¿por qué quieren saberlo ustedes dos?

— Porque soy tu mejor amiga y siempre nos hemos contado todo — respondo.

Pero de un momento a otro, el sonar del timbre deja toda la casa en silencio.

— Voy — dice mamá desde la sala de estar. Ella se levanta y va hasta la entrada para abrir la puerta.

Nico sonríe de forma sospechosa. Y desgraciadamente, no se porque lo hace. Empiezo a no entender nada. 

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