El Sumiso ~ 47

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Narra Lali:

Un chico y una chica entran en mi casa. Mamá los conduce a la sala de estar con el resto de los invitados. Nico se levanta a saludar el primero:

— Rocío, bienvenida.

¿Rocío?

— Gracias Nico. Ha sido un placer trabajar para vosotros — la rubia sonríe y abraza a mi mejor amigo.

El chico rubio me mira mientras yo sigo pensando de que se trata todo esto. La suerte no puede estar tan de mi parte. Peter, después Eugenia... y ahora, ¿mi hermano Gastón?

¿Todo esto es real de verdad?

Nico me mira con una sonrisa:

— Rocío lo ha encontrado.

El chico rubio corre a abrazarme. Sí, ahora se perfectamente de lo que se trata todo esto.

¡Mi hermano Gastón!

— Enana, no sabés lo mucho que te he extrañado todos estos años. Pensé que no iba a verte jamás — Gastón me da un beso en la frente y me separa un poco —. Sos tan hermosa como mamá, igualita a mamá. También tenés su altura...

Refunfuño divertida:

— Nunca destaque por la altura.

— No, claro que no. Pero sí destacabas por lo linda y buena que eras.

Eugenia se levanta del sillón y yo la miro sonriendo:

— Es María.

Gastón mira a Euge y la sonríe. Rápidamente se aleja de mí y también la abraza a ella.

— Vos sí que has cambiado. Pero seguís igual de linda — dice mientras la abraza —. ¡Dios mío, yo no me puedo creer que esté pasando todo esto! Mis dos hermanas, dos de las mejores cosas que me pasaron en la vida, reunidas en una misma noche — Gas trata de no llorar, pero no puede resistirlo.

Los tres nos fundimos en un hermoso abrazo. Estuvimos siempre tan juntos, nos necesitamos tanto durante tantos años y no pudimos estar así... Ahora el tiempo se ha puesto de nuestra parte, y espero que podamos recuperar todo lo perdido en poco tiempo.

Miro a Peter. En verdad parece el ángel que ha cambiado toda mi vida. Ya lo sentía, pero ahora siento aún más que es la persona con la que quiero formar mi familia, la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida.

-...-

Narra Peter:

Desde hace dos semanas vivo en casa de Lali. Todavía me pierdo por aquella casa, porque tiene montones de habitaciones, casi el doble de las que yo pensaba que tenía. Compartimos habitación... En realidad lo compartimos todo. Santino también está feliz de que yo esté en casa con ellos.

En verdad, no me puedo quejar de nada, tan solo agradecer.

Aunque Lali dice que tiene mil cosas que agradecerme. Dice que la he salvado y que nunca va a poder pagarme eso. Yo tan solo pienso que Lali se había escondido en su capa de dura porque no tenía a una persona fuera de su entorno familiar a la que amar, hasta que nos encontramos, y entonces todo cambió. Sacó su lado bueno, y ahora no para de sonreír.

Santino aparece mientras que estamos terminando de trabajar en uno de los asuntos pendientes con Canadá. Quieren abrir una sucursal de la empresa de Lali allí, y tendremos una reunión dentro de poco, con una posterior presentación en Quebec. Lali quiere tenerlo todo a punto para esta semana, pues la reunión con los futuros dirigentes será a principios de la semana que viene.

— Mami, ¿cuándo acaban?

— En un ratito chiquitito mi amor — Lali se levanta del asiento y agarra a Santi con mucha ternura —. ¿Te querés quedar con nosotros y así nos ayudás?

— ¡Dale! — exclama el enano con entusiasmo.

Lali vuelve a sentarse en la silla del escritorio y sigue preparando la presentación. Yo me estoy encargando de los datos numéricos para la reunión. Tiene que estar todo perfecto, debemos convencer a esos norteamericanos que la empresa de mi novia es una gran inversión.

— ¿Podemos ir a cenar fuera? — pregunta Santi.

Lali ríe. Ya tenía sospechas sobre la proposición de Santino.

— ¿A dónde querés ir a cenar enano? — le pregunto.

— Al restaurante italiano que la gusta a mamá.

— ¡Ah! ¡Esa idea sí que me gusta! — exclama Lali muy sonriente.

— Iremos a cenar al restaurante ese entonces.

— ¡Y luego vemos todos juntos una peli en la cama! — dice Santino —. Una de Disney. A mamá la gusta, y a vos también Peter.

— ¿Nuestra cama? — dice Lali.

— Sí, nuestra cama — respondo.

— Le encantaba mi cama, y ahora le encanta nuestra cama — dice Lali dándole un beso en la cabeza —. ¿A qué sí mi amor?

Santino asiente con una sonrisa.

En ese momento, mi celular empieza a sonar. Miro quién es: Nico. Atiendo rápidamente:

— ¿Nico?

— Hola Peter, ¿cómo andan?

— Bien, ¿y vos? ¿Cómo estás?

— Bien bien, quería hablar con vos sobre una cosa. Es que bueno, ayer Eugenia me llamó, a una hora un poco rara... Eran casi las dos de la mañana. Me preguntó que si quería ir a cenar a su casa hoy, y no sé... No sabía lo que decir al principio, pero mi instinto me decía que tenía que ir.

— ¿Y vas a ir? — le pregunto levantando una ceja.

— Sí, voy a ir. Pero es que, hace mil que no tengo una cita con una chica. A Lali la trato como a una amiga y no es que me ponga re lindo para ir a comer con ella. Sé que con Lali es imposible tener algo, es más... Yo nunca lo tendría. Pero es hermosa mi amiga...

Frunzo el ceño un poco celoso:

— No le des más vueltas. Lali es mía y no pienso dejártela.

Lali suelta una carcajada.

— Entonces, ¿qué mierda me pongo para ir a cenar con Eugenia?

— Primero pensá si Eugenia te gusta...

— A ver, la chica es muy linda... No muy linda, es hermosa. Pero es que no sé... Tiene una hija, me da miedo meterme, que la nena se encariñe y después nosotros nos separemos.

— Yo me separé de Eugenia y aún así seguimos estando de amigos, y sigo amando a Rufi. Y Lali tiene a Santino, los nenes buscan amor, solo tenés que dárselo, y te digo que a Rufina no la va a causar un gran trauma que te vayas, y mucho menos si vos después la seguís amando. No busques excusas. Si Eugenia te gusta, a por ella.

— ¡Gracias amigo!

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