CAPITULO XXII
El amor se presenta de diferentes maneras, a veces queriendo y a veces sin querer. Todos somos susceptibles al amor, inclusive a fallar en él, ¿Qué me esperaba a mi si la mayoría de cosas me salían mal? ¿Qué esperar del amor? ¿Qué esperar de nosotros?
Preguntas simples, con respuestas complicadas, y así era mi vida, complicada.
Tenia secretos guardados en lo mas profundos de mi ser, secretos que me daba miedo revelar, pero como siempre lo he dicho, quien no vive con un poco de miedo, miedo a fallar en el trabajo, miedo a no sacar buenas calificaciones, miedo a no tener la persona que más queremos cerca, miedo a morir, miedo a tener algún accidente, miedo de caer, miedo de estar muy en alto, miedo a los enemigos, miedo de lo que digan de ti los demás, miedo a la oscuridad, en fin.
Recuerdo que en aquel lugar donde yo me encontraba, donde no era el cielo, ni el mismo infierno, lo llamaban el pequeño infinito, estaba sentado, pensado y reflexionando hecho un mar de lagrimas por no saber que hacer ni mucho menos a donde ir, y se que las personas llegan a sentir este sentimiento, de querer gritar, querer correr lo más lejano posible, inclusive de querer morir, pero ¿yo que hacía si estaba muerto?
Yo no era el mismo des de aquel entonces, siempre lo dije y lo seguía diciendo, las personas cambiamos ya sea para bien o para mal, yo aun no sabia de que lado estaba, estaba confundido, atolondrado, y con la mente hecha nudo de pensamientos.
Me hubiera gustado haber hecho cosas de las que a muchos les parece absurdo, pero lo que las personas no saben es cuanto tiempo estaremos vivos, algunos viven su vida como si fuera el ultimo día, y mueren al siguiente, algunos otros se viven lamentando el estar vivos, el tener que levantarse temprano, el tener que ir a trabajar y son de las personas que viven más tiempo, ¿Cómo era posible que existiera esa manera de vivir? ¿Cómo existían personas que querían vivir mas tiempo y no podían y personas que querían morir vivieran más?
Era cierto lo que un día alguien me dijo, estaba en la parada del autobús sentado esperando a que llegara el mío, tan despistado estaba que no me di cuenta cuando alguien se sentó junto a mí, era un anciano, con gafas negras, bastón color café, un chaleco a cuadros, pantalón de vestir, y unos zapatos muy bien lustrados, lo recuerdo perfectamente porque sus palabras me hicieron pensar demasiado.
Llego se quedó mirándome y me dijo:
- Aún eres muy joven para morir.
Me quede anonadado, ¿Cómo sabía que moriría o porque decía eso?
- Perdón -le digo volteándolo a ver con mirada extrañado.
- Si, y disculpa que te lo diga a si, pero los años me han hecho aprender a observar bien a las personas y saber el dolor que cargan por dentro, y tú cargas mucho mas dolor del que haya visto en cualquier otra persona, menos a tu edad.
- Señor discúlpeme, pero ¿Quién es usted? – mis lagrimas comenzaban a caer, porque decía eso y cómo es que sabía tanto, a mi alrededor no había absolutamente nadie, ni una persona ni un auto, en verdad me dio mucho miedo.
- No te asustes, no te hare ningún daño, simplemente quiero ayudarte, quiero que estés bien, no soy mala persona. – Una sonrisa salía de su rostro, era como una sensación de paz al verlo, en verdad me hizo dudar de lo que estaba pasando.
- Gracias por sus palabras señor, pero me tengo que ir. -por arte de magia le autobús llego, las personas aparecieron de un momento a otro, sumamente extraño.
Me subí al autobús con camino a la escuela, ni siquiera me di cuenta del tiempo que había pasado, ya era un poco tarde, en el camino fui reflexionando las palabras que me había dicho el anciano, tanta fue mi sorpresa que creo no escuche su nombre.
Últimamente somos demasiado desconfiados que cuando un extraño se nos acerca, nos da miedo y decidimos alejarnos, ¿Qué clase de sociedad nos ha hecho desconfiar de esa manera?
Nos pasamos pensando en nuestro pequeño mundo que ignoramos a las personas que no tienen nada en el mundo, y ese es un gran error, es un acto de ignorancia.
Pasé el resto del día pensando en sus palabras al punto que no sentí sueño al dormir.
Mi vida había dado demasiadas vueltas que ya no se si estaba en una rueda de la fortuna o dándole la vuelta al mundo en 5 minutos.
Las palabras del anciano eran ciertas, iba a morir y todas las personas cercanas a mi sufrirían, aunque cada quien, a su manera, pero lo harían, y aunque yo siempre decía que el morir era parte de la vida, que yo muriera era desgarrador, dejar atrás a las personas que quiero, dejar atrás mis sueños, a mis amigos, a mi familia, dejar atrás todo.
Y es que ese era mi error o el de la mayoría de las personas, pasamos tanto pensando en nosotros mismos que nos olvidamos un poco de los demás, y no quiero decir que pongamos la vida de los demás primero que la de nosotros, pero el simple hecho de darle algo de cariño a las personas que tenemos cerca, no era nada que nos costara demasiado, la vida se nos puede ir en un solo segundo, no sabemos cuando podamos partir, inclusive no sabemos si será hoy mañana.
Decirle que los quieres a las personas importantes nunca esta demás, siempre es importante hacerles ver que son valiosas para ti, porque perdernos a nosotros o a las personas que queremos siempre será lo más desgarrador.
Aprendí que el vivir la vida al máximo era poco, que no decirle te quiero cuando lo sentía podía ser demasiado tarde, que hacer las cosas que a nosotros nos gustan pensando en que tal vez no tendremos un mañana, que ser nosotros mismos sin que nos importe el que dirán siempre será lo más importante.
Y aunque la vida era complicada y nosotros también lo fuésemos, el vivir siempre será la respuesta.
No quería y no quiero que el tiempo se me escape de las manos, ahora tenia planeado algo en mente para no dejar de escapar absolutamente nada, y en lo posible, no dejarte ir.
Y aunque suene imposible, regresar de la muerte era una misión que debía de hacer a cuesta de lo que fuera, todo para estar junto a ti.
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Un Pequeño Infinito
JugendliteraturMi vida había dado demasiadas vueltas y giros, cosas que a muchos les sorprendería, pero, ¿como podría resolverlos? ¿que hacer para vivir un poco mas? Thomas Riley, tengo 17 años de edad, he pasado por grandes cosas en mi vida que ha muchos les ha s...