CAPITULO XVI
Mike
Somos seres de luz o fuego iluminando el camino, esperando el momento indicado o imprevisto en el que esa luz o el fuego se apaguen.
Y yo no me sentía de ninguna de las dos formas, ni luz ni fuego, me sentía relativamente inservible, ¿qué haría ahora que Thomas no está conmigo?
Recuerdo perfectamente el día que lo conocí, hace ya algunos años de eso, fue aquel agosto de 2010 estábamos en cursos para entrar a la preparatoria, recuerdo bien que lo observaba, parecía un bicho raro porque estaba siempre en un rincón, solo, los días que lo veía así estaba, siempre le gusto la soledad.
Un día decidí acercarme a él, porque al igual que él estaba solo en las horas de descanso, aunque había platicado con alguien más, pero nada fuera de lo normal.
Llegue a aquella banca que estaba al costado de un árbol frondoso, ya que a casi nadie le gustaba estar en el jardín a más de unos cuantos y bueno, Thomas y yo.
-Hola! -dije sentándome en la banca y estrechando mi mano. Me llamo Luis, mucho gusto. -esbozo una sonrisa y el solo mira extrañado.
-Hola Luis. -Me miraba algo confundido. -Yo me llamo Thomas. -Da una disimulada sonrisa y su cara muestra intriga.
- ¿Qué pasa? - le digo algo apenado.
-Nada solo que es algo raro.
- ¿Qué?
-Pensé que te llamabas Mike. -Dice algo confundido. Y tenía razón en estarlo, hacia algunos días que estábamos en curso y todos me llamaban así, era de suponer que sonara raro.
-Ah jaja, es por eso. -digo mientras rio un poco. Así me llaman los demás, es un apodo que tengo desde hace mucho tiempo.
El asiente y se queda en silencio, no dice absolutamente nada, fue algo incomodo, pero recuerdo que siempre dijo que no era de las personas que sacaran tema de conversación.
- Y ¿Por qué estas tan solo? -pregunto para romper el silencio.
- No conozco a nadie y pareciera que nadie quisiera hablarme, bueno tu eres el primero. -lo dice mientras voltea a verme, sonríe y baja la mirada.
Debo confesar que, aunque parezca que tenga muchos amigos, no es así, si los tenía, pero no era a montones como pensaban, y eso tal vez me ponía un poco triste ya que no tenía un amigo con el cual platicar, salir a pasear, contarle mis problemas, hacía tiempo quería alguien así en mi vida, y por sorpresa, por obra del destino, Tom y yo nos convertimos como más que hermanos.
No dije más nada después de que Thomas dijera eso último, me había quedado en shock. La campana para regresar a clase sonó, así que ahí fue donde dije:
-Vamos Tom ya termino el descanso. ¿Te sentaras conmigo verdad? Digo con gran entusiasmo.
-Emm, si, claro que si Mike. Dice regresándole esa sonrisa que no tenía desde lo que dijo que yo era el primero en hablarle. Me sentí bien, porque él era una persona realmente diferente, no quería ser más que nadie, ni tenerlo todo en el mundo, al contrario, ponía siempre su felicidad ante cualquier cosa, daba todo de él, aunque no recibiera lo mismo, creo que es una de esas personas, o, mejor dicho, de esos amigos de los cuales no debes perder.
Me siento tan mal por no haber estado con el siempre, pero realmente me sentía tan extraño, no podía ni siquiera mirarlo a los ojos después de todo lo que le había pasado, no sin antes derrumbarme ante él, se había vuelto tan especial para mí, que no es fácil decir, mi mejor amigo murió y no estuve ahí cuando más me necesito.
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Un Pequeño Infinito
Novela JuvenilMi vida había dado demasiadas vueltas y giros, cosas que a muchos les sorprendería, pero, ¿como podría resolverlos? ¿que hacer para vivir un poco mas? Thomas Riley, tengo 17 años de edad, he pasado por grandes cosas en mi vida que ha muchos les ha s...