CAPITULO III
Años atrás, dos o tres aproximadamente justo para mi cumpleaños, pase un día súper horrible. Fue día de escuela, todo iba normal, como aún estaba en una etapa como de jugar y así, en hora de receso jugábamos con mis amigos, las famosas escondidillas, como mi escuela anterior era bastante grande teníamos lugar donde escondernos.
Fui a esconderme detrás de los baños junto a un arbusto pequeño que estaba ahí, era el escondite perfecto, nadie me encontraría, pasaron cinco, diez minutos, y al parecer iba ganando, cuando por casualidad se me da voltear hacia un lado, estaba un can de esos muy bravos, como a mí me gustan bastante los animales y más los canes, lo acaricie, al parecer no era muy amigable el perro, me lanzo una mordida justo al lado del ojo, como había gritado bastante fuerte, los profesores fueron corriendo hacia a mí ya que como había sido una herida bastante grave y luego cerca del ojo se preocuparon más.
Me tuvieron que llevar al hospital, mi mamá tardo en llegar ya que el trafico estaba algo pesado, me hicieron la curación, necesite puntadas ya que la herida había sido bastante larga, total, no pude ir a la escuela por unos días, y eso era realmente fastidioso para mí, nunca me ha gustado faltar, así me esté muriendo.
Pasaron los días y por fin pude estar de regreso en la escuela junto con mis compañeros, todos me preguntaban qué, que se sentía, que si dolía y no sé qué cosas más, y había olvidado por completo que ese día había sido mi cumpleaños, de hecho nadie lo recordó y no sé porque me sentía más triste por eso que por la mordida del can, y lo más odioso que se me notaba que estaba triste, no se disimular nada, mi cara lo dice todo, así que como estábamos en el salón de clase, con la maestra que estábamos, Guadalupe se llamaba, todos le decían Lupita, se acercó hacia mi pupitre y me pregunto:
¿Qué te pasa Thomas, porque tan triste? – me dice tomándome del hombro
Nada miss Lupita – le respondo teniendo mis brazos cruzados sobre el pupitre y mi barbilla sobre mis manos.
¿Cómo que nada? mírate, pareciera como si no estuvieses aquí, parece que estas en la luna.
La miss era algo graciosa o eso parecía que pretendía para hacernos sentir mejor.
Bueno, es que yo. -doy un suspiro.
¿Tú que Thomas? – Dice la miss Lupita mientras se sienta en el pupitre de enfrente.
Mi cumpleaños paso hace días y nadie lo recordó, fue el día que el can me mordió. -digo agachando la cabeza.
Ahí es por eso. – dice mientras se para y dice pensativa. – Para que no te sientas así, junto conmigo y tus demás compañeros te aremos una fiesta, si, aquí junto a todos. -dice con una emoción que se ve desde el espacio.
¿En verdad? -digo limpiándome las lágrimas que se me habían escapado sin querer.
Si, ¿verdad que si chicos? – dice preguntando a mis demás compañeros.
Todos gritan emocionados y se amontonan hacia mi haciendo un abrazo de oso todos juntos.
Me siento feliz, nadie había hecho un gesto así de generoso conmigo.
Llego a casa, comienzo a platicarle a mamá lo que había sucedido en la escuela
Me mira llena de ternura y me dice:
Ay mi amor, no quería decírtelo, pero viéndote como estas te lo diré, el siguiente fin de semana te aremos una fiesta sorpresa, aunque ya no va a ser tan sorpresa, vendrán todos, y si quiere puedes invitar a tus amigos. - me dice con una sonrisa de oreja a oreja.
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Un Pequeño Infinito
Novela JuvenilMi vida había dado demasiadas vueltas y giros, cosas que a muchos les sorprendería, pero, ¿como podría resolverlos? ¿que hacer para vivir un poco mas? Thomas Riley, tengo 17 años de edad, he pasado por grandes cosas en mi vida que ha muchos les ha s...