CAPITULO XI

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CAPITULO XI

Fueron solo 3 días en austera soledad, pareciera que cuando estas muriendo no pasa el tiempo, era completamente extraño, sientes una parte de libertad, pero al mismo tiempo miedo, miedo por el que todos los que te querían, lloraban, sabían que me quedaba poco tiempo.

Llego el día en el que aparecieron todos, mis papas, mis hermanos, amigos, familiares y hasta vecinos que vivían donde nosotros.

Yo no me veía bien, eso era obvio ya que todos me miraban con cara de lastima, lo que mas odio.

Trataba de que me vieran con animo, trataba de sonreír de que mi cara mostrara una persona que no esta muriendo.

Mamá estaba sentada en mi cama tomándome mi mano, con los ojos llorosos, me preguntaba cada 5 segundos, ''¿Cómo estás?'' queriendo esbozar una sonrisa, pero era mas que obvio que quería romper en un mar de llanto, la conocía demasiado bien como para saber que en verdad se estaba esforzando.

Papá al igual estaba ahí, su mirada estaba completamente perdida, yo lo miraba y el parecía como si no estuviera ahí, pero cuando me veía, sonreía, una sonrisa dolorosa de no saber que hacer en estos momentos, y lo entendía, que sentiría yo ver que mi hijo esta a punto de fallecer.

Me dolía verlos así, pero creo que llegaba el momento.

Cada uno de los que habían ido a visitarme, se acercaron a decirme palabras las cuales me dolía escuchar, mis amigos del colegio, mi familia, y hasta mis hermanos con quienes casi no tuvimos una buena relación, pero creo que era lógica la situación, que si no lo hacían, el tiempo nos carcomía.

Jill, solo me veía sonriendo, con ojos llorosos. Yo le regresaba la sonrisa, hasta que en una de esas veces ella se lanzo hacia mi a abrazarme, rompió en llanto y yo no sabia que hacer, no quería llorar, aun no era el momento estaba esperando a alguien ya que tenia la esperanza de que llegara.

Cada uno se iba acercando, llorando, a abrazarme y decime lo mucho que me querían, bien sabia que ya estaba cerca el final.

Hasta que de sorpresa, llego uno de mis tíos a hablar con mama, al parecer sucedía algo.

Después de que mi tío terminara de hablar con mi mamá, volteo a verme y salió de la habitación, no le tome casi importancia, ya que los demás aun estaban ahí.

Termine de hablar con mis familiares, y mis amigos estaban conmigo, cuando llega mamá y me dice:

-Hay alguien que quiere verte. -suelta una pequeña sonrisa y voltea a ver hacia la puerta, yo hago lo mismo y quedo atónito con lo que veo.

Entra una reportera y su camarógrafo, quedo realmente boquiabierto ya que son reporteros de una de las televisoras mas importantes que hay en el país, junto con ellos entra una periodista del The New York Time's.

-Hola Thomas, mucho gusto. -Dice la reportera de la compañía televisiva Bienvenidos América.

Realmente quedo mudo y solo esbozo una sonrisa.

-Nos han hecho llegar tu historia y la verdad estamos bastante interesados en hacerla publica, para que toda la gente sepa sobre ti, sobre la lucha que haz conllevado durante estos años.

Me conmovió mucho, el poder darle a conocer a los demás sobre mi historia, del porque estamos aquí, cual es nuestro objetivo en este mundo, que nadie sabe cuantos años vivirá, si llegara a los 100 años o solo a los 17, ninguno estaba seguro se al salir del trabajo un asesino disparara de su arma por no haber querido darle tu billetera, ni mucho menos, que si al estar conduciendo el auto fallaría y se volcara ocasionando un grave accidente.

¿Cuál era nuestro objetivo realmente?

Estudiar muchos años, tener un trabajo, un hogar y una familia? Vivir solo y no tener a alguien que te acompañe en tu vida?

Creo que existían demasiadas incógnitas sobre ello, algunas posiblemente podrían resolverse, pero había otra posibilidad que no.

La reportera comenzó con un pequeño cuestionario, era algo difícil para mi recordad por todo lo malo que había pasado en estos años con mi enfermedad.

Hubo una pregunta que realmente me hizo recordar muchas cosas.

¿Cuál había sido la situación mas difícil que había pasado durante toda mi vida?

Creo que a lo largo de toda mi vida, había pasado por momentos que de verdad me dolían, pero ningún momento se compara con la perdida de mi amigo, Carlos. Se había vuelto tan especial que me dolió que muriera, tantas cosas que pasamos, todos los secretos descubiertos, tantas quimioterapias compartidas, tantas risas, llantos y demás.

Carlos sabia que estaba muriendo, era lo que él buscaba, alguien con quien compartir y que entendiera su dolor, y ahí estuve yo, siempre estuve a su lado a pesar de no tener tanto tiempo juntos, y a pesar de que no fue tan buena la manera en la que nos conocimos, no me arrepiento de nada de lo que pase junto a Carlos, mucho menos de haber conocido a alguien como el.

Mis lagrimas habían comenzado a rodar al estar en la entrevista recordando a Carlos, mamá se acerco a darme un pañuelo para secarme, cuando levanto la mirada y veo a alguien recargado en el borde de la puerta de la habitación, mis ojos no creían lo que veían, realmente me estremecí mas al ver que quien estaba parado ahí, era Mike, mi mejor amigo.

Un Pequeño InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora