17

48 9 2
                                    

Al día siguiente, Alice y yo asistimos a la preparatoria, las clases transcurrieron su curso normal, en el descanso, Christian y Kate se sentaron juntos, pero no han hecho nada hasta el momento, después de la última clase, Alice me pidió esperarla en lo que iba al baño, me quedé afuera recargado en algunos casilleros, cuando de repente alguien gritó en un salón cercano.

¡No vayas a cometer una locura!

— Lo que sea que yo haga, ¡no le incumbe! — gritó otra voz —. Ésa fuente es mi última esperanza para tenerla conmigo.

— Lo que tú sientes por ella es obsesión, ¡no la amas como tú crees!

— ¡Usted está demente!

La puerta del salón se abrió y de ahí salió Wendy, y se acercó a mi.

— Si yo fuera tú, me alejaría de aquí — advirtió —. Está perdiendo la cabeza.

Wendy se alejó a paso veloz, y la vi irse mientras su silueta se desvanecía. De un momento a otro, la puerta volvió a abrirse, pero esta vez azotandose contra la pared, de ahí salió Christian, con la mirada llena de rabia, cuando estaba por pasar enfrente mío, me miró y esbozó una sonrisa forzada, de repente miró a mi lado y su rostro cambió a una sonrisa auténtica y su mirada relajada, despidiéndose alegremente.

— ¿Qué pasó? — preguntó Alice sobresaltandome.

— Esto de que seas más baja que yo es un problema — confesé —. Hubo una discusión entre el Sr. Mccartney y Christian.

— ¿Y ahora de qué? — preguntó preocupada.

— No lo sé — mentí —. Pero hay algo raro en todo ésto.

Cuando estábamos por partir, pudimos notar al Sr. Mccartney salir de su despacho, se frotaba el rostro frustrado y se le veía ansioso. Cerró el salón con llave, y su mirada se cruzó con la mía, se acercó rápidamente a nosotros.

— Me alegra encontrarle aquí — habló —. ¿Me permitiría un poco de su tiempo?

— Sí — miré a Alice —. Jackson está afuera, deja que te lleve a la casa, yo ahorita llegó caminando.

— Está bien. Hasta mañana, Sr. Mccartney.

— Hasta mañana, Srta. Source.

Alice se alejó caminando a la salida de las instalaciones. Me quedé mirándola sonriente hasta que ya no pude distinguirla. Después me volteé a ver al Sr. Mccartney, quien me veía de manera extraña.

— ¿Qué pasa? — pregunté.

— Me pregunto que tendrá ésa muchacha que provoca tal efecto en los caballeros — respondió en tono burlón.

— ¿De qué quiere hablar conmigo? — pregunté desviando la mirada apenado.

— He cometido un error, Michael. El Sr. Smith sabe todo sobre la fuente y el origen de la Srta. Source.

— ¿Y qué tiene que Chris sepa de ello? — pregunté.

— Podría usarlo en su contra, ésa fuente es muy poderosa.

— ¿Por qué insiste con éso? — pregunté confundido —. ¿Por qué tanta obsesión con la fuente?

— Porque por un deseo que yo pedí, mi difunta esposa sufrió hasta el último momento de su vida.

***
FLASHBACK

Yo era un hombre joven, felizmente casado cuando me mude a la ciudad, en ése entonces Christian todavía usaba pañales y la esposa del Sr. Smith y la mía seguían con vida.

Mi matrimonio era perfecto, confiabamos en que íbamos a durar muchos años juntos. En aquellos años yo trabajaba en los negocios, por lo que descuidaba a mi esposa y pasaba todo el día y noche en el trabajo, pero obtenía buenas ganancias.

Un día, llegué temprano a mi casa, y con el tiempo libre... La descubrí en mi cama con otro hombre, aún así, la perdoné, pero ella ya no me amaba, quería divorciarse y casarse con aquel hombre. Yo insistía en que podíamos recuperar nuestro matrimonio, pero ella no cedió.

Fumando un cigarrillo con un vecino, me contó sobre la fuente, el hombre era alcohólico, pero decidí creerle y una noche de luna llena. Pedí el deseo de que mi esposa me amara nuevamente.

***

— ¿Y lo amó otra vez? — pregunté.

— Sí, ella volvió a hacerlo — las lágrimas recorrían su rostro —. No pasó más de una semana, ella había ido al mercado, y fue arrollada por un auto.

— ¿Qué...?

— Ella murió amando a la persona equivocada — reventó en llanto y se cubrió el rostro con sus manos —. Todos los días me arrepiento de haber pedido el deseo.

Me coloqué a su lado y le frote la espalda en forma de consuelo. Estaba impactado por tal noticia.

— Nadie sabe de dónde viene o cuánto tiempo lleva ahí — continuó hablando —. Pero ésa fuente es peligrosa.

— ¿Qué podría hacer Christian con la fuente? — pregunté exaltado.

— Nada bueno. Vigilelo, y también a Alice — advirtió —. Él está obsecionado con ella, y hará todo con tal de que ella le corresponda.

— Gracias, Sr. Mccartney — hablé sonriendole —. Estoy seguro de que no pidió el deseo con mala intención.

Me despedí y empecé a caminar hacia hogar, ya la escuela estaba vacía. Tengo que estar alerta a todos los movimientos de Chris, pero no quiero preocupar a Alice. No le diré nada, sólo la cuidaré de cerca, y no despegar el ojo de Christian para evitar que se cometa una locura.

«Sólo tienes que esperar a la Luna llena, Michael.»

La conciencia de Michael (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora