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Éstos últimos dos días Christian no se ha reportado en la preparatoria. Éso me tiene preocupado y lo peor es que Alice ya lo está notando.

Era viernes en la tarde y nos encontrábamos en nuestro hogar, Alice y yo estábamos recostados en los sillones del salón de estar, yo miraba la televisión y Alice jugaba con mi celular. Sin que lo notase la miraba de reojo, pues nunca le he enseñado a usarlo.

«Tal vez le compraré uno.»

En éso, a Alice se le resbaló mi celular y antes de tocar el suelo, lo alcanzó a sujetar y siguió jugando con él. Por mi parte, había sufrido un pequeño infarto.

«Mejor no...»

Unos silbidos alegres y melodiosos comenzaron a sonar escaleras abajo, Alice y yo miramos de donde provenían y pudimos ver a Jackson bajar con aire alegre y bien vestido.

— ¿A dónde vas? — pregunté riendo.

— Wendy finalmente aceptó tener una cita conmigo — confesó —. La llevaré a un lugar elegante a comer.

Alice me miró extrañada, yo le indiqué que se esperara a que se fuera para hablar.

— Espero que disfruten su cita — habló Alice contenta.

— Gracias, bonita — respondió él.

'Bonita', es un apodo que él le puso desde que llegó aquí.

— Suerte — hablé burlón —. La vas a necesitar.

— Ja, ja — habló —. Por lo menos yo estoy haciendo algo para progresar.

Me miró triunfante y yo le miré mal, odio cuando tiene razón. Él al menos hizo algo para que Wendy se fijara en él otra vez. Yo no he hecho nada para que Alice se fije en mi. Se despidió de nosotros y salió de la casa, cerró la puerta detrás suyo y escuchamos el auto arrancar.

— ¿Jackson no tiene veinte años? — preguntó Alice.

— Sí — contesté —. ¿Por qué?

— Wendy tiene dieciséis...

— ¿Y qué tiene?

— Se llevan cuatro años — contestó.

— El amor no tiene edad, ni diferencias — hablé —. Sólo es amor, y nadie manda a su corazón.

En éso alguien tocó consecutivamente la puerta. Alice y yo nos miramos, me levanté del sillón y Alice me imitó. Abrí la puerta encontrando a un Christian sonriente y relajado.

— Hola...

— Hola — respondimos al unísono.

— ¿Qué se te ofrece? — pregunté relajado.

— Espero no molestar — habló —. Pero vengo a invitarlos a un evento que haré para celebrar el fin de cursos.

Olvidé que estábamos por acabar la preparatoria, sólo quedan unos días para terminarla. Vaya, el mes ha pasado muy rápido.

— Es muy amable de tu parte — habló Alice.

— Además, como parece que son pareja — continuó —. Vengo a...

— No somos pareja — le interrumpió Alice.

Pude sentir mi corazón dejar de latir por un segundo. Éso dolió.

La conciencia de Michael (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora