Vampire Academy (Una decisión podrá salvarlos) ©

Capítulo 10.

— ¿Hola Jake? Te desapareces de la tierra y solo me dices hola Jake.

—No ha sido mi culpa, tuve... —me interrumpió.

—Vale perdón, sé que tuviste un accidente pero tus padres fueron incapaces de decir qué te había pasado, cuando Lynn es tu mejor amiga y yo... —hubo un silencio —Yo igual —cerré mis ojos y suspiré.

—Jake escúchame —salí de mi habitación para no despertar a la bestia durmiente —Mi vuelo era un día después del accidente, por suerte no tuve nada grave más que solo unas heridas —mentí —Así que estuve internada hasta que mi padre decidió llevarnos apenas nos dieron de alta.

—...

—Jake —suspiré —Perdón, sé que debí haber hecho algo pero las cosas no salieron como pensaba, no sabes lo que estoy viviendo.

Me interrumpió —No, tú no sabes lo que estábamos viviendo con tu desaparición, estuvimos a punto de llamar a policías y toda la cosa —me reí fuerte —Pero me alegro de que estés bien, ¿Cómo estás?, ¿Cómo es tu nueva casa?, ¿Cómo ha sido tu nuevo colegio?

Primero que nada no es un colegio, es una academia la cual se forma por estudiantes vampiros y cazadores de criaturas oscuras, el día en que tuve el accidente unos extraños nos trajeron no sé cómo y estamos aquí, y yo para rematar soy mitad cazadora mitad vampiro, pero esa no es la mejor parte, resulta que mis padres no eran mis padres de verdad, mis verdaderos padres eran los mejores cazadores gracias a su poder vampírico, que parece ser eran como avatares o algo así, y mi nombre real no es Charlie sino, Olivia ¿Cómo la vez?.

— ¿Charlie? ¿Sigues ahí?

—Sí, sí, lo siento, me distraje —reí —La verdad es que me estoy adaptando.

—Espero que algún día vuelvas, Charlie.

—Uno nunca sabe Jake, quizás sea mejor que no te hagas ilusiones —mientras decía eso sentí como alguien me arranchó el teléfono por detrás, me giré y vi a la loca Pitch mirándome como si fuera un animal extraño.

— ¿Señorita? ¿Usted sabe que está prohibido el uso de cualquier aparato electrónico? No, no lo sabe —se comenzó a reír y yo alcé una ceja alejando me de ella un poco —Me quedaré con esto —me señaló mi teléfono.

—Oiga no... —no terminé de decir nada, ella había aplastado el aparato con su mano ¿Cómo ca...? ¡Ash! Mejor no pregunto.

—Se lo iba a devolver, pero no me gusta la gente desobediente —botó el aparato destrozado al piso y se fue brincando como si estuviera en un bosque y fuera una niña pequeña. Cogí lo que érase una vez mi celular mientras Christian y mi hermano llegaban.

— ¿Qué le pasó a tu teléfono? —preguntó mientras no aguantaba la risa, lo fulminé con la mirada y se lo tiré dándole en la frente.

—La loca esa de Pitch —puse los ojos en blanco, necesitaba seguir hablando con Jake.

— ¿Si sabías que está prohibido cualquier tipo de tecnología, verdad? —habló Christian, haciendo que girara mi cabeza como el exorcista —Vale, perdón por no decirte, pero aquí los maestros y los directores creen que no necesitamos esas cosas y nos prohíben todo contacto —se encogió de hombros, Christian no hacía nada más que eso.

— ¿Cómo sobreviven? — Christian sacó un reluciente iPhone, moría por uno, Dios.

—Tengo contactos —me guiñó un ojo a lo que mis mejillas no tardaron en ruborizarse.

—Mira lo que tengo —salió de metido mi hermano enseñando el mismo celular que el de Christian.

—Oh por Dios —se lo arranché y comencé a ver las aplicaciones — ¡Quiero uno! —grité sin darme cuenta y los del pasillo me quedaron viendo.

—Tengo unas cajas más, te lo dejaré con un buen descuento —alcé la ceja.

—Gratis o nada —me alcé de hombros.

Reímos todos juntos hasta que sonó la campana.

—Voy por mis cosas y vamos al salón —abrí la puerta y antes de entrar mi hermano me cogió del brazo.

— ¿Y Amy? Dime que sigue viva y completa —reí fuerte.

—Está viva y con todas sus partes, incluyendo su teñido cabello —sonreí —Pero ahora está con un tratamiento y no quieren que la vean —me acerqué a su oído y le dije —Tiene vergüenza que la veas, debe ser por algo — entré rápido a la habitación buscando mi mochila, Amelia seguía roncando como nunca, la encontré debajo de mi cama y antes de irme, le deseé buenas noches a la bestia y salí a clases.

—O sea que ahora estás en la misma habitación que Christian —repetí lo que había dicho mi hermano, al parecer la academia es tan pequeña que lo pusieron en la misma habitación de él.

—Ajap —soltó mientras comía su puré de papas, nos encontrábamos en la cafetería ya que era nuestro primer tiempo libre, al entrar a este lugar me había encontrado con Sarah y Mark, los cuales me acompañaron y ahora estábamos todos en una sola mesa. Mientras miraba a mi hermano comer como un verdadero loco, sonó un gran estruendo que nos hizo saltar a todos.

— ¡TÚ! —Me giré en dirección a la voz, Amelia me miraba con sus ojos brillando más que nunca — ¡Ven acá maldita estúpida! —se acercó casi que corriendo hacia mí, me quedé helada, no sé por qué no podía reaccionar, era como si alguien me tuviera sujetada.

Antes de que Amelia llegara hasta mí, Christian se puso en frente mío como escudo y la agarró a Amelia que pataleaba por soltarse y tirarse encima mío.

—Amelia, sabes que está prohibido usar ese tipo de magia —dijo Christian, al momento que dijo eso sentí que me dejaban libre y al levantarme de la silla me sentí demasiado aturdida, traté de sostenerme pero no logré alcanzar nada, solo sentí como mi hermano me sostuvo antes de llegar al piso —Amelia..., basta —alcancé a escuchar de la boca de Christian.

— ¡LA ODIO! ¡LA MUY IDIOTA ME APAGÓ MI ALARMA! —A mi cabeza llegaban gritos por parte de ella, sacudía mi cabeza para tratar de ver mejor pero lo único que lograba era ver aún más borroso.

Escuché gritar algo a Christian, pero no pude descifrar lo que decía, porque ya me encontraba en una profunda oscuridad.