Capítulo 11.

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Abrí mis ojos mientras me acostumbraba a la claridad de las luces. Parpadeé un par de veces y vi a Sam, el doctor de la academia, hace tiempo que no lo veía, desde que llegué aquí para ser exactos.

— ¿Qué hago aquí? —me levanté despacio de la camilla.

—Descansas —vi que anotaba algo en una carpeta mientras reía —Uso indebido de magia, suspensión, trece días —puso un punto, cerró la carpeta y la metió en un cajón —La señorita Bornetti usó magia para dejarte casi entre la vida y la muerte, ya se ha enterado George y a petición mía, la suspenderán por trece días —se acercó a mí y me susurró en el oído —Ella no me agrada —sonreí.

—Somos dos.

—No solo somos dos, casi todo la academia la odia o no les agrada, por obvias razones.

—Es que es muy plástica, y lo peor es que es no..., novi..., —me aclaré la garganta —Novia de mi hermano —tapé mi boca.

—Lo sé, aquí me entero de todo, mi sentido pésame —se alejó de mí y comenzó a buscar algo —Por el momento estás bien, pero te sentirás un poco aturdida a veces así que toma —me entregó una cajita blanca —Dos cada noche al despertarte para evitar desmayos o algo mayor —abrí los ojos —Sí, la magia que utilizó fue muy fuerte —me golpeó el hombro despacio y me entregó un papel —Puedes ir a tu habitación, tienes que descansar —le sonreí y salí de su consultorio agradeciéndole. Abrí el papel y parecían unos malditos jeroglíficos, logré entender un número tres y nada más, volví al consultorio a preguntarle a Sam qué decía ahí.

— ¿Por qué nadie entiende mi letra? —suspiró frustrado —Tienes tres días de reposo —le agradecí y me volví a despedir de él.

Parece que seguían en clases porque no se veía ni un alma rondando. Pasé por la biblioteca y pedí unos libros para poder quitarme el aburrimiento en esos tres días, mientras entregaba mi carnet de estudiante a la bibliotecaria, por megáfono se escuchó a una señora diciendo:

Señorita Olivia BlackWhistle se la necesita en el despacho del señor Gulliver.

Y lo volvieron a repetir, cogí mis cosas y fui directito a la oficina. Mientras caminaba con todos los libros en las manos, alguien hizo que tropezara, o fui yo, que seguía con ese aturdimiento.

—Lo siento —dijo una chica —No te vi —se levantó mientras se sobaba la cabeza y me ayudaba a levantarme, comenzó a coger mis libros mientras yo me tambaleaba perdiendo el equilibrio, ¿Qué clase de magia utilizó Amelia? — ¿Te encuentras bien? —me cogió del hombro haciendo que dejara de moverme.

—Sí creo, no es nada —cogí mis libros y los comencé a guardar en mi maleta —Gracias —sonreí

—De nada, por cierto, me llamo Caroline, un gusto —estiró su mano y yo la estreché como pude.

—Olivia —al decir mi nombre, ella abrió los ojos y me acercó a ella.

— ¿Olivia BlackWhistle? ¿Qué haces despierta? Deberías estar en coma o algo así —me tocó la frente y el cuello —La última vez que Amelia hizo algo así, la pobre chica pasó un mes en coma.

Me encogí de hombros y seguí mi camino hablando con ella, la verdad es que era muy habladora pero parecía ser buena gente, le seguía animada la conversación hasta que llegamos a la puerta de la oficina. Me despedí de ella y toqué la puerta

—Adelante —se escuchó, pasé y le sonreí a George — ¿Cómo sigues? —me hizo sentar.

—Bien, creo.

—Debido a lo que pasó, te hemos cambiado de habitación, con la señorita —buscó entre sus papeles y alzó uno —Alexandra Williams, vamos a prohibir que Amelia se te acerque, ese tipo de magia es prohibida en la academia —Se puso una mano en la frente — ¿En qué estaba pensando cuando las puse juntas?

—No hay problema, la verdad me da igual lo que haga esa chica, solo no quiero volver a verla —sentí que me brillaron los ojos —Y peor con mi hermano.

No sé si mi hermano en verdad quiera a esa chica pero no dejaré que se le acerque, después de lo que me hizo, espero que él se haya dado cuenta del tipo de persona que es. Cuando salí de la oficina de George, saqué mi horario y vi que tenía en esta hora, como si el mundo por primera vez se pusiera a mi favor, tenía una clase con Christian, esta sería a la última clase de la noche que asistiría, solo por verlo.

Caminé hasta llegar al salón y toqué dos veces, la puerta se abrió y entré. La gente comenzó con sus estúpidos cuchicheos lo que me hizo enojar, el maestro me dio permiso y subí hasta donde habían puestos libres. Bajé la mirada y me topé con la de Christian, que me veía preocupado, pero a la vez feliz, cogió sus cosas, habló con la chica de su lado que se giró al instante en mi dirección y luego le sonrió asintiendo, Christian subió hasta donde estaba y se sentó al lado mío

— ¿Cómo sigues?

Me alcé de hombros —Supongo que bien, me han dado unas pastillas para evitar que me desmaye o algo peor —saqué mi cuaderno y comencé a anotar lo del pizarrón. Abrió la boca para decirme algo pero fue interrumpido por el altavoz de hace un momento.

Amelia Bornetti, se la solicita en el despacho del señor Gulliver en este momento

La gente volvió a susurrar cosas como ¿Crees que la expulsen? Le darán diez días de suspensión como mínimo, y así, no me había dado cuenta de que ella también estaba en esta clase, al levantarse todos la siguieron con la mirada, incluso yo, mientras que ella solo caminaba mirando al piso hasta que llegó a la salida, alzó su cabeza mirándome, con sus ojos brillando, pensé que con lo que había hecho le bastaría, pero ¿Sigue queriendo asustarme?

—Y también brillan cuando sienten culpa o quieren pedir perdón —giré mi cabeza para ver a Christian —Y esa mirada fue para eso —me sonrió. Ahora se quería disculpar, no entiendo a estas personas, debido a un mareo repentino me tambaleé un poco, pero con la ayuda de Christian me sostuve — ¿Segura que estás bien? —volvió a preguntar preocupado.

—Sí, solo necesito descansar —dije mientras cogía mis cosas —Tengo reposo de tres días —sonreí cansada, me despedí de Christian y salí con el permiso del maestro.

Vampire Academy (Una decisión podrá salvarlos) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora