De nosotros [HUNHAN]

Capítulo 2.

Los profesores ya conocían a Lu Han y sabían que éste no podía dejar a Xu Bao bajo el cuidado de nadie hasta que encontrara un buen sitio o a una persona que le inspirara confianza, así que no decían la gran cosa al ver que el pequeño entraba a la universidad tomado de la mano del castaño, siempre admirando el sitio que le parecía enorme.

Aunque los maestros se mantenían callados, los alumnos hacían lo contrario. Lu Han era el tema de conversación en los pasillos de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales prácticamente todos los días.

—Ahí está... —Se escuchaban los susurros de algunas personas.

—Mira, trajo a su hijo otra vez.

Lu Han caminaba hacia su salón, ignorando a todos y asegurándose de que Xu Bao no se distrajera en el trayecto.

Casi siempre parecía esforzarse por ser como un chico invisible y silencioso, dirigiéndole la palabra únicamente a los profesores, sin voltear a ver a nadie que no fuera Xu Bao, quien en medio de las clases se la pasaba dibujando con lápices de colores y trataba de no hacer ni el más mínimo ruido para que su padre pudiera concentrarse.

De esa manera, su día escolar avanzó con normalidad... Al menos así fue hasta que, en su última clase, una chica de piel blanca y largo cabello rubio ligeramente ondulado comenzó a fastidiar con comentarios de mal gusto que obviamente iban dirigidos hacia él. Era increíble la habilidad que poseía para disfrazar las cosas como dudas que no tenían ni la más mínima pizca de malas intenciones. Al mismo tiempo, eso hacía que para Lu Han fuera más sencillo ignorarla. De todos modos, ya se había acostumbrado a la manera de ser de esa chica, cuyo nombre era Son Seung Wan, aunque sus amigas la llamaban "Wendy".

El castaño se alegró cuando escuchó el sonido del timbre anunciando la hora de salida y vio que el profesor empezaba a recoger sus pertenencias.

—Ah, por cierto... Pronto estaremos repartiendo información acerca de los intercambios académicos que podrían hacer. Si alguien está interesado, sabe en dónde buscarme —les recordó el hombre con una sonrisa amable—. Espero que haya muchos candidatos este año. Estoy seguro de que estudiar un semestre en otro país sería un buen plan para su futuro —finalizó.

—Hacer un buen plan para el futuro debe ser difícil cuando cometes un error a los quince años, ¿no? —Se burló Seung Wan, mirando hacia donde estaba Lu Han una vez más, así como había hecho durante la clase.

Las amigas de la rubia empezaron a reír bajito junto con ella mientras Lu Han sólo desviaba la mirada. Seung Wan tenía la ventaja de que su asiento no estaba muy alejado del de Lu Han, así que simplemente había hablado con la fuerza suficiente para que él la escuchara.

—Xu Bao, ¿no escuchaste el timbre? —Le preguntó Lu Han a su hijo, haciendo como que la rubia no había dicho nada—. Ya es hora de irnos, dame tus colores para guardarlos —le pidió, sonriendo un poco al ver que el niño obedecía al instante.

Parecía magia. Nada podía hacerle daño si sólo se concentraba en Xu Bao.

—Vamos a casa —sonrió el menor.

—No, pequeño, todavía no —suspiró—. Tengo que ir a trabajar.

—Oh... Está bien.

Lu Han tenía un trabajo de medio tiempo como ayudante en una pequeña tienda de regalos, donde acomodaba peluches de todos los tamaños en las estanterías, ponía helio a algunos globos, decoraba cajas a petición de los clientes, daba recomendaciones a los mismos y, a la vez, vigilaba a Xu Bao.

El trabajo en sí era sencillo, pero a veces notaba que su hijo se aburría y no hacía más que sentarse contra la pared, mirando sin mucho interés a su muñeco de peluche que tenía forma de león. Se suponía que era su favorito, pero a veces ni siquiera eso le subía el ánimo.