Cuando Lu Han salió del salón de clases, tenía una gran sonrisa debido a que su profesor le había dado una buena calificación, sentía que sus esfuerzos habían valido la pena y que se merecía un buen descanso de aquella materia; no obstante, cualquier sensación positiva lo abandonó cuando no pudo encontrar a su hijo en donde le había pedido al mismo que lo esperara.
—¿Xu Bao? —Lo llamó con cierta angustia.
¿En dónde podía estar? No creía que fuera una buena señal encontrar solamente los carros de juguete de su pequeño en el suelo. Los recogió a toda velocidad y los guardó en su mochila antes de seguir buscando al menor.
Soltó un suspiro de alivio cuando alcanzó a reconocer al pelinegro con otras dos personas, algo alejados, pero todavía en el mismo pasillo. Se acercó corriendo, preparado con un discurso más o menos largo para Xu Bao, acerca de cómo éste no debía moverse de lugar cuando él le pedía que lo esperara, pero se quedó callado al ver que Se Hun y Chan Yeol eran quienes acompañaban a su hijo.
—¡Ah! Llegas justo a tiempo, Lu Han —dijo Chan Yeol.
—¿Por qué? ¿Qué está pasando? —Cuestionó, agachándose para ver mejor a su hijo, dejando que su preocupación volviera a ir en aumento al ver lágrimas en las mejillas del mismo.
—Papá... —Sollozó Xu Bao, abrazándose a él y ofreciéndole disculpas sin parar.
—Shh... Tranquilo, bebé, no estoy enojado —Lu Han le habló con calma al pequeño mientras acariciaba su espalda con suavidad—. Lo único que te voy a pedir es que no vuelvas a moverte cuando te pida que me esperes en un lugar. Me preocupé mucho cuando no te vi afuera del salón, mi niño. Prométeme que a partir de ahora siempre vas a escucharme y a hacerme caso, ¿está bien? —Se separó un poco y le dedicó una leve sonrisa—. Así aceptaré tus disculpas.
—Pero... N-no es por eso —seguía llorando.
—¿Eh? ¿Qué sucede, entonces? —Le acarició una mejilla, mirándolo más preocupado que antes—. Tranquilo, Xu Bao, no llores... Aquí estoy. Mírame y dime qué pasa, ¿sí?
Se Hun volteó a ver a Chan Yeol, pidiéndole ayuda silenciosamente. Era gracias al más alto que ya sabía con exactitud por qué el pequeño pelinegro se sentía tan mal, y aunque quería contárselo a Lu Han, tenía miedo de perder el control por culpa del enfado y explotar delante de ellos.
—Uh... ¿Conoces a una chica rubia, algo bajita y con mirada de pocos amigos? —Le preguntó Chan Yeol a Lu Han—. Una gran tonta, en serio. Estuvo aquí hace unos minutos y metió ideas falsas a la cabeza de Xu Bao. Creo que lo hizo sin querer, pero de todos modos estuvo muy mal.
—¿Qué? —Lu Han alzó una ceja.
—Perdón, papá —dijo Xu Bao sin querer alejarse ni un centímetro de él—. No quiero ser una carga para ti.
Lu Han abrió mucho los ojos al escuchar a su hijo decir aquellas palabras. Negó inmediatamente y colocó ambas manos encima de los hombros del menor.
—Xu Bao, no digas esas cosas —intentó mantenerse tranquilo, pero no le estaba resultando tan fácil—. Tú jamás has sido una carga para mí, ¿entiendes? No lo eres ahora y jamás lo serás. ¡Es todo lo contrario, mi niño! Yo no sabría qué hacer sin ti —lo abrazó con fuerza y besó su cabeza—. Eres una luz muy brillante que tengo en mi vida, estaría completamente perdido si no estuvieras conmigo.
—¿En serio?
—Muy en serio —contestó sin dudar—. No sé qué hayas escuchado, Xu Bao, pero quiero que lo olvides. ¿Podrías hacerlo, por favor?
—Bueno —dijo por fin, usando un tono de voz realmente bajo.
Era obvio que Xu Bao seguía un tanto afectado, pero si su padre le estaba diciendo que sólo debía olvidarse de las palabras de Seung Wan, entonces así lo haría, aunque le tomara un poco de tiempo.
—Debes tener hambre.
—Creo que sí —murmuró.
Lu Han se levantó y volteó a ver a los estudiantes de Biología. Agradeció a ambos que hubieran estado ahí para el pequeño Xu Bao cuando éste lo necesitaba, y mientras Chan Yeol le aseguró sonriente que no había sido nada, Se Hun se mostraba un tanto serio. Seguía sin poder creer lo cruel que había sido la chica rubia, además de que estaba preocupado porque no sabía si Lu Han se enfrentaba a cosas así a diario.
El teléfono celular de Lu Han comenzó a sonar y, con cierto fastidio, revisó el aparato. Se le estaba haciendo tarde para ir al trabajo, pero en esos momentos no le podía dar la importancia de siempre, pues estaba más preocupado por Xu Bao. Habría dado lo que fuera por tener un día libre o por que de un segundo a otro fuera de noche y pudiera irse a su apartamento de una vez.
—Gracias de nuevo, Se Hun y Chan Yeol. Me gustaría quedarme más tiempo y conversar, pero tenemos que irnos ya —comentó—. Vámonos, mi niño. Compraremos algo para comer en el camino —volteó a ver a Xu Bao.
—Vamos a casa.
—Xu Bao... No. Lo siento, pero no puedo faltar al trabajo.
—Quiero ir a casa —insistió el menor.
Lu Han comprendía que su hijo estuviera cansado, y en verdad quería darle lo que le pedía, pero no estaba en posición de tomarse un día libre tan fácilmente.
—Tendremos un día rápido en el trabajo, pequeño. Ya verás que estaremos en casa más pronto de lo que crees —le sonrió—. ¿Está bien?
—Por favor, papá —casi suplicó.
—Xu Bao, no podemos ir a casa ahora, no puedo dejarte solo.
—Tío Min... —Susurró.
—Creo que el tío Min está ocupado hoy, Xu Bao —suspiró—. Sólo acompáñame al trabajo, por favor. No tenemos otra opción.
—Yo podría cuidarlo... Digo, si tú estás de acuerdo —habló Se Hun de repente, un poco más calmado—. Puedo llevar a Xu Bao a mi casa y esperar a que salgas del trabajo. O puedo quedarme en tu apartamento con el pequeño hasta que regreses, como tú prefieras. No tengo tareas pendientes, así que mi tarde está libre al cien por ciento.
—Se Hun, no sé...
—¡Sí! —Interrumpió el niño, volteando a ver a su padre—. Hoy quiero quedarme con Hun, papá. ¿Puedo? Por favor... —Juntó sus manos a la altura de su pecho.
—Se Hun —hizo una breve pausa—, ¿estás seguro?
—Claro que lo estoy —respondió—. Después de esto, lo mejor para Xu Bao es ir a descansar aunque sea un rato, cosa que no podrá hacer si te acompaña al trabajo.
—Tienes razón —asintió y, tras varios segundos, dejó salir un suspiro más—. De acuerdo. Te daré la llave de mi apartamento, Se Hun. Lleva a Xu Bao contigo y dale algo de comer antes de que descanse, por favor. Si no encuentras nada, compra algo con el dinero que guardo en un frasco que está encima de la nevera. Haré todo lo posible por volver temprano hoy.
—Está bien, Lu Han —le sonrió, agradeciéndole la confianza—. Puedes estar tranquilo, todo estará bien.
—Gracias, papá —dijo Xu Bao.
Continuará.
.............................
Hola. Espero que este nuevo capítulo sea de su agrado.
Gracias por sus votos y comentarios, significan mucho para mí y siempre me motivan a seguir con esta historia.

ESTÁS LEYENDO
De nosotros [HUNHAN]
ФанфикLu Han es criticado todos los días, pero a él no le importa nada más que el bienestar de su pequeño y querido hijo Xu Bao. ¿Qué pasará cuando Oh Se Hun aparezca en su vida? ⚠ PROHIBIDO COPIAR O ADAPTAR ESTA HISTORIA.