Capítulo 6.

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Era sábado por la mañana. Hacía algo de frío, pero nada que fuera insoportable. Lu Han abrió los ojos y alcanzó a escuchar la voz de su mejor amigo, misma que venía desde la sala... Parecía ser que estaba hablando con Xu Bao. Sonrió levemente, pues que su pequeño ya pudiera levantarse de la cama tenía que ser una buena señal.

Minutos más tarde, Lu Han estaba leyendo los mensajes de parte de Se Hun, sonrojándose un poco al darse cuenta de que el chico en verdad se preocupaba por él. Decidió contarle toda la situación a través de un mensaje de voz para ahorrar algo de tiempo.

Después fue a la sala, encontrando a su hijo viendo la televisión junto a Xiu Min. Sin duda alguna se veía mucho mejor que el día anterior.

—Buenos días —se acercó a saludar.

—¡Papá! —El menor se levantó y corrió a abrazarse a las piernas de su padre.

—La fiebre se ha ido por completo —aseguró Xiu Min—. Xu Bao ya está bien, pero... ¿Qué hay de ti, Lu? Aún te ves algo cansado, si quieres mi opinión sincera.

—Tuve algunos problemas para quedarme dormido, pero estoy bien —respondió, cargando a su hijo en brazos—. Me siento con energía suficiente como para ir a trabajar hoy en caso de que mi jefe me pida cubrir las horas que no pude hacer ayer —agregó.

—No digas tonterías, es sábado —se levantó del sofá y caminó hacia la cocina—. Ya que me dejaste quedarme aquí ayer, prepararé el desayuno.

—No es necesario, Xiu Min —dijo Lu Han, siguiendo a su mejor amigo.

El teléfono celular de Lu Han comenzó a sonar, por lo que el castaño bajó a su pequeño y buscó el aparato dentro del bolsillo de su pantalón. Se sorprendió al leer el nombre de Oh Se Hun en la pantalla, pero se encontró atendiendo la llamada al segundo.

Después de escuchar el motivo de su ausencia del día anterior, Se Hun se había preocupado más y ahora deseaba ir a visitarlo, en especial para ver a Xu Bao. Las palabras se quedaron atoradas en la garganta de Lu Han, pues éste no podía procesar tan fácilmente que aquel chico atractivo le estuviera preguntando cuál era su dirección.

Xiu Min, al ver a su amigo con el rostro tan pálido, se acercó a él y le quitó el teléfono para hablar con Se Hun en su lugar. Por supuesto, a él le parecía maravilloso que el estudiante de Biología quisiera ir al apartamento de Lu Han, así que le pasó todos los datos que necesitaba saber.

—¡Qué lindo! Se Hun quiere verlos, a ti y a Xu Bao —dijo Xiu Min tras colgar, regresándole el teléfono celular a su dueño—. Deberías alistarte, llegará en una hora.

—¡¿Qué?!

—Eso mismo que acabas de escuchar —le sonrió—. Pero descuida, yo me iré en treinta minutos para que puedas tener tu espacio con él —le guiñó un ojo en plan cómplice.

—¡Xiu Min!

—Te debo el desayuno.

Después de la media hora que Xiu Min había mencionado, éste ya no estaba ahí. Lu Han se había duchado tan rápido como le había sido posible, después había ayudado a su hijo a bañarse también, y ahora ambos sólo se dedicaban a recoger cualquier tipo de basura que encontraran en la sala.

Lu Han estaba nervioso. Aunque su apartamento no estaba del todo desordenado, sí tenía algunas cosas que recoger y unas pocas más que tirar... ¡No podía permitir que Se Hun las viera! Temía darle una mala impresión al más alto.

—¿Hun vendrá pronto? —Cuestionó Xu Bao.

—Sí, estoy seguro de que ya no tardará mucho —suspiró, haciéndole un nudo a una bolsa negra para basura, llevándola al exterior poco después.

De nosotros [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora