Tú Y Yo / Maze Runner / Newt

Capítulo 12

Me desperté en una cama que no era la mía, bueno una hamaca. Pero no estaba sola, a mi lado estaba Newt. Entré en pánico, no sabía si allí había pasado algo que no recordara.

Desperté a Newt, frenética por esa idea, le di un beso en la frente y le susurré al oído:

-Hey larcho, despierta.

-Buenos días ____. ¿Qué tal dormiste?

-Newt, ¿por qué estamos en tu hamaca?

-Anoche, después de que me rechazaras, volvimos a la fiesta y te pusiste a beber la bebida de Gally como loca.

-Entonces, ¿no ha pasado nada aquí?-pregunté.

-No, ¿quieres que pase?-dijo con cara traviesa y mientras me plantaba un beso en la boca.

-De momento, no. Vamos, Minho me estará esperando.

Salimos de la residencia y fuimos al comedor para desayunar. El cielo seguía gris. Algo raro estaba pasando.

-Hey ____-Gally llamó mi atención.

-¿Desde cuándo eres tan amiga de ese cara fuco?

-Podría decirse que desde que llegó la novata. Vamos.

Nos sentamos en la misma mesa que Gally, mientras este me saludaba con el brazo, haciendo señas para que nos acercáramos.

-Ya tengo la escalera, la he llevado a la choza de los corredores, ahora ya sabes cuál es tu parte.

-Aunque creo que no hace falta que yo interfiera, os vi en la fiesta de anoche.

Newt me miró, no entendía nada, estaba hecho un lío.

-Bueno chicos, tengo que irme, Minho me espera.

-Espera-Newt me agarró la muñeca-. Ten cuidado-me besó, sí, delante de todos. Qué vergüenza, notaba cómo me ruborizaba.

-Adiós.

Llegué hasta la choza de los corredores, donde Minho, Thomas, Teresa y los demás me estaban esperando.

-Para la próxima, pediré que te traigan en la caja un reloj-dijo Minho.

-Perdón

Entramos en la choza y me enseñaron unos mapas antes de que las puerta se abrieran.

-¿Alguien sabe por qué aquí fuera hay una escalera gigante?-preguntó Thomas.

-Sí-respondí decidida-. He tenido una idea. Podemos intentar subir hasta arriba y ver si encontramos algo raro.

-No servirá de nada, ya hemos intentado todo, no sé por qué seguimos saliendo ahí fuera-se quejó Minho.

-Cierra el fuco pico-espeté-. Esperanza Minho, esperanza.

-Lo dices tú que llevas aquí menos de una semana-refunfuñó él.

Nos acercamos a los muros. Aún cerrados. Colocamos la escalera y empecé a subir.

-Minho detrás mío y vigila dónde miras.

Subí, me agarré a los escalones y escalé elevando las piernas una tras otra. Cuando subí, me quedé atónita.

-Bonitas vistas.

-¿Me estabas mirando el culo, cara fuco?

-No.

-Vamos sube, mira esto.

Los muros del laberinto estaban colocados de forma que formaban unas letras.