Día juntos (10)

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Narra Bambam:

Pasaron dos días desde que Myeong me hizo ese grandísimo favor. Realmente me sentía tan bien que no tenía palabras para decirle lo muy agradecido que estaba.

Nada más levantarme en la mañana fui al portátil a buscar un vuelo para Tailandia en esta semana.

Al final compré uno que salía pasado mañana en la tarde/noche. Después de haberlo comprado avisé a mi hermana de que viajaría en dos día a Tailandia, le dije la hora en la que llegaría el avión para que ella estuviera allí para recogerme con el coche.

Luego de arreglar todo lo del vuelo fui a la cocina para desayunar, después me preparé ya que mi trabajo era por la mañana. Yo trabajaba en una papelería cercana a mi casa.

Al salir de trabajar (A las 14:00) decidí en vez de ir directamente a mi piso ir al de Myeong por si quería venir a mi apartamento a comer.

Yo esperaba frente a su puerta después de haber timbrado.

«¿Estará en casa?», pensé.

—¿Quién es? —dijo la chica a través de la puerta con voz irritada.

—Soy yo, Bambam —dije algo preocupado.

«¿La habré despertado? No, no creo, son cerca de las 14:20», pensé mientras daba un paso atrás.

De pronto se abre la puerta y pude ver a la chica con un moño muy desordenado y en pijama.

—¿Te desperté? —pregunté algo preocupado.

—Sí, pero da igual —contestó.

—Lo siento. —Me disculpé.

—Aish, ¿Pasó algo? —Cambió de tema.

—Yo venía a preguntarte si querías venir a mi casa a comer. —Le di una sonrisa mostrando los dientes.

—¿Ahora? —preguntó.

—Sí.

—Pues todavía tengo que vestirme.

—Vale, pero no tardes mucho. Tengo hambre. —Le sonreí y añadí una despedida—: Venga bye.

—Bye. —La chica se metió en su casa.

Mientras yo fui a mi piso para ir preparando el almuerzo, pero, ¿Qué le preparaba a Myeong?

Debido a que mis habilidades culinarias no eran buenas no tenía muchas opciones así que opté por unas hamburguesas.

Cuando ya estaba a punto de acabarlas alguien tocó la puerta de mi casa. Fui a abrir y vi a Myeong.

—Hola Bambam. —Saludó.

—Hola. —Le sonreí mientras le dejaba paso.

—Nunca te he preguntado sobre tu trabajo, ¿De qué trabajas? —preguntó curiosa mientras pasaba a dentro.

—En una papelería que hay cerca —dije mientras me dirigía a la cocina.

—Está bien.

—Myeong, siéntate en el sofá si quieres. Como si fuera tu casa —Le sonreí.

—Vale. —Se sentó en el sofá del salón.

Al poco tiempo traje las hamburguesas al salón.

—¿Quieres ver algún dorama? —pregunté mientras cogía el mando.

—¿Te gustan los doramas? —Abrió los ojos como platos.

—Se podría decir que sí... —dije algo desconcertado ya que Myeong solía estar calmada la mayoría de tiempo.

La chica se mantuvo sin decir una palabra, pero sorprendida durante unos segundos, luego dijo:

—ksjdhufucbñ. —Comenzó a retorcerse de una manera extraña.

Me quedé bastante desconcertado ya que esa parte de Myeong no la había visto.

—¿Estás bien? —Coloqué una de mis manos en su hombro con algo de miedo.

—Nunca había encontrado a un chico que le gustasen los doramas. —Seguía sorprendida.

—Supongo que querrás ver uno ahora mientras comemos las hamburguesas. —Le guiñé el ojo.

—SÍ.

Ambos comenzamos a ver el dorama el cual habíamos escogido entre los dos. Yo me encontraba comiendo mi hamburguesa en el sofá mientras que Myeong hacía los mismo pero en el sofá de al lado. De vez en cuando comentábamos el dorama, pero la mayoría del tiempo nos mantuvimos centrados en la historia del drama.

Como dicen, lo bueno dura poco. De pronto se hicieron las 16:30 y Myeong tenía que irse preparando para ir a trabajar al videoclub. Yo realmente disfrutaba el tiempo que pasaba junto a ella, se me hacía divertido.

—Myeong. —Llame su atención y pregunté—: ¿Puedo acompañarte hasta el videoclub?

—Como quieras, aunque espera, tengo que coger mi mochila. —La chica salió del piso.

Una vez que Myeong cogió su mochila de perritos bien linda salimos del piso.

—¿Cogiste las llaves? —Le pregunté en forma de vacilón.

—Aish sí, creo, espera. —Myeong pasó su mochila delante suya y comprobó que su llaves estuvieran ahí.

—¿Están? —pregunté.

—Sí. —Dejó escapar un suspiro y añadió—: No quiero que me vuelva a pasar lo de aquella vez.

—Si te pasa está vez iré yo. —Me puse la mano en el pecho indicando que era una promesa.

—Aish, vamos anda que llegaré tarde.

Ambos comenzamos a caminar hacía el videoclub. Una vez que llegamos me fui de vuelta al piso y comencé a preparar la maleta para Tailandia.

Videoclub; kunpimook bhuwakulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora