Los rayos del sol atravesaron la ventana sin cortinas, llegando justamente a mis ojos y logrando, así, que me despertara. Hoy era mi primer día de la secundaria, luego de unas vacaciones pequeñas de invierno de dos semanas. Me levanté, sintiendo un pinchazo de dolor en el pecho , justo donde papa me había roto la costilla. Gemí por lo bajó, para luego ignorar el dolor e ir a buscar algo de la única ropa que tenía y aún me quedaba. Sobre una desgastada, silla de madera tenía mi ropa. Mi cuarto era muy pequeño, y con suerte allí entraba la cama en la que dormía, por lo que no podía darme el lujo de también poner algún armario o algún mueble, uno por que no cabía, y otro, porque no teníamos dinero.
Saque una remera color gris desteñido. Era vieja y ya estaba desgastada, pero no tenía algo más decente para ponerme. Me quite la blusa ya que me quedaba pequeña y que la usaba para dormir para ponerme la que había sacado. Seguido, saque unos jeans gastados, lo bueno es que eran de mi madre y ella antes de que muriera me lo había regalado. No me quedaban cortos como la mayoría, era una ventaja. Busque bajo la cama luego de colocármelos mis viejas zapatillas deportivas y me las coloque. Cogí un polerón que había encontrado olvidado en la biblioteca pública. Ese día había ido allí para estudiar para un examen de Biología, y cuando salía de allí lo encontré. Le había dicho a la bibliotecaria que lo dejara allí con el resto de las cosas perdidas, pero ella me había dicho que me lo quedara yo. Así lo hice. Era tibio y suave por dentro, y además me quedaba muy grande.
Saque mi bolso donde estaban mis libros y cuadernos que, trabajando a escondida, había podido comprar junto con uno o dos lápices. El bolso era viejo y feo, de un color café oscuro desgastado y con manchas de todo tipo, pero no me importaba mientras no estuviera en la secundaria.
Sabía que a esta hora mi padre ya había salido a trabajar, era Martes, hoy le pagarían, y me libraría de una noche sin golpes, ya que era obvio que saldría a emborrachares por allí. Baje las escaleras, maldiciendo en voz baja cuando sentía puntadas en mis costillas. Salí de la pequeña casa de madera que había entre una pradera al lado del bosque y comencé mi caminata diaria. Me demoraba al menos una hora en llegar a la escuela, y otra para volver aquí. La Easton Warren quedaba lejos de donde yo vivía, pero aún así, era la más cerca que tenía. Caminar no me agotaba tanto, ya que ya estaba acostumbrada a estos caminos largos. Era las burlas y miradas que tenía que soportar a medida que iba llegando ya a la calle donde EW estaba ubicada.
A mi, aparte de recibir golpes, insultos y maltratados en mi casa, también los sufro en la escuela. Y cada día parece ponerse peor.
Todo por Abril Lubert. Ella es la chica popular de la secundaria y junto con sus amigas, se divierten haciéndome la vida imposible ¿Podían creer que si les digo que ella alguna vez había sido mi mejor amiga? Fue hace años, las dos teníamos 12 y, cuando le conté lo que había ocurrido con mi madre, ella se había alejado de mi sin decir nada y comenzó a juntarse con las personas que dicen ser sus amigas. No se que fue lo que paso, o que fue lo que le hice a ella para que se alejara de mi y comenzara a maltratarme física como psicológicamente. Y de todas formas posibles.
Los minutos pasaban mientras yo caminaba por los caminos de tierra, rocas o pastizales. Este era mi atajo para así llegar más temprano, ya que si tomaba los caminos de concretos me demoraría más de una hora y eso provocaría que llegará tarde a clases.
A lo lejos pude ver la secundaria Easton Warren. Una constitución enorme, pintada por fuera de un color beige desgastado, con grandes áreas verdes y grandes zonas para juegos deportivos del equipo de la escuela. Camine a pasos lentos, preparándome mentalmente para los insultos que recibiría al acercarme más allí.
Mientras avanzaba, lograba ver como las miradas de los grupos que se juntaban fuera del establecimiento para cuchichear antes de clases se posaban en mi. Si las miradas mataran...... Me negué a mirarlos con temor.
Uno de los grandes chicos que jugaba en el equipo de la escuela, se acerco a mi a grandes zancadas, mientras miraba de reojo a sus amigos del mismo equipo y reía para el mismo. Aaron posó su mano sobre mis hombros mientras me miraba y alzaba una ceja.
-Pero miren quien llego. Pensé que no vendrías rarita.
Rarita. Hace mucho que no me llamaban así, hace dos semanas que no escuchaba ese apodo.
-aléjate de mi.
-Wow, parece que alguien se levantó de pie izquierdo esta mañana, ¿Eh gatita?
Me aparte de el con un empujón, para luego sentir unas manos en mis hombros. Suspire exasperada, ¿hasta cuándo tendré que seguir soportando tantos abusos? El que estaba atrás de mi me quitó mi dañado bolso y comenzó a vaciarlo en el suelo, para luego tirarlo hacia un charco todo húmedo, creado por las regadera automáticas.
-Sabes rarita?
No respondí.
-Te hice una pregunta tonta.
Mordí con fuerza mi labio inferior, tan fuerte que estaba segura que me lo estaba rompiendo. Levanté la vista hacia el.
-¿Qué?
-Eres estúpida.
La campaña sonó Aaron sonrió satisfecho y se fue con sus amigos mientras reían y entraban. Yo solo tome mis libros, cuadernos y lápices y fui a haber el bolso. Estaba empapado y sucio que antes, ya no lo podía llevar así. Baje la mirada mientras suspiraba. Llegaría tarde a clases. Tome bien el pesado material y, con la cabeza gacha, comencé a caminar hasta entrar e ir a mi casillero. Saque la llave de mi bolsillo de mis jeans y lo abrí, seguido deposite los objetos dentro ordenadamente y lo cerré. ¿ Qué daño me haría faltar una clases?
Guarde mis manos echad puños en el bolsillo del polerón y fui a los baños, mientras intentaba que la rabia e impotencia no se adueñara de mi.Al entrar, me lleve una no deseada sorpresa. Allí, frente al espejo y maquillándose estaba Abril, junto con sus amigas, Rebecca y Mariana. Las tres me miraron, pero vi como una sonrisa cínica se formaba en los labios de Abril. Ella dejo el lápiz labial a un lado y me miro fijamente.
-Vaya, vaya. Miren quien se apareció al fin. Ya me empezaba a aburrir.
Me aleje, e intenté salir del baño antes de que me hicieran algo, pero no funciono. Rebecca me había agarrado del brazo y empujando,e hacia dentro, mientras que Mariana aprovechaba de bloquear la salida. Provoco que tropezara y caí al suelo sucio y mojado.
-Levántate tontita -me dijo entre risas Abril.
Me levanté no quería que se enfadara ya que eso lo haría peor. Baje la cabeza.
-Me das pena , rarita. ¿Haz visto tu ropa? ¡Pareces una vagabunda! Se que eres pobre, pero vamos, al menos roba algo, no lo se.
Baje la cabeza algo avergonzada. Ella tenía razón, parecía un asco. "¡No! No dejes que sus palabras te manipulen"
Me agarro con fuerza una mejilla, yo sólo lo aparte con fuerza. Ella me lo devolvió con una bofetada muy fuerte y demasiado cerca del cien, provocando que volteará mi cabeza hacia el lado contrario, gimiendo por el ardor que se formó en el lugar del impacto. Coloque mis manos sobre mi ojo que ardía como nunca, mientras las lágrimas comenzaban a salir.
-No vuelvas a poner las manos sobre mi, sucia ¿Entiendes?
Asentí, sin moverme, mientras sentía como las tres abandonaban el baño.
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Sálvame (Cameron Dallas y tu)
FanfictionNovela que no querras perderte por nada del mundo.