Capitulo 13

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Me di cuenta que la casa de Cameron no estaba lejos de la mía. La tormenta ya comenzaba a detenerse, por lo que copos caían sobre mi cabellos mientras caminaba, pensaba en lo que haría mi padre al descubrir que no había muerto como el quería... ¿Terminaría el mismo el trabajo? Temblé de sólo pensarlo.

Con unos pasos más, llegue a mi pequeña casa deteniéndome en la entrada. Cerré los ojos para intentar calmar mi temor. Al levantar mi mano derecha en forma de puño para golpear, la puerta de madera se abrió de una forma brusca y logre ver a mi padre, con los ojos hinchados. Lograba apreciar el echo de que el no había dormido nada esta noche, gracias a las leves bolsas moradas bajo sus rojizos ojos. El me miro expectante. Temblaba. Abrió la boca para decir algo, pero en vez de mencionar alguna palabra la cerro y trago saliva fuertemente.

-Yo.... Pensé.....

Negué con la cabeza, mientras bajaba la mirada.

-Pensaste que había muerto...- termine por el.

El asintió con la mirada y se hizo a un lado para dejarme entrar al interior de la casa. Camine frente a el y fui a mi cuarto para encerrarme allí hasta la noche.

(...)

No se que hora era. No tenía ni reloj, ni celular, ni ningún aparato que me lo dijera. Estaba oscureciendo ya y por mi ventana lograba ver las luces del hogar de Cam a lo lejos pasando varios arboles y pequeñas colinas de tierra y césped. Recordé el cariño que recibí por parte de el y sus padres. Hace tiempo que no lograba comer sin hacer nada a cambio; ni limpiar, salir a buscar algo o tener que cocinar. Joan cocinaba exquisitamente delicioso. También estaba la cama en la que dormí, era tan suave, olía bien y no le hacia daño a mi espalda como el colchón en el que dormía cada noche desde que mi madre murió.

Me senté en mi cama mientras observaba mi silenciosa habitación, en busca de algo para divertirme hasta que la noche caiga y deba dormir para mañana ir a la escuela. Busque en una pila de libros que tenía en una esquina. Aquellos libros eran de mi hermosa madre.

Algunos de ellos eran largos y gordos, pero otros eran delgados y pequeños. Estaba allí Romeo y Julieta una obra escrita por William Shakespeare. Me quede observando la portada de aquel libro, entonces lo deje junto con los demás. Seguí viendo los demás pero me llamo más la tensión el de Romeo y Julieta. Me senté como indio sobre la cama, y comencé a leer las primeras páginas, recordando la dulce voz de mama. Ella me había dado su opinión acerca de esta obra y yo le pregunte si podría comprar el libro y leerlo conmigo.

Iba por la página 94,cuando medí cuenta que la tormenta se había detenido. Ya era de noche y el frío nocturno comenzaba a sentirse en el aire. Marque la página con un pedazo de papel y lo escondí debajo de mi cama. Sabía que si mi padre descubría que leía los libros de mama, los quemaría y después de eso me golpearía.

Me acosté con aquella ropa de Joan. En verano no sufría tanto por el frío en las noches ya que casi ni se sentía, e incluso a veces dormía sin cubrirme, pero en invierno todo era al revés. Algunas veces despertaba sin sentir nada en mi cuerpo por lo entumido que se encontraba.

El viento soplaba y provocaba un molesto silbido cuando pasaba por la madera que conformaba la pared de mi habitación, la que daba al exterior. Recordé el calor que sentí dentro de la casa de Cameron,había sido tan acogedor que luego de irme comencé a añorar lograr algún día tener una casa igual que la de ellos, así de grande, caliente, con chimeneas, y cuadros que decorarían las paredes para ese entonces. Y, pensando en mi futuro deseado, me dormí bajo el cielo nublado.

Sálvame (Cameron Dallas y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora