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Después de varios días estándar de viaje en el destructor estelar, Rey comenzó a tomar confianza. Paseaba por toda la nave jugando con diversos objetos que encontraba. Aunque en ocasiones era víctima de algunas de las peores miradas.
Ese día llegó hasta un simulador de tito, en el que entrenaba Armitage, sus disparos eran tan precisos que enfureció cuando ella lo distrajo y fallo a su blanco por unos milímetros. Respiró profundamente, acomodó un cabello que se había salido de su lugar y miró a la niña.

-¿Qué quieres, Rey?

-Practicar contigo.

-Eso no pasará, eres muy pequeña.- el joven suspiró - Y si te haces daño seguro perderé la vida.

-Y esto es un simulador, así que no me haré daño.

Finalmente accedió, dejó que Rey utilizara el simulador. La expresión del muchacho se fue relajando mientras veía como hacía aquellos movimientos torpes, dejó escapar varias risitas de diversión. Al cabo de unos minutos la pequeña Rey dejó todo a un lado haciendo una muñeca infantil.

-Esto es muy difícil.

-Te dije que eras muy pequeña.- Respondió Armitage.
Caminó a ella y recogió el bláster del suelo.

-Mira- dijo a la niña – Lo tienes que sostener así. Recuerda siempre tener un pie delante, eso te dará firmeza.

Rey hizo todo lo que Armitage le dijo, cuando comenzó la simulación apuntó a todos los blancos mejorando notablemente su puntería. 

- Me alegra que se lleven bien.- dijo Brendol entrando a la sala de simulación. -Parece que le has enseñado bien, te felicito hijo.

Las mejillas del pequeño  pelirrojo se enrojecieron levemente. Su padre le acaricio su cabello y le sonrió amorosamente.

-Hemos llegado.- dijo de nuevo el hombre viendo a Rey, quien de tener un aspecto relajado pasó a tener uno lleno de pánico.

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Bajaron del destructor en un transportador ligero, sólo iban ellos tres y un par de hombres más, además del robot de protocolo que habían asignado para el cuidado de la niña.

El planeta al que llegaron era oscuro y frio, así lo describía Rey. Un lugar lúgubre con una atmósfera de pesadez.

Llevaron a la niña hasta un enorme edificio, no le dio tiempo de observar mejor, estaba temblando
ligeramente.

Llegaron hasta una enorme habitación, que en medio sólo tenía un trono de metal negro, y parado a su lado había una extraña criatura. Rey no distinguía si era humano o alíen, o sí antes fue alguno de los dos.

Sin decir palabra el ser analizó a la niña, se puso de pie y caminó  hasta ella. Brendol la empujaba ligeramente para que caminara.  La pequeña se acercó temerosa a la criatura, cuando estuvo lo suficientemente cerca la comenzó a rodear, se extendió en la fuerza y sintió el poder que ocultaba la pequeña.

-¿De dónde la encontraste?- preguntó a Brendol.

-Estaba en un carguero de contrabandistas, que viajaba de Jakku. Era custodiada por dos acólitos de la fuerza.- dijo con firmeza.

-Puedo sentirlo. Ella es la niña que estuvimos buscando. -Ja, Jakku, nunca pensé que la ocultaron ahí.

La niña lo veía detenidamente.

- Me dijeron que sería una jedi- soltó sin temor.

-Serás mejor que una jedi.- afirmó -Mi nombre es Snoke, a partir de ahora yo seré tu maestro, y este... -señalo al centro -será tu trono.

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Instalaron a Rey en una de las mejores habitaciones del lugar, le confeccionaron ropa similar a la de todos ahí, sin embargo era más cómoda, podría entrenar con ella fácilmente.

Comenzó a pasar el tiempo y se convertía en una talentosa usuaria de la fuerza, poco a poco iba perdiendo la inocencia y empatía por los demás, sólo se preocupaba por ella y Snoke, quien la hacía ver como su hija.

Después de tanto, ya tenía la familia que quería, más no la que esperaba.

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Habían pasado diez años, Rey ya no era una niña. Se había vuelto despiadada y una asesina, no sé tentaba el corazón por nada ni por nadie.

Una tarde Snoke la llamó, le tenía una misión a la ahora comandante de las Fuerzas de la Primera Orden.

-Tengo una misión para ti, mi pequeña.

-¿De qué se trata?- dijo viendo al frente con voz firme.

-Hay rumores de que buscan tripulación para el Halcón Milenario.- se paró de su asiento y caminó a ella -Formaras parte de su tripulación y conseguirás la ubicación de la Academia de Skywallker.

Rey lo vió con odió al escuchar eso. Snoke moredó su voz.

-Solo tú puedes cumplir con esta misión, princesa.

Ella río con satisfacción. Al paso de los años se dió cuenta de que aunque apreciaba a Snoke, odiaba que le diera órdenes, ya que todo le pertenecía a ella, la Primera Orden y pronto la galaxia. Pero su mentor advertía que debía ser un poco mayor para tomar el cargo. Para ese entonces ella ya pensaba en matarlo y continuaba resistiéndose a dejarla tomar lo que por derecho era suyo.

-¿Pretendes que engañe a Han Solo y me lleve con su cuñado?- dijo mientras alzaba la ceja -Será sencillo.- se dio la vuelta y se dispuso a marcharse.

A mitad del camino Snoke habló de nuevo.

- No nos falles.

-Jamás lo he hecho. -miró sobre su hombro y le sonrió a la criatura -No te pongas cómodo en mi lugar. Pronto lo reclamaré.

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Rewriting Our History [Reylo AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora