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Llegaron a un planeta helado que parecía que su núcleo había sido extinto. Si lo pensaba de forma coherente, tendría lógica ya que la nueva arma sería ese mismo planeta. Lo contempló unos segundos miró el avance a distancia, imágenes pasaron por su mente de un instante a otro. Gritos, lamentos, terror. En ese momento supo que el lugar en el que estaba era la causa. 

Rey sintió náuseas y estuvo a punto de caer en la fría nieve, los trooper que la asistían alcanzaron a detenerla. Miró la nieve que permanecía bajo la planta de sus pies y sintió como su cuerpo iba tomando lentamente la misma temperatura. Tembló. Sintió terror de lo que la fuerza le estaba mostrando. Se desvaneció.

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Ahch-To, estaba de luto. Todos en la Isla Sagrada lamentaban la muerte de Han Solo, el contrabandistas y héroe de la galaxia, entre ellos, una persona en particular sufría, Ben Solo, quien decidió apartarse. Detrás de él  salió su madre.

-¡Ben!- llamó preocupada, y lo alcanzó en el hangar donde guardaba su vieja X-Wing.

-¿Qué haces, hijo?- cuestionó ella.

-Voy a buscar a la asesina de mi padre.

-¿Y que harás cuando la encuentres?- dijo preocupada -Recuerda tus enseñanzas.

-Y lo hago.- respondió -Por más que quiera, la llevaré ante la justicia, para ser juzgada. Y detendré de una vez por todas a la Primera Orden.

Antes de subir a la vieja nave, el hombre abrazó con cariño a su madre y depositó un beso en la frente de la pequeña mujer.

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Habían pasado meses desde que Rey tuvo aquellas visiones. Su orden, era supervisar la construcción de la nueva arma, sin embargo era un castigo por no haber cumplido su misión anterior. "Estoy arta", pensó, "Snoke es quien debería estar supervisando".

-¿Qué se puede supervisar?- se cuestionó a ella misma mientras caminaba furiosa por los pasillos del lugar -Como sí los ingenieros no supieran hacer su trabajo.- murmuró con molestia. – Yo ni siquiera sé como funciones esto.

Caminaba a pasos agigantados, con Pisadas fuertes y los puños cerrados, vestidos con delicados guantes. Cerró sus ojos un instante y sintió como si chocara contra un tronco, que la hizo caer. Alrededor los técnicos y trabajadores soltaron una leve carcajadas que hicieron mudas en un instante. Antes de reclamar al culpable de su caída, vio con desprecio a aquellos que se habían burlado. Eso creó pánico, que disimularon retirándose y volviendo a sus labores.

Aún en el suelo miró al “Tronco”, quien ya había extendido su mano para ayudarla a ponerse de pie. Ella la rechazo, dándole un ligero golpe. Se levantó y miró más detenidamente al hombre. Cabello rubio, gafas de pasta, su horroroso traje de técnico. Miró más a detalle, sus ojos oscuros, sus labios delgados, su piel más blanca que la de ella. Sintió un golpe en su pecho, que decidió ignorar.

-¿Planeas quedarte hay parado?- dijo ella con deje de autoridad.

- No, señorita…

-Comandante- corrigió ella.

- No, comandante.- repitió él.

-Nombre y puesto.- ordenó ella

-Matt, técnico de radares.

-Matt ¿Qué?- pedía su nombre completo.

Antes de que el hombre pudiera responder, fueron interrumpidos por un pelirrojo. El hombre miró con desprecio al técnico que permanecía inmóvil frente a la chica. Como impulso, la abrazó por la cintura.

-¿Sucede algo?

- No, nada.- respondió ella.

-Retírate, técnico.- ordenó Hux.

El técnico tomó su herramienta y  se fue caminado por el largo pasillo. Cuando Rey lo perdió de vista soltó el agarré de Hux.

- No vuelvas a hacer algo así. – advirtió ella.

- ¿Así? ¿Cómo?

- No te hagas el incrédulo. Si tratabas de probar algo con tus acciones, solo demostrarte tus celos por un hombre al que estaba a punto de reprender.- reclamó -Esa acción deja ver que puedo tener una debilidad y deja en juicio mi autoridad.

Rey se fue molesta por el mismo pasillo que Matt, sin esperar a que Hux respondiera. Permanecía pensativa, reflexionaba y recordaba constantemente aquellas visiones de la fuerza le había mostrado en el pasado.

Pasó por una intersección, una voz la llamó, eso las hizo reaccionar. Volteó a ver al dueño. Era Matt.

-Siento lo que pasó antes, comandante.- soltó de repente.

Esas palabras hicieron que la chica de ruborizara levemente.

- No hay problema. – respondió y continuó con su camino sin mirar atrás.

Mientras andaba, pensaba en las cientos de posibles respuestas que pudo haber dado. Se  sentía nerviosa, alterada. Eran sensaciones que nunca había sentido en su vida, ni estando con Hux. <¿Qué me está pasando?> pensó.

Al llegar a su habitación, dos troopers custodiaban la puerta. Entró y detrás de ella los soldados.

-Saben que detesto que tengan esos cascos puestos.- dijo ella, sin embargo no se los quitaron. -El mensaje fue enviado.- anunció uno.

-Ahora sólo esperemos a que alguien lo reciba.

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Rewriting Our History [Reylo AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora