La fiesta se ha puesto de lo más interesante. Bailé con Mateo por dos horas y ahora lo hago con un chico que por alguna extraña razón viene vestido de bombero, un bombero sexy. Con el celular en la nuca del chico hago todo tipo de maniobras para sacar una foto de la cara que tiene Mateo viéndonos. ¡Maldición! No me percaté de que el flash estaba encendido. Estúpida. Mateo me está viendo con cara de muerte y lo mejor que se me ocurre es huir. Dejo al bombero sexy bailando solo y salgo corriendo hacia el lado contrario de el idiota ese.
Unas fuertes pisadas que estoy segura son de Mateo, me persiguen. Mi segundo error es girarme para comprobarlo, vaya caída tan voladora la que llevé. Ese idiota empieza a desternillarse de risa. -¿Estás bien, paparazzi?
-Muérete. No te acerques, Mateo.
-Así que tú prefieres fotos inéditas de mí y no robarlas de mi Instagram
-Estúpido. Solo fue que tenías todos tus celos reflejados en esa carita de niño que no mata moscas -respingo.
Mateo me responde entre risas -Valentina, Valentina... ¿tanto te frustra tu atracción hacia mí? ¿por eso te haces la ruda?
¡Agh! -¿Cuál atracción? Por Dios, mírate -hago un ademán hacia su cuerpo-, mi sobrino de once años está más desarrollado que tú y más maduro también.
Menos mal no me mordí la lengua con mis afirmaciones, porque el tipo es un cuerazo. Mateo se acerca a mí y... ¿qué diablos? Me está tocando la nariz.
-¿Qué haces, idiota?
-Confirmando si es verdad eso de que la nariz crece con las mentiras. -Lanzo una patada hacia su abdomen, pero me intercepta y se coloca sobre mí empezando una guerra de cosquillas.
-No, Mateo, no. ¡Basta! -Suplico entre risas ahogadas.
-No aguantas nada, pequeña mentirosa.
-¡Chicooos! ¿Qué ha... -se interrumpe Yari cuando nos ve- de acuerdo. Sí, bueno, los buscaba para preguntar si nos vamos ya.
-¡Sí! Vámonos ya, por favor. -Pido
-¿Tan ansiosa estás por llegar a mi habitación? -Susurra solo para mí. Aprovecho lo cerca que lo tengo y golpeo su entrepierna con mi rodilla.
-Ahhhhh!!!!! Mujer loca, ¿qué te pasa? -chilla agarrando sus pelotas.
-Para que me vayas respetando, imbécil.
Yari nos ve a los dos con indecisión porque no quiere tomar partido y tampoco entiende lo que sucedió, dado que no escuchó lo que salió de la sucia boca de Mateo.
-Mateo, ¿estás bien? -se acerca.
Estiro mi brazo hacia él. -Deja el drama, levántate. Nos vamos ya.
Mateo tiene un claro resentimiento en su mirada. -Estás loca, Val. Me encantas, pero estás loca.
Yari nos ve con el ceño fruncido. -Los dos están locos. -se gira en busca de las chicas y en cuanto las ve empieza a hacer ademanes para que lleguen con nosotros.
-Hey -habla Vane-, ¿ya no van a bailar? -luego explota en risa cuando ve que Mateo sigue sosteniendo sus partes íntimas- ¿qué te pasó? ¿te propasaste con Val?
-Tu amiga está mal de la cabeza, me golpeó solo porque le estaba haciendo cosquillas.
Lo veo expectante para darle la oportunidad de confesarse antes de que me vea en necesidad de golpearlo de nuevo.
-De acuerdo, creo que me pasé un poquito. -Acepta con miedo en la mirada. Ya le demostré que se pegar. Vane vuelve a las risas.
-Por idiota, ya te he advertido que te comportes con mis amigos, más con Val, ella es impredescible.
-Ya lo veo... ¿Entonces nos vamos? -Estira su mano para tomar nuevamente la mía.
-Vámonos. Selene y Gabriel deben estar por ahí.
-¡Migueeeel! -Corrigen los tres. Todos explotamos en risas esta vez, siguiendo a Vane. Dios, me pone demasiado nerviosa volver a casa de estos dos. Necesito encontrar mi autocontrol desde ya o acabaré con eso que acabo de golpear, dentro de mí.
¡Holaaaa!
La foto del mar es nomás porque me gustó :v¡Gracias por sus lecturas, votos y/o comentarios! Mucho amors para ustedes :*
Cuenta la leyenda que luego de abandonar la fiesta, los chicos pasaron a comer a un restaurante de tacos y tenían tanto relajo con puros temas sexuales que los 10 sacerdotes que estaban en la mesa de al lado (nadie supo nunca qué hacían tantos sacerdotes reunidos a la media noche en un Taco bell), los reprendieron y se fueron a la mesa del fondo JAJAJA.
¡Bella ciao!
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Quédate conmigo
RomanceCumplir 23 años no es precisamente como tener una fiesta de 15 o 18. No, de hecho es bastante aburrido si lo piensas. Estás cerca de vivir un cuarto de siglo. Todo es normal e insignificante hasta que mis amigas deciden festejarme y hacer pijamada...