Capítulo 31 - Gata

1.9K 149 17
                                    

~Mateo~

Acaricio el cabello de Val mientras duerme tendida sobre mi cuerpo después de una intensa sesión de sexo. Mi madre va estar furiosa, desde ya puedo escuchar sus gritos, las incontables veces que me echará en cara que me advirtió sobre usar condón siempre. La decepción en el rostro de una madre que se siente traicionada es algo que nadie queremos ver, pero también es algo en lo que no pensamos mucho hasta que el daño ya está hecho. No me gustaría que Val escuche todo lo que mi madre tiene para decirnos, principalmente porque ella ha estado muy sensible los últimos días y no quiero verla mal. La parte difícil y en la que prefiero no pensar hasta que esté sucediendo, es la de enfrentar a los padres de Valentina. Ese será un paseo por el infierno. Menudo problema en el que nos metimos. Pasé de estar con alguien por compromiso a enfrentar al mundo por una chica con la que creí solo tendría sexo de una noche y acabé prendado de ella. Me río solo ante lo ridículo que soy.

Acomodo a Val entre las cobijas, me pongo una playera y salgo hacia el balcón del hotel. Necesito un poco de aire fresco para procesar este sentimiento que me rebasa. Vamos a ser padres. Es algo que no planeamos, sin embargo, ya nuestro pequeño arrocito se alojó sin permiso en la barriga del Val. No recuerdo haber pensado antes en la edad en la que quería tener hijos y ahora a pesar de las circunstancias me siento tan feliz con la noticia. Supongo que el hecho de que Val sea la madre es lo que hace que todo sea más fácil.

Camino hacia el pequeño refrigerador de la habitación con la esperanza de encontrar una cerveza en él. Estoy a punto de abrirlo cuando mi celular cobra vida con un estruendoso sonido que anuncia una llamada entrante, frunzo el ceño ante eso, pero corro a responder para que no despierte a Val. Me congelo cuando veo el nombre de Sandra en la pantalla. ¿Por qué me está llamando a media noche? Tras dudar unos segundos decido responder, puede ser una emergencia.

–¿Hola? –respondo dudoso. El silencio al otro lado de la línea me hace creer que su celular se marcó por accidente hasta que escucho un sollozo –. Sandra, ¿estás bien?

–Mateo… –hipea – Bebé te extraño tanto, por favor regresa conmigo, siento que no puedo vivir sin ti. Mis días se han vuelto grises sin tu presencia y no sé qué más hacer para olvidarte porque es imposible –llora–.

Jesús. Me aseguro de que Val siga durmiendo y regreso al balcón. –Sandra… lo nuestro se acabó, tienes que aceptarlo. –Me rasco la nuca. Soy un miserable por haberla ilusionado cuando no sentía lo mismo, por evitar lastimarla con mi rechazo la acabé lastimando más –.

–Mi niño yo te amo, por favor te lo suplico, vuelve conmigo –solloza –. Nunca quisiste ir un paso más allá, pero ya estoy lista para que hagamos el amor, Mateo. ¿Fue por eso que me terminaste? ¿Porqué creíste que no estaba lista para el sexo? –¿Por qué las mujeres suelen pensar que están obligadas a tener sexo con su novio para que no las deje?

–Sandra –suspiro –. Nunca fue acerca del sexo. Yo no era la persona adecuada para ti, mereces alguien que te ame con la misma intensidad que tú lo ames a él y yo no soy ese hombre.

–Claro que sí lo eres, bebé. Te amo y lo pasamos muy bien jun…  –dejo de prestarle atención cuando percibo a alguien detrás de mí.

–¿Qué haces ahí afuera? –interrumpe Val con una voz ronca por recién despertar. Me giro y ella se queda de pie, recostada en la puerta corrediza cuando se da cuenta que estoy hablando por teléfono. Lleva puesta una camisa mía y bragas. Me encanta lo sexy y adorable que se ve.

–¿Quién está ahí, Mateo? ¿Estás con alguna zorra? ¿Por eso me dejaste? ¡Nunca pasaste una noche conmigo! –grita. Estoy seguro de que Val la escuchó porque su rostro se descompone en un segundo –.

–Sandra, esta conversación no tiene caso. Ya no hay nada entre nosotros y lamento mucho que lo estés pasando mal, pero créeme cuando te digo que fue lo mejor para ti. De verdad espero que…

–Fue lo mejor para ti querrás decir, ahora te la debes pasar en bares escogiendo prostitutas, todo por creer que yo era virgen y negarte siempre a hacerme algo. Pues te informo que no lo soy y que siempre estuve dispuesta a estar contigo, no tienes por qué buscar gatas que te consuelen con sexo por ningún lugar, mi amor, yo estoy para ti –finaliza con su voz entrecortada. Todo el tiempo en el que ella estuvo hablando mi mirada estuvo fija en Val. Me está viendo con sorpresa. El silencio de la noche y el volumen de la llamada me aseguran que ha escuchado todo.

Acerco mi mano a la suya. – Las cosas no son así, Sandra y realmente lamento que te sientas de ese modo, pero estoy seguro que sin mí estás mejor… Ahora tengo que dejarte.

–¿Con quién estás, Mateo? Dímelo o tendré que ir a tu casa a buscarte –advierte con un tono de voz bastante elevado. Suspiro audiblemente.
–Adiós, Sandra –es lo último que digo antes de colgar la llamada –.

No logro descifrar lo que hay en los ojitos de mi niña en este momento, solo quiero abrazarla y que sepa que ellos son lo único que me importa. La envuelvo en un abrazo. –Lo siento, muñeca. Odio que tuvieras que escuchar todo eso.

–Ella está obsesionada contigo, Mateo. Me preocupa –es todo lo que dice antes de apretarme entre sus brazos –.

–Anda, vamos a la cama –me inclino para regresarla cargada a la habitación. Corro la puerta con un pie y una vez en la cama, busco abrigarnos –. Quería beber una cerveza cuando el teléfono sonó, creí que era una emergencia porque no me había llamado antes, pero creo que no lo está pasando muy bien.

–Y yo soy la gata que te entretiene con sexo, ¿no? –suelta con cierta picardía dejándose caer al colchón conmigo encima.

Sonrío. – Tú eres mi muñeca, mi felicidad y la madre de nuestro hijo o hija –afirmo acariciando su aún plano estómago.

–Si Sandra se entera de esto, pasaré a ser tu gata embarazada –señala entre risas–.

Beso su nariz. –Dejemos ese tema, ahora debemos descansar –sugiero. Asiente plasmando un beso en mi cuello. Me recuesto a su lado para que durmamos de cucharita, continúo acariciando su abdomen.

–Tú haces que esto sea bonito –susurra.

–Es bonito porque nos queremos y porque tú eres especial.

Guarda un breve silencio como si estuviera pensándolo. –Sí, te quiero –es lo último que sale de sus labios antes de que su respiración se relaje.

¡Hola, mundo naranja!😏

Lamento esta ausencia, pero planear un viaje a Barcelona no es fácil🙊 ¡Sí, me voy la próxima semana! Así que si quieren ver un Instagram saturado de fotos Barcelonescas, pueden seguirme como AzulySab (bien original jaja).😍

Es probable que obtengan actualización mañana también. ¡Se lo merecen! Ah y pues cambié la portada :)

Gracias por sus estrellitas y comentarios😘

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora