Capítulo 23 - Impulsiva

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El tiempo es un tanto incomprensible. A veces, cuando deseas que los días pasen como minutos es cuando parecen ser meses y en otras ocasiones, cuando pides que los días no pasen es como si con cada parpadeo adelantaras una hora. El último mes ha pasado tan rápido que ya me quedan menos de once meses para cumplir veinticuatro, un par de semanas para irme de la casa de mis padres y algunos pocos días para que Alonso me pida ser su novia.

Me atormenta pensar acerca de eso y quisiera frenar un poco el paso de las horas. Siento que está preparando algo para pedírmelo y la verdad es que no estoy tan segura de querer aceptar. Él es tan perfecto, caballeroso y tierno que con todas sus cualidades cada vez lo veo más plástico o menos atractivo, ante mis ojos es un poco superficial y lleva su vida como un guión. Quizá esté siendo muy dura con mi crítica, pero es que por momentos presiento que toda esa perfección que veo en él me va explotar en la cara para recordarme que los hombres perfectos no existen y que soy una estúpida por idolatrarlo, esa es probablemente la única razón por la que lo saboteo ante mis ojos.

Mateo... bueno, Mateo me ha estado buscando y sí, ha llegado a mí varias veces. Hace algunos días le acepté un café para que hablaramos y poder escucharlo. Según sus palabras terminó con Sandra porque nunca conectó con ella, le tenía cariño mas no amor, menos le despertaba pasión, dijo que nunca quiso ir demasiado lejos en esa relación y que incluso si no hubiese ocurrido nada entre nosotros, él le habría terminado porque se sentía forzado. Hasta hoy, no sé si creerle o si quiero que sea  verdad.

Lo cierto es que hoy lo veré de nuevo. Las chicas han insistido por una nueva pijamada en la que me prohibieron pasar la noche fuera de la habitación de Vane. Las cuatro estamos muy emocionadas por el hecho de que pronto viviré en la ciudad también, de modo que nuestras juntas y salidas serán más frecuentes. Los nervios me tienen hasta con náuseas y ciertos mareos desde que me enteré que pasaremos la noche bajo el mismo techo, así como que él vendrá por mí, otra vez.

Las luces parpadeantes de la ciudad y el ruido ocasionado por el tráfico me dan la bienvenida, no deben ser más de las seis, pero la temporada del año en la que estamos hace que se vea mucho más oscuro. Esta semana estuve tan ocupada que hoy, viernes, me siento fatigada y todo lo que quiero es dormir. Dudo que mi cuerpo en estas condiciones pueda pasar la noche en vela, lo lamento por las chicas y los chistes o películas que me perderé.

Mi celular vibra distrayéndome de las vistas de la ventana. Es una llamada entrante de Vane.

-Hola, bambi -respondo de inmediato.

-Hola, Val... ¿por dónde vienes?

-Estoy a unos veinte minutos de donde quedamos -veinte o treinta, soy mala en cálculos.

-Creo que me quedaré esperando a Selene, Yari se quedó en mi casa y ella no quiere esperar sola aquí. ¿Estás bien con que Mateo llegue solo por ti? -Ahora realmente quiero vomitar por la ansiedad. Sé que es lo mejor para Selene porque puede ser peligrosa la espera ahí aunque eso signifique pasar un buen rato a solas con Mateo.

-Está bien, Vane. Puedo manejarlo -le digo insegura.

-Perfecto. Te veo en un rato, ahora mismo Mateo sale hacia allá.

-Nos vemos -respondo preocupada. Tengo miedo de estar jugando con fuego.

Una vez llego a la estación de bus, desbloqueo a Mateo del Whatsapp para avisarle que estoy acá.

Mateo: Vaya, hasta que te tengo aquí de nuevo ;) Estoy en la misma esquina que nuestra primera vez. Te espero.

Mateo, Mateo... tan inmaduro o pervertido que ha logrado quitarme el sueño más de una vez. Estoy perdida. Tecleo una respuesta rápida antes de aventurarme a cruzar la calle.

Yo: Tan idiota como siempre. Llego en dos minutos.

Lo veré ahora mismo, estaremos a solas y en su carro durante una media hora. ¿Qué se supone que hablaremos? Llego a la puerta trasera, tiene llave. Le toco el vidrio del asiento de copiloto, lo baja indicándome que suba.

-Me iré atrás, Mateo -explico rodando los ojos.

-No seas ñoña, Val -baja del auto y lo rodea hasta llegar a mí-. Hola, muñeca -me saluda con un beso en la comisura de mis labios. Abre la puerta del carro-. Entra -señala.

Suspiro antes de adentrarme en el auto. Mateo viene decidido a coquetear. Cierra la puerta y camina de regreso a su asiento.

-Así que... ¿cómo estás? -pregunta con una sonrisa.

-Ahora mismo, incómoda. -me quejo mientras él ríe estirando una mano para alcanzar las mías. ¿Por qué tiene que verse tan sexy manejando?

-Estás nerviosa, no incómoda, muñeca -dice despacio. La verdad es que mi cuerpo entero tiembla ante su cercanía.

-Suéltame, Mateo -aleja su mano. Mi traicionera mente se está encargando de revivir todos los recuerdos de mi cumpleaños.

-¿Qué música te gustaría escuchar? -me encojo de hombros. La risa de Mateo provoca que despierten elefantes en mi estómago. Sin decir más, busca por varias emisoras y se detiene en la que está sonando Girls like you. Muy oportuno, Mateo, muy oportuno-. I need a girl like you -canta viéndome de reojo.

-¿Tú eres idiota o estás tratando de ser gracioso?

-Estoy tratando de decirte hasta con canciones que te quiero en mi vida -dice al tiempo que busca estacionar el carro-. Y ahora vamos a hablar, Val.

-¡Es que no hay nada de lo que debamos hablar! -se gira en su asiento para quedar frente a mí.

-Escucha, Valentina. Estás comportándote como una cobarde y esa no es la chica que conocí, tú eres atrevida, del tipo que enfrenta las situaciones, no de las que huye.

-No estoy huyendo -le aclaro. Por supuesto que lo estoy, me aterra sentirme tan atraída por él.

-¿Negarás que sales con ese tipo solo porque no quieres cargar con el hecho de que quizás influiste en que acabara mi relación con Sandra? Porque, Val, esa relación habría durado como mucho una semana más. No me acosté contigo por ser un hijo de puta de esos que traicionan y callan o que van y se hacen las víctimas o peor aún, de los que coleccionan nombres de las chicas que pasan por sus camas. Lo de nosotros fue algo espontáneo... y maravilloso -concluye.

-Me acabas de confesar que influí para que terminaras con ella -es todo lo que puedo decir. No es que me importe mucho la verdad.

-Muñeca, sabes bien que lo mío con Sandra no iba a ningún lado, no trates de torcer las  cosas porque la decisión de terminar con ella la tomé mucho antes de ti -coloca sus manos en mi cuello acercándome a sus labios. Quiero sentirlo, besarlo de nuevo, sin culpas, pero en ese preciso instante su celular suena con una llamada de Vane.

-No respondas -sugiero y es todo lo que necesito decir para que nuestros labios se fundan en un excitante beso. Lo deseaba tanto, todos mis sentidos se activan con nuestro contacto físico.

-Quédate conmigo, Val -susurra en medio del beso. Esas tres palabras me convierten en gelatina. Oh, Mateo, este juego me está llevando por un camino peligroso, pero esta es la auténtica Valentina loca e impulsiva que no se detiene a pensar demasiado en sus decisiones.

¡Tres capítulos esta semana!
Merecían una recompensa por los diez días que pasé sin actualizar :(

¡Estoy muy emocionada con todo lo que se viene!

Besos desde mi cómoda cama. 😘

¡No se olviden de sus estrellitas y/o comentarios si les gustó!

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora