XIV

9K 1K 127
                                    

—¿Qué se siente ser padre soltero?

—Un asco —pronunció sin vueltas, haciendo reír a su compañero—. No puedo obligar a Charo a querer a los niños, pero... Tampoco podía abandonarlos yo también.

—Deberías aceptar la ayuda de alguna de las mujeres.

—No, yo puedo solo, como lo he estado haciendo.

—Lyon, es mucho trabajo cuidar de dos niños. Y supongo que es más difícil, si no los quieres.

—No es que no los quiera, es sólo... Que no los buscaba, fui obligado a ser padre.

—Siempre puedes cambiar de opinión, y dejarlos en la guardería, junto a los otros niños.

Observó a sus dos hijos, de a penas seis meses. Los pequeños estaban jugando en el suelo de su habitación, sobre una alfombra colorida, rodeado de peluches y juguetes para bebés.

Uno había salido con el cabello rubio, y el otro de un color castaño, pero ambos compartían el mismo color de ojos de su padre.

—No, jamás podría hacer eso. Son un dolor de cabeza, duermen dos horas seguidas no más, ensucian más ropa que un perro feliz en el lodo, y me ponen de mal humor, pero son mis hijos. Sólo míralos —sonrió levemente—. Soy dichoso de tenerlos, no importa que tan difícil sea, sólo basta verlos sonreír, escucharlos reír. Ellos están bien, son felices. Reconocen mi voz, mi aroma, jamás podría dejarlos.

—Son niños llenos de vida, felices, eso no lo niego. Has hecho un buen trabajo.

—Gracias. Pero aún no entiendo, porque has venido Val.

—Sé que no debería decirte eso, ya que me lo pidieron, pero eres mi amigo. Ella volverá mañana.

—¿Quién? ¿De que hablas?

—De la doctora C, vendrá mañana. Parece ser que Stein necesita de unas declaraciones de ella. Sólo tiene permitido quedarse una semana, o menos. Todo depende de lo que le pidan.

—¿Y ella aceptó venir?

—Supongo que sí, porque ya se ha empezado con el operativo por su llegada. Y Stein ordenó preparar una habitación en el edificio central para ella.

Lyon lo pensó por un momento, y luego miró a sus hijos, suspirando.

—Tal vez ni debería acercarme a ella, después de todo, fue quien se fué. Tampoco creo que quiera verme.

—O tal vez sí. Ella sabe que tú vives aquí, y aún así, decidió venir.

—No puedo dejar a los niños solos.

—Llévalos contigo —pronunció con simpleza.

—¿Eres estúpido? Hace casi un año y medio no nos vemos, ¿Y me voy a aparecer con dos niños?

—Claro —rio—. Hola Cassie ¿Quieres ser la madre de mis cachorros? Quizás así me ayudes a cambiar mi humor de mierda.

—Idiota... No me quiso soltero, menos con mellizos —suspiró.

-o-o-o-o-

—Doctora Meyer, agradezco enormemente que haya aceptado mi invitación —sonrió Stein.

—Con cualquier cosa que pueda ayudar, lo haré —sonrió Cassandra—. Aunque no me ha quedado muy claro para que me necesitan.

—De hecho, nosotros queremos ayudarte a ti —le dijo Ximena—. Tenemos un inflitrado en la Synthetics Life, al ser un mimetista de última generación, no han podido detectarlo. De seguro lo conoces, ya que estuvo un tiempo contigo.

—¿Quién?

—Alejadro Isan.

—Ah, sí, creo que trabajó un mes con nosotros, pero luego fue transferido.

—Así es, logró recaudar información para liberación de ese laboratorio. Ahora está trabajado con el laboratorio 78.

—Pero han pasado meses ¿Por que no hicieron nada todavía?

—Lamentablemente, han cambiado la ubicación del laboratorio. Debido al último ataque, todos los meses mueven a los experimentos, y aun no logramos encontrar la ubicación real, de donde los tienen cautivos.

—Lo entiendo, pero aun no comprendo como me ayudarán a mí.

—Ciro, el verdadero nombre de Alejandro, nos notificó que te estaban buscando —explicó Stein.

—¿A-A mi? ¿Por qué? —preguntó con temor.

—Él lo propuso.

—¿Qué? ¿Por qué demonios hizo eso?

—Ya estaban sospechando de ti, Cassandra, de este modo, conocimos sus verdadera intenciones. Ellos creen que tú eras la infiltrada.

—¿Me matarán? Dios mío —exclamó sintiendo que su cuerpo se estremecía—. No estoy segura en mi casa, tampoco aquí.

—Eso ya no es así. Ahora podrá estar segura aquí —le dijo Stein—. Mi pueblo ya no es una amenaza para ti.

—Eso dijeron la última vez, y casi me violan y matan.

—Ya no es más así. Los machos potencialmente peligrosos, han sido exiliados.

—¿Hay humanos más aquí?

—Médicos, maestros, y algún que otro ocupando otros oficios.

—¿Y dónde viven?

—En una zona de residencia para humanos.

—¿Por qué están separados del resto?

—Así lo eligieron.

-o-o-o-o-

—Hola Doc. C, hoy seré su oficial a cargo —sonrió el castaño.

—¡Tanto tiempo! —exclamó abrazándolo—. ¿Cómo te llamas ahora?

—Valentín —sonrió divertido—. Soy el Dios del amor.

—Ese es Cúpido —rio divertida Cassandra.

—Pero Cúpido es horrible, así que preferí Valentín, aunque me llaman Val.

—Me gusta Val —le dijo la joven médica, comenzando a caminar junto a él—. ¿A dónde iremos?

—Quiero llevarla a conocer nuestra Nación, usted no la conoce.

—Val, no me trates de usted —sonrió—. Me haces sentir vieja.

—De acuerdo, ¿Pero puedo seguir diciéndole doc. C?

—Sí, o Cassie.

Llegaron hasta la zona de residencias, y la castaña sonrió observando a varios niños corretear por las veredas, riendo y jugando. Algo que realmente jamás esperó a ver, pero que sin lugar a dudas, le llenaba el corazón.

—Oye Val ¿Cómo se encuentra el bebé que rescaté aquella noche? ¿Él está bien?

—Sí, su nombre es Tyler, y se encuentra en perfecto estado de salud. Ahora vive en la guardería, junto a otros niños que no tienen padres.

—¿Por qué no los adoptan? Es muy cruel que vivan allí. Es importante que los niños tengan padres, para un buen desarrollo.

—Lamentablemente, las parejas no quieren cuidar de los niños, prefieren vivir ahora sus vidas, como personas libres, y... Hay algunos pequeños que han sido adoptados por las parejas humanas que llegaron aquí. Ya se imagina, los bebés son los que más pedían. Pero puedo asegurarles que esos niños están bien, se los ven muy felices.

—Igual creo que deberían tener padres.

—¿Un mamá también es importante?

—Por supuesto.

—Oye Doc, antes de seguir nuestro paseo, recordé que debo darle un mensaje a un amigo. ¿Me quiere acompañar?

—No sé si será buena idea... Hay muchos que no me querían aquí.

—Creame, él es uno de los que la aprecian —sonrió divertido.

...

83/Lyon -Rebelión #1-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora