83/Lyon -Rebelión #1-

XVII

"Lo siento Stein, me salió un imprevisto, no podré ir esta noche.".

¿Un improvisto?

"Sí, había olvidado que tenía algo que hacer."

¿Qué es más importante que la reunión con los líderes de los distritos?

"Pasaré la noche con alguien."

Leyó la conversacion una y otra vez, preguntándose con diablos pasaría la noche. ¿Con quién estaba? ¿A quién había conocido? Si ella pasaba todo el día con él, estaba siempre con él.

Él era el único hombre en su vida.

Sus ojos de gatos se afilaron peligrosamente, pensando en el macho que estuviera con ella. A menos, que fuera un androide.

Respiró profundo, y recuperó la compostura, tendría una reunión con los miembros más importantes de su nación, no podía lucir alterado.

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—¿Y entonces? —preguntó mordiendo una fresa.

Ambas estaban con mascarillas faciales, pasando una noche de chicas. Cassandra le estaba pintando las uñas de las manos a la morena, mientras le contaba de antiguas experiencias amorosas.

—Lo dejé, por mucho que lo amaba, comprendí que nuestra relación era mala.

—¿Y él lo aceptó fácilmente? ¿No se opuso?

—Los primeros días intentó reconquistarme, hacerme cambiar de opinión, pero al final, me dejó ir.

—Pues eso no me pasará a mi —le dijo tomando otra fresa—. A Stein le daría lo mismo si yo renuncio o no. De seguro, buscaría rápidamente otro reemplazo —pronunció deprimida, metiéndose toda la fresa en la boca.

—Si tanto daño te hace ¿Qué es lo qué te gusta de él?

Tomó un sorbo de malteada, bajando la fresa.

—Me gustan sus ojos, tan expresivos. Amo verlo sonreír, o cuando está molesto, o confundido —reconoció con ensoñación—. Es tan tierno, que lo único que quiero, es comermelo a beso.

Cassandra sonrió divertida, escuchándola.

—Pero... Luego recuerdo lo que hace con todas esas mujeres, y... Es un dolor fuerte que me da en el pecho. Él siempre tiene relaciones con mujeres de su especie, tal vez no está interesado en mí, porque soy un androide —le dijo con desdén.

—Es un estúpido si no puede valorar la gran mujer que eres. No te merece, Ximena.

—Si supieras... Como me estremece su voz, su risa. Como me eriza la piel, de sólo pensar en escucharlo gruñir mi nombre, y no el de esas mujeres. Lo que daría... Por que se fijara una sola vez en mi.

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Se aclaró la garganta, llamando la atención de sus compañeros. Aunque no la de su líder, quien estaba al pendiente de su celular.

—Creo que podemos dar por finalizada la reunión de esta noche ¿No te parece, Stein? —preguntó elevando la voz al nombrar al muchacho, para sacarlo de su trance.

—Eh, sí, sí. Lo siento, hoy ha sido un día largo para mi, y me siento algo cansado —se disculpó el rubio.

—Sí, se nota que estás perdido sin Ximena —sonrió con burla uno de los muchachos.

—Hoy era su día libre —se excusó Stein.

—Que bueno que le des un día libre a esa pobre muchacha. También tiene una vida, ni pareja la debes dejar tener así.