¿Conviviendo con Francesco Bernoulli Y McQueen? :v

Unas Disculpas.

-¡Alejate Satanás!- Retrocedi un poco al ver como avanzaba más, agarré con firmeza el objeto en mis manos.

-Vamos McQueen, baja esa sartén- Dijo rodando los ojos, seguía avanzando hacia mi peligrosamente.

-¡Nunca!- Dije antes de esquivarlo y salir corriendo. Bernoulli sonrió malicioso antes de seguirlo.

~McQueen, Amore ven aquí~ Lo escuché canturrear.

Aquí se preguntarán, ¿Que carajos sucede? Pues después de hacerle esa "Pequeña broma a Bernoulli...." ¿Cual? Pues, teñirle el pelo creo que no fue buena idea, no se vengó ahí mismo. Espero dos días para recién venir con su color de pelo natural, lo único que hizo fue verme con una rara sonrisa y no ha dejado de seguirme desde entonces.

~McQueen~ Se escuchaba cerca, podía escuchar sus pasos entrar a la habitación. Mordi mi labio para evitar hacer ruido alguno, segundos después sus pasos se alejaron lentamente de la habitación. Pude soltar todo el aire que había comprimido.

En ese momento me moví solo un poco y la ropa cayó haciendo algo de ruido, la puerta se abrió mostrando la sonrisa victoriosa del castaño.

-Mierda- Solté. En unos minutos me encontraba golpeándole la espalda pero al parecer era inmune a ello, no decía nada desde que me saco del ropero.- ¡Suéltame, Bernoulli!- Seguía pataleando como niño pequeño pero no me soltaba, me tenía como si fuera un costal de papas.- ¡Bernoulli!

Estábamos caminando por el pasillo cuando pasamos por Krystrel quien tenía los audífonos puestos, cuando nos vio se los saco.

-¡Kris, cariño ayúdame!- Suplique.

Ella asintió.

- Ni lo intentes, Krystel- La voz del castaño la detuvo, estando apunto de noquearlo con una sartén que no se de dónde sacó.- Te daré una bolsa de papas y el tomo de Kuroshitsuji que quieres si te vas a tu cuarto.

-Meh, lo siento ma'. No hagan mucho ruido- Soltó la sartén aventando la por ahí, se puso sus audífonos.

-¡Krystrel, traidora!- Grité y entro a su habitación.- ¡Francesco, Suéltame!- Volví a patalear.- ¡Bájame!- Me solto no, me aventó a la cama solo cerré los ojos por el golpe.

Lo miré mal.- ¡Idiota, que te pas- No se en que momento pero ya lo tenía encima mío, el nerviosismo y pánico me invadió, puse mis manos en su pecho tratando de alejarlo.- Hey, e-esto ya n-no es gracioso...

-¿Piensas que estoy jugando, McQueen?- Susurró al oído estremeciendome. Lamió el lóbulo de mi oreja, mientras que sentía mi cara arder.

¿Que mierda le pasaba?

Trate de empujarlo con mis manos pero no se movía para nada.

-¡Francesco!- Volví a empujarlo, el me miró y yo solo sentí como me encogía ante su mirada. ¿Que mierda?.- M-Muevete- Balbuceó sintiéndome aún más nervioso, desvíe la mirada.

No me atrevía a mirarlo, si lo hacía mi corazón comenzaba a latir como loco, más de lo que está ahora.

Cerré los ojos al ver que movía su mano, sentí como acariciaba suavemente mi rostro, soltó un suspiro y ya no lo sentí. Su peso en la cama, escuché sus pasos alejándose sin antes decir.

-Lo siento- Murmuró para salir de la habitación.

Abrí los ojos encontrándome con la habitación vacía, se había ido dejándome solo. Llevé mi mano hacia mi pecho sintiendo como mi corazon latía con fuerza, podía aún sentir su caricia en mi mejilla.

¿Que le pasó?
¿Porque se alejó?

¿Porque me siento así?

Yo...
Debería estar, seguir enamorado de Sally, ella es mi novia pero... No se que me pasa, con Francesco es... Diferente.