Capítulo 4

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Narra Ana

Abrí los ojos lentamente al sentir la respiración de Miriam sobre mi cuello. Me sorprendí al ver a Miriam tumbada encima mía, abrazándome y notando su respiración pausada. Sonreí tontamente, me encantaba tenerla así. No recordaba cómo Miriam había acabado encima mía, pero supuse que se abría movido hasta acabar encima mío.

La miré y pasé una mano por su pelo, enredando mis dedos en sus rizos delicadamente. Después acerqué mi nariz a su pelo y respiré su aroma. Me encantaba el olor de su champú, algún día le diría que me lo dejara.

Bajé las manos lentamente por su cuerpo, tapado únicamente por su ropa interior. Las moví de arriba a abajo por su espalda, acariciándola. No me podía creer que este momento era real y que había dormido una noche con ella.

Miriam se removió por mi cuerpo y se acurrucó más a mí, escondiendo su cabeza en el hueco de mi hombro. Al instante sentí sus labios sobre mi piel y acabé soltando un largo suspiro. Me volvían loca los besos en el cuello, pero que fuera Miriam quién me los diese me encantaba todavía más.

Sentí la sonrisa de Miriam sobre mi piel, después me abrazó más fuerte y comenzó a moverse ligeramente, debido a la risa.

-¿Por qué te ries ahora? Pareces una loca.

-La loca lo serás tú. - dijo mirándome. - Porque estás loquita por mí.

Rodé los ojos y Miriam me dio un beso en la mejilla, muy cerca de los labios.

-Venga, canaria, no lo puedes negar.

-¿Y tú? Eres tú la que has dormido abrazada a mí durante toda la noche.

-Tenía frío, ya te lo dije.

-Eso es una excusa. Atrévete a decirlo. ¿No eres una leona? - dije divertida.

Miriam sonrió de lado y puso sus piernas a cada lado de mi cintura, dejándome debajo suya. Después colocó una mano a un lado de mi cabeza y con la otra me acarició la mejilla. Tragué saliva y Miriam acercó su cara a la mía, dejando nuestros labios separados por muy pocos centímetros. Mi mirada bajó instintivamente a sus labios. Miriam me miró intensamente y abrió su boca ligeramente.

-¿Qué es lo que no me atrevo a decir, canaria? - susurró Miriam en mi boca.

Rodeé su cintura con mis piernas y pasé mis manos alrededor de su cuello. Trás un esfuerzo moviendo mi cuerpo hacia un lado, conseguí cambiar de posición nuestros cuerpos colocándome encima de Miriam.

-Que estoy... Que estás - rectifiqué rápidamente - loca por mí y por besarme.

Miriam soltó una carcajada y sonrió. Colocó sus manos por mi cintura y tocó mi camiseta.

-Te queda muy bien, mejor que a mí. - dijo mirándome de arriba a abajo. - Aunque creo que estarías mejor si ella.

-No cambies de tema.

-Si que te interesa mi respuesta. - dijo levantando una ceja.

Junté mis labios a los suyos hasta que se rozaron.

-Más de lo que tú piensas. - susurré.

Miriam se mordió el labio y bajó sus manos lentamente hasta llegar a mi culo. Lo apretó con sus manos, pegando mi cuerpo al de ella. Conseguí que mi boca no se moviera ni un centímetro para que no llegara a besar a Miriam, sin embargo no conseguí reprimir un gemido.

Sentimientos Encontrados | WariamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora