Capítulo 33

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Narra Miriam

-¿Qué? Espera, ¿cómo que te vas? - pregunté atónita.

-Sí, Miriam... Me voy a Tenerife.

-Pero, ¿por qué? ¿Qué ha pasado?

Ana se mordió el labio inferior y me miró con lágrimas en los ojos. La miré preocupada.

-¿He hecho algo yo, Ana?

-No, amor... No es culpa tuya... Es...

Pero antes de que me dijera nada, me abrazó con fuerza, escondiendo su cabeza en mi cuello y rompiendo a llorar.

Rodeé su espalda con mis brazos y la apreté contra mí con fuerza.

No me podía creer que siempre nos pasara lo mismo. Que siempre que estábamos genial, todo se estropeaba.

Escuché los sollozos de Ana y cogí su cara entre mis manos con cuidado. Le sequé las lágrimas con mis pulgares y la besé con dulzura.

-Ana... Cuéntame qué ha pasado para que te tengas que ir...

-Es mi madre... - dijo con dificultad. - Está ingresada en el hospital. Le han detectado una enfermedad y está muy grave... Tengo que ir, lo siento.

Abrí los ojos cuando la escuché y viendo cómo estaba a punto de derrumbarse de nuevo.

-Ey, ey, Ana. No sientas nada, ¿vale? Claro que tienes que ir, es tu madre. No te preocupes por mí, en serio.

-Pero Miriam... Estamos super bien y ahora...

-No pasa nada, Ana. Lo importante es la salud de tu madre. Ve, ¿vale?

-Pero, es que Miriam, me siento tan mal...

No la dejé continuar porque la callé con un beso. Yo tampoco quería que la canaria se fuese, pero entendía perfectamente que se volviera a Tenerife por su madre.

Nos separamos despacio. Había intentado que hubiera sido un bonito momento para recordar y querer vivirlo de nuevo siempre, pero al final había sido uno que a ninguna de las dos nos gustaría volver a revivir.

-¿Cuándo te irás? - pregunté.

-No sé... Creo que el finde que viene, antes tengo que hacer los exámenes, aunque me gustaría ir antes por si mi madre...

La miré con pena. Me dolía volver a tener que separarnos, pero haría lo posible por ir a visitarla algún día. Seguramente Ana me necesitaría muchísimo durante todos esos días y yo iba a estar allí para apoyarla e intentar sacarla una sonrisa.

-Te voy a echar mucho de menos, amor.

-Y yo a ti, no sabes cuánto. - dije abrazándola. - De todas formas no me voy a separar de ti en toda la semana.

Ana rió y me dio un beso. La miré y sonreí. Jamás querría separarme de la canaria. 

-Estaré siempre ahí para lo que necesites, lo sabes, ¿no?

Sentimientos Encontrados | WariamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora