Capítulo 5

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Narra Ana

Cuando me largué de casa después de lo que me había soltado Miriam, caminé sin ningún rumbo. Agoney vino corriendo detrás mía y me paró. Cuando estuve enfrente de él, me lanzé a sus brazos y rompí a llorar. Él me acarició la cabeza con delicadeza y me abrazó de vuelta, pero con mucha más fuerza. Al separarnos, me cogió la cara entre sus manos, secando mis lágrimas con sus pulgares, y me beso en la frente.

Joder, que suerte tenía de que fuese mi primo.

-¿Qué ha pasado, primita? ¿Quieres hablar de ello? - preguntó mi primo preocupado.

-Llévame a casa, por favor... - dije en un hilo de voz.

Él asintió con la cabeza y entrelazó su mano con la mía. Llamó a un taxi, que no tardó en venir. Nos sentamos en la parte trasera del coche y apoyé mi cabeza en su hombro. Ago giró su cabeza y me dio un beso en la mejilla. Agradecía que esperase hasta llegar a casa para contarle todo.

No tardamos en llegar. Nos despedimos del taxista y subimos corriendo a nuestra casa. De nuevo mis tíos no estaban, por lo que estábamos solos. Nos metimos en mi habitación y me tumbé en la cama. Mi primo se sentó en el borde de mi cama, al lado mío. Me miró ladeando la cabeza y yo me incorporé y me senté correctamente.

-¿Qué ha pasado, Ana?

Suspiré, creo que no estaba preaparada para volver a pensar en lo que había pasado.

-No lo sé exactamente. Ya no sé que pensar.

-Intenta explicarte, Ana. Así no voy a poder ayudarte, ni Miriam me ha querido contar.

-Es que no sé. Hay días que parece que Miriam esté loca por mí y no se quiere separar, pero luego hay otros en los que me ignora.

-Amiga, ella es así.

-Ya, pero me molesta. ¿No se puede aclarar?

Agoney rió y se encogió de hombros. Rodé mis ojos y le miré, seria.

-Vale pero, ¿me puedes decir qué ha pasado esta mañana?

-Bueno, esta mañana casi follamos.

-¿¡Qué!?

-Bueno, a ver, no exactamente. Tan solo nos estábamos toqueteando y tonteando un poco... Después llamaron al timbre y fui a abrir. Era el hermano de Miriam. Me contó que venía a decirla que fuera un día a casa, que sus padres estaban preocupados. Creo que discutieron, porque su hermano se fue un poco enfadado y disgustado a la vez. Fui a verla e intenté que me contara algo de aquel tema. Creo que no debí preguntarla porque enseguida me atacó. Discutimos y... Me dijo que no me necesitaba, que no era su amiga y que lo de antes había sido un calentón sin sentido...

-Joder, Miriam se ha pasado.

-No, en realidad tiene razón. Nos conocemos desde hace unos días, no soy su amiga.

-Ana, - dijo mi primo cogiéndome de las manos. - no la hagas caso. Sé de sobra y conociéndola que para ella eres su amiga, aunque ella te diga lo contrario.

Suspiré y le miré con los ojos llorosos. Haber recordado aquella escena me había dolido mucho.

-Yo solo quería ayudarla con su familia, Ago, nada más.

Sentimientos Encontrados | WariamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora